The Hives y Lisa & The Lips incendian El Rioja y los 5 Sentidos

Palacio de los Deportes, Logroño (La Rioja), El Rioja y los 5 Sentidos, 13 de septiembre de 2014

RIOJA-HIVESDebemos reconocer nuestra sorpresa cuando El Rioja y los 5 Sentidos anunció el cartel musical de su edición de 2014 y ver que estaba la banda sueca The Hives, que tuvo su momento en la década pasada y que es uno de los grupos suecos más relevantes de este periodo junto con Mando Diao. Nos parecía un lujo y más al anunciarse que serían teloneados por Lisa & The Lips, el combo alternativo de los líderes de The BellRays, Lisa Kekaula y Bob Vennum. Teníamos dudas sobre la capacidad de atracción de este estimulante cartel en una ciudad y región como las nuestras en relación con la música, que daría lugar para un ensayo. A las 21:00, y con las luces encendidas del Palacio de los Deportes (que nos sigue pareciendo el mejor escenario para los conciertos en Logroño y que solicitamos que vuelvan allí los de Actual), con el calor de esta veraniega primera quincena de septiembre, no había mucho movimiento, aunque algo se intuía en el ambiente que podía pasar. El Palacio iba adquiriendo un buen aspecto y con casi media hora de retraso salieron al escenario Lisa & The Lips.

Con Lisa Kekaula tomando el control, con su incuestionable carisma, y una banda acoplada, con sección de viento incluida, y muy compenetrada y engrasada, Lisa & The Lips ofrecieron un concierto desbordante, enérgico y soberbio. Con músicos virtuosos y lanzados, y con Vennum pegando brincos a la guitarra, convencieron con un repertorio en el que mezclaban el soul y el garage rock, aunque en algunas ocasiones escorado al primero. Lisa & The Lips nos dejaron con ganas de más porque fue un disfrute y vimos una banda con canciones y actitud.

Para entonces, la pista del Palacio presentaba muy buen aspecto, sin apreturas. The Hives salieron a escena con sus trajes, impecables con sus chaquetas blancas y pantalones negros, y desde el inicio arrollaron a un público que estaba entregado de antemano. El garage rock de The Hives, ampliado a la paleta del punk, se basó en el carisma de su frontman, Pelle Almqvist, que se comunicó continuamente con el público en castellano y en inglés, en algunos momentos resultó agotador; en sus dos guitarristas, destacando Nicholaus Arson; y la sección rítmica, donde Chris Dangerous impuso su velocidad a la batería. Aquello fue un no parar de grandes temas, donde destacaron los procedentes de su disco más exitoso, ‘Tyrannosaurus Hives’ y canciones tan impactantes como ‘Have to Say I Told You So’ o ‘Main Offender’, mientras que Almqvist seguía llevándose al público de calle.

En definitiva, dos conciertos que dejaron al público exhausto y con ganas de más. Un acierto de la programación y de El Rioja y los 5 Sentidos. Que se repita.

De ‘Once’ a ‘Begin Again’

begin_again-cartel-5630En 2007, una pequeña, muy pequeña, película irlandesa llamada Once, logró colarse entre los fenómenos cinematográficos del año. Escrita y dirigida por John Carney, estaba protagonizada por Glen Hansard y Markéta Irglová, a la postre pareja artística y en la vida real. La película era una delicia y le rendimos un pequeño homenaje en nuestro artículo de hace unos meses dedicado a Glen Hansard. El mayor premio que logró este trabajo fue el Óscar en 2008 a la mejor canción original, que recayó en la maravillosa ‘Falling Slowly’, de los dos protagonistas de la película. La carrera de Hansard sufrió un importante salto cualitativo, aunque la relación en la vida real entre los dos protagonistas se rompió (como refleja el documental ‘The Swell Season’), e incluso Once se convirtió en un musical. Con un guión perfecto, unas interpretaciones naturales, una magia transmitida en prácticamente todos sus planos, algunas escenas sencillamente magistrales, y una banda sonora también imbatible, dejaba la carrera de Carney con una cima muy difícil, por no decir imposible, de alcanzar. Una película mágica, que enamoraba con su primer visionado. De hecho, Carney sólo filmaría otra obra pequeña, circunscrita al ámbito irlandés, titulada Zonad en 2009. Y es de imaginar que tras el éxito de Once no le faltarían ofertas. De esta forma, llegamos a Begin Again.

