‘Petty. La biografía’ de Warren Zanes

Y llegó la esperadísima traducción de Petty. La biografía (Neo-Sounds) de Warren Zanes. Hacía un tiempo que la misma había sido un éxito editorial en Estados Unidos por su calidad y por acercarse a un personaje como Petty, descubriendo algunas cuestiones que no se conocían. El fallecimiento de Petty el pasado 2 de octubre fue un duro golpe para los aficionados y aficionadas al Rock and Roll y leer la obra de Zanes aporta nuevas luces para comprender no sólo la trascendencia de Petty, y de los Heartbreakers, sino la complejidad y las luces y, especialmente, las sombras que rodeaban a esa figura. Zanes, que había sido integrante de The Del Fuegos, Doctor en Estudios Visuales y Culturales por la Universidad de Rochester y que dirige la Rock and Roll Forever Fundation de Steven Van Zandt, asumió directamente el encargo del propio Petty de escribir su biografía. Zanes lo hizo con una metodología cualitativa, a través de decenas de extensas entrevistas con muchos de los compañeros y compañeras de viaje de Petty y con el propio protagonista. Y Zanes consigue construir un relato interesante en el que explora las paradojas del mito en que se convierte Petty, sus luces y algunas sombras, y todo ello sin caer en la perspectiva del fan reconocido que es Zanes, incluso habiendo sido telonero de ellos en los ochenta.

Con una escritura ágil y fluida, Zanes nos lleva a su infancia, adolescencia y juventud en la Florida natal de Petty, su compleja relación con su padre y el impacto de una familia desestructurada que le marcará de por vida. Además, el descubrimiento del Rock and Roll por parte de un joven Petty y cómo irá entrando en el circuito local de Gainesville, en una historia ya vista en otros casos y cómo ese proceso fue su salvación. Los inicios complicados, la formación de Mudcrutch, su primera banda importante a la que se dedica un buen número de páginas, el traslado de la banda a Los Angeles y su matrimonio con Jane Benyo en 1974, así como su paternidad temprana, marcarán la primera parte del libro, donde vamos conociendo las raíces del mito.

Y luego llega el trabajo duro, la espera, las casualidades y los golpes de suerte para que Tom Petty & The Heartbreakers se conviertan en un éxito. La necesidad y el peso de estar en una banda está presente a lo largo del libro, pero también es una de las cuestiones que dejan más sombras ya que Zanes no se guarda muchas cosas en relación a la gestión de la banda. Especialmente relevante es el peso que tiene Stan Lynch, batería original que fue despedido en 1994, y que no se corta al cuestionar la deriva de Petty y los Heartbreakers. Pero también hay que poner en valor la relación con Mike Campbell, el eterno segundo de a bordo y que, quién sabe, su carrera se vio entorpecida cuando no negada directamente por su fundamental rol en la banda y en la carrera de Petty. Es una elección de Campbell, no cabe duda, pero también una grandísima muestra de lealtad. Pasan el resto de los Heartbreakers, exceptuando el fallecido en 2003 Howie Epstein, que fue expulsado de la banda en 2002 por sus problemas con las drogas, y que también protagoniza uno de los momentos en que podemos cuestionar a Petty cuando ni Campbell ni él asisten a su entierro, aunque ambos tratan de explicarse. Y es interesante las relaciones que entabla Petty con Stevie Nicks, George Harrison, Jeff Lynne, Rick Rubin, etc. Transversalmente, Petty parece una figura que está negociando constantemente con diferentes roles, por un lado el líder de una formación tan exitosa y, por otro, como integrante de un matrimonio fallido y responsable de una familia que en parte reproduce modelos que llevan a Petty a su infancia, encontrando aquí algunos de los momentos más duros de Petty.

Todo esto estalla en una tercera parte del libro que es de las más ágiles y que reveló cómo Petty sucumbió a la adicción a la heroína. El desmoronamiento de su matrimonio con Jane Benyo, que había caído en una importante enfermedad mental, la presión y gestión del éxito, las dinámicas internas de la formación y casi dos décadas sin parar llevaron a Petty a una buena parte de los noventa como un periodo negrísimo. La irrupción de Dana York, con quien se casa en 2001, la reestructuración de los Heartbreakers y un nuevo enfoque más pausado de su carrera, llevaron a Petty a un periodo de estabilidad y en paz consigo mismo tras intentar superar, y en buena medida hacerlo, esas difíciles situaciones, aunque su fallecimiento y las causas del mismo mostraban en parte el impacto de esa presión.

Petty. La biografía no hará sólo las delicias de los seguidores y seguidoras de Tom Petty & The Heartbreakers sino que las de cualquier aficionado o aficionada a la música. No sabemos si Zanes se dejó cosas pero, como hemos señalado, este libro nos sirve para adentrarnos en una figura clave del Rock and Roll norteamericano, así como representa un época que ya no volverá, en eso coincidimos sin duda con Zanes. Lamentablemente, Petty nos dejó hace unos meses y su huella seguirá estando ahí, en esa mirada melancólica que nos transmitía desde su icónica imagen.

