M. Ward, ‘More Rain’

descargaEn el año 2009 me gustó muchísimo el disco de M. Ward Hold Time, un disco que confirmaba al de Oregon como uno de los referentes del indie norteamericano, donde también había espacio para el Americana, el Folk y ese estilo tan Lo-Fi que ha llevado más allá en su proyecto con la actriz Zoodey Deschanel, She & Him, con la que también ha grabado cinco discos. Desde Hold Time, además de She & Him, M. Ward formó parte también de Monsters of Folk, el grupo formado por Jim James (My Morning Jacket), Conor Oberst (Bright Eyes), Mike Mogis y Will Johnson, que sólo publicaron un disco en 2009. Igualmente, también ha estado colaborando con otros artistas y ha producido el nuevo trabajo de Mavis Staples, en breve en Los Restos del Concierto. Su única referencia en estos años como M. Ward fue en 2012 A Wasteland Companion, que se me quedó en el tintero. Así que retomo la música de M. Ward con el recuerdo de aquel ya lejano Hold Time, y me encuentro de nuevo con esa música con su personalidad clara, jugando entre canciones más intimistas y casi desnudas con otras más dinámicas, que están entre las mejores de este notable disco. Disco muy atmosférico y ambiental, no ha escamitado en colaboraciones M. Ward, por aquí pasan Mike Mogis (Bright Eyes), Scott McCaughey (The Young Flesh Fellows, REM, Tired Pony, etc.), Neko Case, k.d. lang y Peter Buck (REM), que participa con su Rickenbacker y su mandolina en dos temas.

Tras una breve introducción ambiental, ‘[More Rain]’, ‘Pirate Dial’ comienza de forma intimista y casi acústica, para dar paso a un tramo más eléctrico con el más ruidoso ‘Time Won’t Wait’, donde pone las voces Neko Case, y uno de los mejores temas del disco como es ‘Confession’, atentos a ese toque de trompeta, un tema más guitarrero. ‘I’m Listening (Childs Theme)’ deriva hacia el Lo-Fi, un medio tiempo que no acaba de levantar, al igual que la más dinámica ‘Girl From Conejo Valley’, que parece aportar más de lo que consigue, un tema que se le va cayendo.

Gana con las escuchas ‘Slow Driving Man’, un tema minimalista que también no parece acabar de cerrarse. ‘You’re So Good To Me’ es una versión de The Beach Boys que M. Ward se lleva a su terreno, con un punto muy acústico, destacando el estribillo y los coros. Otro de los mejores temas del disco es ‘Temptation’, fantástica canción con un estrillo que engancha, de nuevo aportando un toque de trompeta que le da otra dimensión. En ‘Phenomenon’ parece volver a quedarse a medias en un tema también tranquilo, levantando claramente el final del disco con la minimalista y preciosista ‘Little Baby’ y la animadísima ‘I’m Going Higher’, para mí también de los mejores temas de todo el disco.

More Rain, un disco que nos devuelve a M. Ward en plena forma cuatro años después de su última entrega, un trabajo que no descubre nada nuevo seguramente, pero con varios temas relevantes y siempre con esa atmósfera otoñal y melancólica.

Chris Stapleton, ‘Traveller’

descargaTraveller (2015) fue el exitoso debut de Chris Stapleton, un disco que se convirtió en número 1 del Billboard y estuvo nominado a un varios Grammys recientemente, imponiéndose en dos de ellos, además de lograr otros reconocimientos y premios. Stapleton ya había compuesto algunos temas para gente tan diversa como Adele, Alison Krauss, Tim McGraw o Sheryl Crow, además de contar con una carrera con otras bandas. Su debut discurre por el cauce del Country más clásico pero va más allá. En el mismo hay lugar para el Bluegrass, el Blues, el Southern Rock, e incluso la imponente voz de Stapleton se deriva en algunos momentos hacia sonidos más Soul y espirituales. En Traveller encontramos un disco muy homogéneo que no baja apenas el nivel, con bastantes temas muy relevantes.

