The Jayhawks, «Back Roads and Abandoned Motels»

Por sorpresa acaba de llegar hace unas semanas el nuevo disco de The Jayhawks, décimo disco de estudio y segundo tras la segunda partida de Mark Olson en 2012, a continuación del irregular Mockinbird Time (2011). Sucede al notable Paging Mr. Proust (2016) y no es exactamente un disco de novedades ya que nueve de los once temas de Back Roads and Abandoned Motels, grandísimo título, son canciones grabadas por otros artistas en sus discos, fruto de la colaboración de Gary Louris en la composición de las mismas. Hay temas que se hicieron para Dixie Chicks, Jakob Dylan, The Wild Feathers, Ari Hest, Carrie Rodríguez, Emerson Hart y Scott Thomas, cerrándose el disco con dos temas nuevos. Pero, este proyecto, que podría parecer como un poco de «relleno», alcanza una luz propia muy destacada porque el tratamiento que hacen The Jayhawks de estas canciones les lleva a otra dimensión, siendo un trabajo que funciona desde las primeras escuchas y que, a pesar de venir de diferentes lugares y ámbitos, acaba contando con una gran coherencia. Obviamente, no es un disco a la altura de sus grandes obras pero sí que supera las entregas anteriores, rendidos a un sonido más clasicista, con esas melodías, esos juegos de voces y una emoción a flor de piel. En el disco también hay protagonismo para Karen Grotberg y Tim O’Reagan, que cantan cada uno dos temas. Marc Perlman permanece fiel al bajo y se incorpora John Jackson, haciéndose cargo de violín, mandolina y guitarras, dejando la formación Kraig Johnson en 2016. Un disco para degustar y que, a continuación, analizamos.

Comienza con Grotberg a la voz principal, lo borda, en una locura como es «Como Cryin’ to Me» en la que el tono Soul destaca con esos vientos, en una canción elegantísima y con un estribillo arrollador. El comienzo sigue destacado con «Everybody Knows», un tema interpretado muy en clave de los Jayhawks más clásicos, con esas acústicas del comienzo y una gran melodía, jugando con las armonías vocales Louris y Grotberg. O’Reagan asume el protagonismo a la voz principal en la fantástica «Gonna Be A Darkness», una canción muy melancólica, un medio tiempo de lujo con la presencia destacada de la mandolina y el piano, y sobresaliendo de nuevo la forma de conjugar las diferentes voces. El nivel del disco se mantiene en lo más alto con la emocionante «Bitter End», presencia de mandolina y violín para un sonido más Folk en un tema que te envuelve. «Blackwards Women» retorna otra vez a los Jayhawks más clásicos pero sonando con gran frescura y yendo «in crescendo» con esos estribillos y esos grandes coros que conforman los integrantes de la banda. «Long Time Ago» es un tema más pausado, con Tim O’Reagan a la voz principal y los apoyos de Grotberg y Louris en los coros, un medio tiempo precioso y de enorme delicadeza.

«Need You Tonight» es una canción más predecible pero muy emocionante, con un punto épico que le lleva a la emotividad. Karen Grotberg vuelve a tomar el protagonismo a la voz en «El Dorado» en el que retorna el toque Soul suave, incluido ese piano suyo tan característico. «Bird Never Flies» es más acústico e intimista, con Louris apoyándose de nuevo en el contrapunto de la voz de Grotberg. Los dos temas compuestos por Louris para el disco lo cierran, el primero es «Carry You to Safety», muy melancólico y de enorme tristeza, y el segundo es una barbaridad, bajo el título de «Leaving Detroit» aparece un tema imbatible, muy melancólico también, con esa forma de cantar de Louris, especialmente en el comienzo, y con los coros de nuevo destacando junto al piano de Grotberg.

Un fantástico disco el que nos han presentado The Jayhawks en este 2018, un disco que, en apariencia, estaría formado por retales pero que cuenta con una personalidad propia y que le convierte en lo mejor que han grabado desde Rainy Day Music (2003). Una gozada de trabajo para disfrutar una y otra vez.