No dejar de emocionarse con ‘Wildflowers’ de Tom Petty

Han pasado unas pocas semanas desde el fallecimiento del gran Tom Petty, concretamente el 2 de octubre. En Los Restos del Concierto ya le rendimos su cumplido homenaje pero nos apetecía centrarnos en uno los discos que más nos gustan de Petty, el Wildflowers de 1994. Aquel fue el segundo disco que Petty firmaría sin los Heartbreakers, aunque algunos de ellos participarían. Este hecho ya había ocurrido en 1989 con el exitoso Full Moon Fever que contenía dos hits como ‘I Won’t Back Down’ y ‘Free Fallin’, y que produjeron Jeff Lyne, Mike Campbell y el propio Petty, y en el que participaron George Harrison, Roy Orbison y Del Shannon. La tercera vez que Petty se embarcó en solitario fue en 2006 con Highway Companion, un trabajo más minimalista en el que únicamente estuvieron presentes Lyne y Campbell. Pero nos tenemos que quedar con Wildflowers, un trabajo sobresaliente y que se caracterizaba por una mezcla entre la luminosidad y el tono más crepuscular de algunos de sus temas, que se impone en el conjunto, pero que no pierde esa vertiente de rock sureño y de raíces con una fuerte presencia de las acústicas y que transmitía cercanía. Petty venía de triunfar por todo lo alto con Into the Great Wide Open (1991) y había publicado un Greatest Hits (1993). Petty buscó para la coproducción a todo un Rick Rubin (que repetiría en los dos siguientes discos de Petty con los Heartbreakers), sin olvidar al fiel Campbell. Además, allí también aparecían los Heartbreakers Benmont Tench, Howie Epstein (que dejaría la formación en 2002) y el propio Campbell. Además, sería el primer trabajo de Steve Ferrone a la batería con Petty, ingresando al año siguiente en los Heartbreakers. Y también participaría en el disco el percusionista Lenny Castro, además de Carl Wilson (Beach Boys) y Ringo Starr. En definitiva, que casi era un disco de Tom Petty & the Heartbreakers.

El comienzo era para una maravilla como ‘Wildflowers’, un medio tiempo precioso con una melodía fantástica y la presencia de esas guitarras acústicas. ‘You Don’t Know What It Feels’ tiene un tempo diferente, el toque de la armónica le da una gran personalidad y su ritmo es sincopado pero tiene fuerza. ‘Time to Move On’ es otro de los grandes temas del disco, una melodía imbatible, un slide guitar de la mano de Campbell y esa batería de Ferrone en un segundo plano. ‘You Wreck Me’ la compone junto a Campbell, cambia el ritmo, es más rockera y encaja en los patrones de Petty, siendo una gran canción. Pero con ‘It’s Good to Be King’ vuelve a adoptar un tono más nostálgico y melancólico, con el piano de Tench como protagonista y con la voz de Petty sobresaliente. ‘Only a Broken Heart’ tiene un punto más Pop y un carácter más minimalista. Y la primera mitad se cierra con una ‘Honey Bee’ más dura, unas guitarras más pesadas y con unos riffs también marca de la casa.

La segunda parte comienza con la más minimalista y acústica ‘Don’t Fade On Me’, un sonido más vinculado al de raíces norteamericanas, también coescrita por Campbell. ‘Hard On Me’ adopta un tono más crepuscular, triste si se quiere. Recupera energías con ‘Cabin Down Below’, protagonismo de nuevo para el piano y vinculación al Rock & Roll más clásico, otra de las grandes influencias de Petty, que cambia el registro de su voz. ‘To Find a Friend’ es otra de las cimas del disco, influencias dylanianas con el toque de Petty. Y en ‘A Higher Friend’ retorna a su sonido más clásico, más animada y explosiva y que no le falta de nada, desde la armónica hasta el órgano de Tench. ‘House in the Woods’ por el contrario tiene un punto más amargo en su sonido, especialmente el transmitido por las guitarras y por la propia voz de Petty. Pero en el final encontramos otras dos joyas como son ‘Crawling Back to You’, una canción de tono Pop pero melancólica y con guitarras crepusculares, y la brutal ‘Wake Up Time’ que se inicia con el piano, con esas cuerdas en un segundo plano, y que te deja ese poso nostálgico y melancólico.

Wildflowers fue un disco muy bien valorado por la crítica y al que siempre hay que volver. Más de veinte años después, sigue sonando fresco. Petty volvió a demostrar lo gran compositor que era y en aquel momento no cabe duda que estaba muy inspirado. Un disco al que no le sobra ninguna canción, una maravilla, todo un clásico.