Tras ver Begin Again, y animado por el gran artículo sobre la película de Juanjo Ordás en Efe Eme, que suscribo prácticamente en su totalidad, tocaba comparar ambos trabajos. Y es que es imposible no hacerlo, tanto en cuanto todo nos remite a un Once mainstreamizado. Carney había tardado mucho tiempo en volver a dirigir y tampoco es sorprendente que cayese en la tentanción de hacerlo, legítimo por otra parte. Ya el propio cartel de Begin Again nos lleva a Once, así como su historia y desarrollo. Carney repite esquemas y hasta algunas escenas. Eso sí, los cambios son manifiestos. Allí no hay un grupo de desconocidos sino actores y figuras de primer nivel: la protagonista Keira Knightley, que cumple a la perfeccción con el papel de pizpireta pero humillada soñadora; el gran Mark Ruffalo, sobreactuado pero simpático productor-disquero devastado; el inefable Adam Levine (Maroon 5), en un grimoso papel; y entre los secundarios la eficaz Catherinee Keener y los músicos Mos Def y CeeLo Green. Obviamente, el Dublín de Once, nostálgico y poco agradecido, es sustituido por el New York de postal, por mucho que lo queramos vender de otra cosa. Es lo que tocaba.

¿Y qué nos encontramos?, pues una película que vuelve al esquema caída/redención, y que funciona. No pasará a la historia del cine, y no es Once, pero Carney sabe tocar unas teclas que emocionan, especialmente en la parte central de la película, y de forma muy hábil. ¿Y de la Banda Sonora qué?, pues no es tampoco Once pero hay canciones que funcionan. Knightley canta algunas canciones, y no lo hace mal. Levine también se marca unos temas, como no podía ser de otra manera. Pero si en Once era Hansard mayormente el encargado de los temas, aquí el peso cae en un ‘mercenario’ de esas tareas como Gregg Alexander, junto a otros compañeros en la misma línea. Alexander tuvo un ‘one-hit wonder’ allí a finales de los 90 con su grupo llamado New Radicals y ‘You Get What You Give’, y desde entonces compone canciones para una artistas y bandas de todo tipo y condición, que no vamos a reproducir. Alexander parece haberse estudiado bien ciertas fórmulas porque es capaz de poner al servicio de Begin Again unos temas pop que también funcionan, especialmente en la voz de Knightley.

Begin Again ha recibido críticas de todo tipo e incluso se le ha acusado a Carney de ‘venderse’, pero también ha habido valoraciones positivas. Con Begin Again sales del cine con una sonrisa y puede que tatareando algunas de las canciones (sí, incluso alguna que canta Levine…), pero es un Once sin ángel, un sucedáneo de Once, sin su magia y espíritu, pero es que el nivel estaba muy alto. (Atención Spoiler) Por lo menos, Carney prescinde del típico ‘happy end hollywoodense», y eso que tenía varias opciones, pero se agradece.

John Fullbright, ‘Songs’

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El título del segundo disco de este joven de Oklahoma es tan simple y conciso como sus declaradas pretensiones musicales: hacer buenas canciones. Ya en From The Groun Up (20012), su primer trabajo de estudio que le proporcionó una nominación al Grammy al mejor álbum de Americana, se adivinaba el tamaño de su precoz talento y en este segundo lo confirma con una intimista colección de canciones que increíblemente compuso antes de cumplir los veintiséis años. Las inevitables comparaciones con grandes de la canción americana (Townes Van Zandt o Randy Newman son los más referidos) comienzan a apabullar para una carrera que acaba de empezar, pero no cabe duda de que las composiciones de Fullbright responden a una reposada asimilación de la mejor música tradicional americana.

El tono melancólico y confesional del disco se aprecia desde Happy, primer y sencillo corte a pesar de ser unos de los más instrumentados. Ya en la preciosa When You’re Here toma posesión del piano y nos brinda una interpretación vocal cuyo fraseo, al igual que en She Knows, recuerda al elegante Rufus Wainwright. En Keeping Hope Alive recupera la guitarra para transitar la senda abierta en su día por Damien Rice. Until You Were Gone es junto a Going Home la más evidente aproximación al country aunque en ambos casos lo hace con discreción, en Write A Song y All Yhat You Know se despoja de arreglos y ralentiza el tempo en la única compañía de la guitarra eléctrica y el piano wurlitzer respectivamente. Recompone la banda para el destacado y relativamente animoso folk de Never Cry Again y la brillantísima balada que es The One That Lives Too Far. El disco termina con la acertada adaptación del tema tradicional High Road  y el breve cierre con el omnipresente piano de Very First Time.

Es posible que los halagos con que fue recibido su disco de debut se repitan e incluso se multipliquen en este segundo pero no parece fácil que vayan a desviarle del camino recién emprendido. Son muy emocionantes algunas de estas canciones y sorprende el aroma añejo que las envuelve, como si hubieran sido escritas por un veterano cargado de experiancias dispuesto a emprender el camino de vuelta, pero lo cierto es que no es así y desde aquí nos felicitamos de que su trayectoria no haya hecho más que empezar.