 

 

Gary Louris y su único disco en solitario: «Vagabonds»

Cuando a finales del año 2017 nos planteamos discos que cumplían aniversarios que nos apetecía rescatar en este 2018, uno de los que apareció en primer lugar fue el debut, y único disco en solitario, del gran Gary Louris, publicado en 2008 bajo el título de Vagabonds. Es curioso que un tipo como Louris, con más de tres décadas de carrera y numerosas inquietudes, no se haya prodigado más en solitario. Siempre bajo el paraguas de The Jayhawks, de los que hemos hablado en numerosas ocasiones, con diferentes etapas, en breve analizamos su último trabajo, implicándose en proyectos como el lamentablemente poco conocido Golden Smog, o colaborando con numerosos artistas y bandas, Louris se lanzó en solitario en un momento en el que The Jayhawks estaban en un parón que parecía definitivo. Para entonces, The Jayhawks habían alcanzado el lugar que merecían, aunque no deja de ser uno de esos casos en los que llegaron tarde. A comienzos del siglo XXI, el «Americana» se había convertido en la tendencia dominante en el Rock ‘N’ Roll y no había entrevista en el que las nuevas bandas y artistas no señalasen como influencia en los primeros puestos a los de Minnesota. Justicia poética se diría pero tardía porque The Jayhawks, que habían marcado el camino en la primera mitad de los noventa, no existían ya tras el cierre de la banda en 2004, un año después del excelso Rainy Day Music, del que ya hablamos aquí en su momento con motivo de su quince aniversario. Louris, que por entonces pasaba largas temporadas en España, había grabado con Golden Smog el fantástico Another Fine Day (2006) y el EP Blood on the Slacks (2007), ambos producidos por Paco Loco, y que también fueron el cierre de ese supergrupo en el que estaban Dan Murphy (Soul Asylum), Marc Perlman (The Jayhawks), Chris Mars (The Replacements) o el propio Jeff Tweedy, entre otros. Por lo tanto, Louris tenía tiempo para dar salida a nuevas composiciones, aunque luego los acontecimientos se precipitarían de forma insospechada. Pero el comienzo del año 2008 nos traería un disco intimista, muy acústico, pero sin olvidar algunos instrumentos como el pedal steel, y con grandes composiciones.

Para la producción de Vagabonds, Louris se puso en manos de todo un Chris Robinson (The Black Crowes) y en el disco colaboró Susana Hoffs y aparecía como músico de estudio un todavía desconocido Jonathan Wilson, así como otro integrante de The Black Crowes, el teclista Adam McDougall que había entrado en la formación en 2007 y que en la actualidad continúa con Robinson en su banda Chris Robinson Brotherhood. Igual la decisión de contar con Robinson en la producción puede llamar la atención porque, a pesar de los puntos en común, también hay importantes diferencias con el sonido de Louris, pero no es menos cierto que es una producción muy ajustada. «True Blue» abre Vagabonds, un inicio precioso con ese punto del piano, una canción muy tipo Jayhawks con el pedal steel incluido. «Omaha Nights» es más rockera, esas guitarras son más poderosas, aunque no deja de lado un tono crepuscular. Y «To Die a Happy Man» es muy acústica e intimista, especialmente en su comienzo, destacando de nuevo la presencia del pedal steel. «She Only Calls Me on Sundays» recupera ese colorido crepuscular pero tiene una vertiente espiritual que se manifiesta en los coros especialmente, tirando más hacia el lado del Country. Por su parte, «Well Get It By» es una canción que podría haber incluido en cualquier disco de The Jayhawks, es uno de los mejores temas de todo el disco con unas melodías preciosas y en la que destacan las armonías vocales.

La segunda parte comienza con la más pausada y ambiental «Black Grass» pero que cuenta con un tono alegre y optimista, con un final también en la línea espiritual. «I Wanna Get High» desciende un poco el nivel del disco, sonidos más endurecidos, un toque incluso sombrío. Por su parte, «Vagabonds» es de 10, un tema precioso con esa armónica del comienzo, una melodía melancólica, los coros de Hoffs y la inclusión de Robinson como contrapunto, una gran canción. «D.C. Blues» por su parte es de nuevo crepuscular, con el pedal steel cobrando protagonismo, mientras que el final es para la delicada «Meandering», una canción emocionante y melódica, muy acústica, con el protagonismo de las guitarras acústicas.