Adiós a Tom Petty, icono del Rock norteamericano

La noticia ha llegado como tantas otras a través de las Redes Sociales. Te pones a trabajar un rato y miras Facebook, lo primero que salta son imágenes en el muro de gente de Tom Petty. Ves que ha sufrido un ataque al corazón y que no se sabe mucho de su estado. En alguna página web aparece que está crítico. Pocos minutos después, los muros de muchos amigos y amigas aparecen con imágenes o vídeos despidiendo a Petty. Pero hay mucha confusión, Petty sigue vivo, ha sufrido un fuerte ataque al corazón y su estado es crítico. Parece que hay una mínima esperanza a la que agarrarse, pero sólo por unas horas. Finalmente, Petty no puede superar el ataque y fallece a la edad de sesenta y seis años.

Cuesta horrores hablar de Tom Petty en pasado. Petty era, y es, un icono del Rock norteamericano de raíces, pero iba más allá. Seguramente, aunque para los aficionados de su música sí que lo está (y yo lo firmo), se situaría un pequeño escalón por debajo de Springsteen, Dylan y Young, pero es que Petty era todos ellos juntos y más. Quedarnos en el Rock de raíces norteamericanas y sus derivaciones hacia el Blues, el Country o el Rock sureño sería limitarnos. Petty consiguió una personalidad propia y un sonido inconfundible, y seguramente ese es una de sus claves, con esas guitarras tan características, ese uso de la acústica, y esas melodías que le entroncaban con otra de sus influencias como era el Pop de The Beatles. La música de Petty era cercana, carecía seguramente de una cierta épica lo que la hacía muy terrenal, te llegaba por ese camino. Podía ser luminosa y nostálgica, acompañada por una voz también característica. Además, Petty daba la imagen de buen tío, como el colega de la pandilla que no es el líder pero que está en ese segundo plano y que desempeña un papel fundamental, y algo de eso se vio en aquella maravilla de proyecto que fue The Traveling Wilburys junto a Dylan, George Harrison, Roy Orbison y Jeff Lyne.

Petty nació en Florida en 1950 en un hogar muy humilde y desestructurado. La música sería una vía de salida para un Petty, impactado por Elvis Presley, fundando Mudcrutch en 1970 junto a los que serían sus compañeros de por vida en los Heartbreakers, el guitarrista Mike Campbell y teclista Benmont Tench. En 1976, ya como Tom Petty & the Heartbreakers, debutaría con un disco homónimo, completando la formación con Ron Blair al bajo, que volvería a la formación en 2002, y Stan Lynch a la batería. The Heartbreakers era otra de esas bandas fundamentales para un artista, el músculo que desarrollaron era enorme y su nombre alcanzó la relevancia de una E Street Band o unos Crazy Horse. Petty y su banda darían un salto cuantitativo y cualitativo con su tercer disco, Damm the Torpedoes (1979), entrando en una década de los ochenta en la que irían consolidándose. A su vez, en 1989 publicaría el primero de sus tres discos en solitario, aunque Campbell siempre estuvo ahí, el exitoso Full Moon Fever, coproducido por Jeff Lyne y que supondría otro salto en su carrera. Además, son los años de Traveling Wilburys. Petty no iba a dejar nunca a The Heartbreakers, en 1991 habían incorporado a Scott Thurston, que también iban a vivir tensiones internas con la salida de Lynch en 1994, siendo sustituido por Steve Ferrone, y del bajista Howie Epstein en 2002, que fallecería un año después.

En los 90, Petty es un artista de primer nivel en Estados Unidos, mucho más desconocido en Europa aunque la presencia de temas suyos en películas de éxito le dotaban de un cierto reconocimiento, sin olvidar su trabajo de 1991 Into the Great Wide Open con todo un hit como ‘Learning to Fly’ (ahí lo conocimos muchos). Aunque su discografía desde entonces es más irregular y espaciada, siete discos en dos décadas y media, aunque hay momentos esplendorosos como su segundo trabajo en solitario, el tremendo Wildflowers (1994), siempre tenía cosas que ofrecer. Además, Petty reactivaría Mudcrutch publicando dos discos con esa formación. Pero su fuerza se encontraba en un directo que, lamentablemente, nunca pudimos ver en España y que era muy esperado.

Nos ha dejado Tom Petty, una noticia terrible para los aficionados de la música Rock. Un artista que atesora grandísimos discos y canciones que hace tiempo que eran leyenda, comenzando con ‘American Girl, ‘I Won’t Back Down’, ‘The Waiting’, ‘Refugee’, ‘Rebels’, ‘Learning to Fly’, ‘Free Fallin’, ‘I Need to Know’ y un largo etcétera que se pierde. Petty sería una gran influencia en el redescubrimiento del Rock norteamericano de raíces a partir de la segunda mitad de los noventa, así como en todo lo que se llamó ‘Anericana’, pero llegaba más allá. Un legado de valor incalculable al que seguiremos acudiendo en los días buenos y malos porque Petty siempre estaba ahí y seguirá.