The Wild Feathers: «The Wild Feathers»

the-wild-feathers-extralarge_1373389984803

Un ejemplo más de la joven y revitalizada música norteamericana de raíces es esta nueva banda que debuta con disco homónimo. Tras una primera impresión podemos asimilar su sonido a un cruce entre los Jayhawks y los King of Leon, quizás con un mayor acercamiento al country clásico. Lo cierto es que demuestran talento para componer excelentes melodías y ello les ha llevado a firmar su primer disco con una gran compañía y trabajar con John Jay Joyce en la producción (The Wallflowers, Emmylou Harris).

El disco es bastante homogéneo en cuanto al nivel de las composiciones y, como ya he comentado, suena con absoluta fidelidad a la tradición americana por lo que es de suponer que con el tiempo irán personalizando su sonido hasta diferenciarse más de otros músicos de su género.

El inicio es demoledor con Backwoods Company que, junto a The Ceiling son los acertados sencillos; dos enérgicas canciones con unos épicos crescendos que los acercan al rock sin abandonar las botas camperas. En American se convierten en unos ruidosos Jayhawks, no en vano está coescrita por Gary Louris y siguen destacando sus logrados juegos de voces. Le siguen los ritmos country de I can have you y Tall boot. A la rockera y bailable The Ceiling le siguen la balada Left my Woman, que intercala hasta tres intérpretes y la más lograda I´m alive en la que de nuevo resuenan los añorados Jayhawks y que les sirve para demostrar su pericia con los medios tiempos. Hard Wind suena a pura e inmensa América y al rock más eléctrico con el gran solo de guitarra que la cierra y da paso a otras dos pegadizas baladas, If you don´t love me y la hermosa Hard Times con unos excelentes juegos de voces. El disco se cierra con los ligeros ecos de Springsteen de Got it Wrong y el piano de How, su canción más lenta, que nos despide a ritmo de soul.

Con su cuidada imagen (quizás demasiado) y el enorme talento que despliegan en su debut, los Wild Feathers lo tienen todo para triunfar. Ninguna de las canciones de este disco es desechable y a su vez cuenta con hits más que evidentes que les deberían procurar el éxito más o menos inmediato que esperamos se vea refrendado a lo largo de una carrera brillante.

 

León Benavente: «León Benavente»

leon-benavente

Primer trabajo de este grupo de aventajados músicos, bautizados en un trayecto de autovía, que se conocieron formando parte de la banda de Nacho Vegas (aunque también han tocado para Tachenko o Schwarz además de la carrera en solitario del vocalista Abraham Boba). León Benavente han llegado sin hacer ruido pero su música presagia sonoros éxitos que ya parecen haber empezado, y es que en su disco de debut se hace notar un talento, un reposo y una independencia que solo cabe explicarse desde la experiencia.

Su propuesta musical es oscura; a menudo se asimila su sonido al de Joy Division, pero son un claro producto de la escena independiente nacional trenzado con los mimbres del rock clásico (con el añadido de un sintetizador Farfisa manejado por Boba que les dota de un toque ochentero), una formación básica de la que extraen un sonido crudo y potente.

Apenas tiene desperdicio este trabajo que arranca como un tiro por el camino que marcan la guitarra de Luis Rodríguez y el bajo de Eduardo Baos en “Ánimo, valiente” y que sigue con acierto en “Las hienas” y “Estado provisional”. Con “La palabra” derrochan la máxima energía del disco para continuar con la inicialmente pausada “Década”. La parte final sobrevuela con acierto la reivindicación y el desconsuelo: aparece Irantzu Valencia (La Buena Vida) en la bella y descriptiva “La gran desilusión” para continuar con otro de los mejores temas en “Rey Ricardo” y cerrar el disco con “Revolución” y, sobre todo, “Ser brigada” con Cristina Martínez (El Columpio Asesino), un cierre álgido que nos despide recargados de la energía necesaria para volver a enfrentarnos a la realidad circundante.

Porque mención aparte merecen las letras, dominadas por la claridad y la valentía de unos textos que tratan del momento y el lugar en el que nos ha tocado vivir con indirectas menciones críticas e incluso reivindicativas sobre los que no es fácil encontrar referencias en otras bandas actuales.

León Benavente han llegado con brillantez, deseamos que para quedarse, y con la contundencia de un trabajo de enorme calidad que sin duda estará entre lo mejor del año, dejando bien claro desde este primer paso cual es el camino que quieren recorrer. Y desde aquí nos ofrecemos a seguirlo.

Mark Mulcahy, ‘Dear Mark J. Mulcahy, I Love You’

Mark Mulcahy - Dear Mark J Mulcahy I Love You«Dear Mark J. Mulcahy, I Love You» es uno de esos discos que te encuentras en la vida y te alegran el día. Mark J. Mulcahy no es una estrella, ni siquiera pertenece a la segunda línea del rock y sus aledaños. Con una larga carrera a sus espaldas, al frente de bandas como Miracle Legion y Polaries, Mulcahy cuenta con una impresionante nómina de admiradores y amigos entre lo más granado del rock. Incluso, nuestro admirado Nick Hornby incluyó uno de sus temas en su maravilloso libro «31 Songs» (2002), del que algún día tendremos que hablar. Además, la historia de Mulcahy también es trágica porque en 2008 falleció su esposa, dejando huérfanas a unas gemelas de tres años. Para ayudarle, acudieron grandes amigos como Thom Yorke (Radiohead), Fran Black (Pixies), Michael Stipe (REM), The National, Dinosaur Jr., entre otros, que realizaron un disco interpretando sus temas, «Ciao My Shining Star. The Songs of Mark Mulcahy» (2009), atentos al precioso y elocuente título.

Mark Mulcahy nos ofrece un disco bonito, una colección de once temas que gravitan entre el rock, el pop luminoso, y un cierto toque folk que le da un mayor atractivo. Hay también tiempo para cuerdas y flautas, todo ello con la presencia continua de las guitarras acústicas. Melodías poderosas que jalonan todo el disco, comenzando por «I Taketh Away» y «Everybody Hustles Leo». «She Makes The World Turn Backwards», «Let the Fireflies Fly Away» (me encanta este título) y He’s a Magnet» están entre lo más destacado del disco, desprendiendo una gran vitalidad. Uno de los pocos momentos pausados lo ofrece «My Rose Colored Friend», pero con «Bailing Out on Everything Again» recupera el pulso anterior, con un punto de pop inglés.

El disco va terminando con la más lenta «Badly Madly»; la beatleliana «Poison Candy Heart»; la maravillosa y dulce «The Rabbit», una canción que vas interiorizando y te va calando; y la también destacable «Where’s the Indifference Now?», que tiene un toque a The Jayhawks de «Hollywood Town Hall» (1992) y sus primeros discos, siendo seguramente el tema que más se escora al folk.

No conocíamos a Mark Mulcahy y hace ya casi diez años que me leí «31 Songs» de Nick Hornby, y no lo recordaba, pero ha sido una gratísima sorpresa, muy recomendable. Un toque de vitalidad, que siempre viene muy bien.