Louris todavía daría más noticias en ese 2008, muchas de ellas inesperadas. Estuvo de gira y en junio lo pudimos ver en el Antzokia bilbaíno y, gran sorpresa, se produjo la reunión de la formación clásica de The Jayhawks, la del imbatible Tomorrow the Green Grass (1995), que nos llevó al Azkena vitoriano ese septiembre. Y, si por si no fuese suficiente, Louris y Mark Olson publicarían Ready for the Flood a finales del 2008, además de un EP con temas más acústicos de Vagabonds. De nuevo producido por Chris Robinson, el disco parecía abrir la esperanza de nuevo material de The Jayhawks que todavía tardaría en llegar unos años, concretamente sería en 2011 con el menor Mockingbird Time, abandonando de nuevo Olson a comienzos de 2012 la formación. Volviendo al disco de Olson y Louris, también se caracterizó por un tono más acústico y creo que sus canciones están por debajo de lo ofrecido por Louris en Vagabonds. Igual las expectativas eran elevadas pero no acabo de funcionar tanto como nos hubiese gustado. Gary Louris no se ha vuelto a prodigar en solitario, a cambio nos ha devuelto un retorno de The Jayhawks en muy buena forma.

 

 

 

Nat Simons, «Lights»

Que la música de raíces norteamericanas ofrece en nuestro país una serie de artistas y bandas de gran calidad es un hecho. Morgan, Salto, Joana Serrat, Frank…la lista es muy amplia y se añade a la misma Nat Simons, la madrileña Natalia García Poza. Simons ha grabado su segundo disco, el que no ocupa bajo el título de Lights, tras debutar en 2013 con Home on High y haber publicado en 2015 el EP Trouble Man. No cabe duda que Lights es un disco con el que Nat Simons da un importante salto. Primero porque la calidad de las canciones es muy alta y, segundo, porque a los mandos de la producción se pone todo un icono de la música norteamericana como Gary Louris, que también participa en el disco poniendo voces y guitarras en algunos temas. Simos se fue hasta Carolina del Norte para grabar este trabajo y sin duda se empapó de ese ambiente que se transmite en el mismo. Un disco que tiene todo el sabor del buen Country – Folk, melodías armoniosas, canciones que entran a la primera escucha, melancolía y una voz fantástica como es la de Nat Simons. Hay muchas segundas voces y ese inevitable pedal steel en varias canciones.

La primera parte del disco es muy destacada con un inicio como «Endless Summer Road», una canción cristalina con esos coros que remiten a The Jayhawks, no podía ser de otra manera, y ese pedal steel, pero en el que destaca la voz de Simons arropada por las guitarras acústicas. En «People» abraza el Country – Rock más potente en la línea de Nikki Lane por ejemplo, una canción tremenda de gran fuerza y con un estribillo pegadizo, sobresaliendo en esta ocasión las guitarras eléctricas. La pausa regresa para la melancólica «The Way It Is», una de las canciones que más transmite de todo el disco, con esas acústicas de nuevo como protagonistas. En «Desire» deriva más hacia terrenos el Blues más sureño y se dirige a terrenos más Pop – Rock con la notable «You Just Can’t Image», un tema que funciona bien gracias a una melodía bien construida.

La segunda parte va a tener un perfil más íntimo, los temas no van a ser tan eclécticos y se van a basar en gran medida en la creación de atmósferas, por momentos muy cercanas a las propuestas por Joana Serrat. Así, en «Happiness» comienza de forma delicada y sencilla, con poca instrumentación, pero a partir de los dos minutos y treinta segundos el tema se acelera. «Into the Woods» es una canción muy intimista y ambiental, su voz toma el primer plano, y tiene un claro componente acústico. En «Golden Feather» no abandona esa línea pero le aporta un sonido más contundente. Y en «Crazy for You», enmarcado en la dinámica anterior, toma el protagonismo el pedal steel. El disco se cierra con uno de los mejores momentos de Lights, «No One Compares», un medio tiempo que nos remite de nuevo a The Jayhawks con Nat Simons jugando con su voz en una canción que va ascendiendo.

Nat Simons nos ha convencido con su propuesta en este Lights, un disco que bebe de las fuentes del sonido norteamericano de raíces y con todo un Gary Louris en la producción. Pero Nat Simons también tiene su personalidad propia, unas grandes canciones y una preciosa voz.