El inicio es la bellísima ‘Traveller’, un medio tiempo con todo el sabor del Country, con el Pedal Steel imponiéndose, y con la voz de Morgane Stapleton, esposa de Chris que será también un apoyo fundamental en otros temas del disco. ‘Fire Away’ sigue por la senda del Country clásico, que comienza de forma lenta y que luego crece de forma intensa en el estribillo. ‘Tennessese Whiskey’ es uno de los dos temas que no compone Stapleton, que se va incluso en algún momento hacia terrenos más Soul, siendo una balada muy lograda donde su voz rompe. Otra de las grandes canciones del disco es ‘Parachute’, que es más del Southern Rock, una canción fantástica y de las más conseguidas de todo el trabajo. ‘Whiskey and You’ es una balada muy desnuda y minimalista, consiguiendo la voz de Stapleton nuevos matices. En ‘Nobody Blame’ se va de nuevo hacia el Country Rock, aunque es un tema menos logrado, lo mismo que la balada ‘More of You’, de nuevo acompañado por Morgane, otro tema con poco apoyo instrumental y muy delicada.

Recupera el tono de nuevo con el medio tiempo ‘When the Stars Come Out’, otro tema que va creciendo a medida que avanza, una canción muy visual que se apoya de nuevo en Morgane y en el Pedal Steel. Tampoco le acaba de funcionar otra balada de carácter intimista como es ‘Daddy Doesn’t Pray Anymore’, cosa que sí que ocurre con la más Blues ‘Might As Well Get Stoned’, con Stapleton llevando la voz hacia otros derroteros. ‘Was It 26’ es la segunda canción que no compone Stapleton y su gente, otro tema Country Rock con los elementos más visuales del género. También más cercana al Blues es ‘The Devil Named Music’, otro tema más lento con armónica. El final queda para los toques Southern Rock de ‘Outlaw State of Mind’ y para la tremenda y descarnada balada de tonos Blues ‘Sometimes I Cry’.

Disco muy interesante este Traveller, Chris Stapleton se convierte en una de las voces más representativas del Country Rock actual, aunque se abre a otros estilos cercanos, dando lugar a un trabajo que entra fácilmente y que va ganando con las escuchas.

James, ‘Girl At The End Of The World’

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No siempre con buenos resultados, pero parece que vivimos un revivalismo de algunas importantes bandas británicas de los ochenta y noventa; si el año pasado Blur o The Charlatans regresaban a un excelente nivel, en este ya han presentado discos Suede y Primal Scream, a lo que hay que unir el reciente anuncio del regreso de Kula Shaker o Travis y la más que posible reunión de los Stone Roses.

James parace que nunca se han ido, de hecho excepto un paréntesis entre 2001 y 2007 no han dejado de grabar desde el lejano 1981 de su formación, aunque a partir del ‘Pleased To meet You’ de 2001 sus publicaciones no han sido todo lo afortunadas que cabe esperar de una banda con su trayectoria. Ensalzados en sus inicios por el mismísimo Morrisey y objeto de una especial veneración en su país, son de los pocos supervivientes de las tres últimas décadas de la música británica, atravesando indemnes el ‘madchester’ o el ‘brit-pop’ y abanderando el ‘indie’ durante lustros hasta que a principios de siglo su marca empezó a languidecer a pesar de los sucesivos intentos de revitalización.

Ese parece ser el sino del combo de Manchester en los últimos años: inyectar energía a su música y hacerlo a través del volumen y el acercamiento a la electrónica y el dance en un intento desesperado e innecesario por rejuvenecer su propuesta. Aún se puede atisbar su habilidad para las melodías y el vitalismo pop en muchas de sus canciones, pero no deja de extrañar la excesiva dependencia de la electrónica en una banda compuesta por siete miembros en la que las guitarras y los vientos siempre han sido parte importante de su personalidad.

Ya desde el inicio de este disco dejan bien claras sus intenciones: una brillante línea de bajo nos despista antes de dar paso a los primeros atisbos electrónicos de Bitch y la anodina To My Surprise. De lo mejor del disco es su primer sencillo Nothing But Love, intenso y reconocible y en el que retoman la ilustre colaboración de Brian Eno. Una sobredosis de discoteca lastra la destacada Attention en otro intento por insuflar energía por la vía de la electrónica. Dear John no enseña nada nuevo y la sencillez de Feet Of Clay funciona. A pesar del excesivo volumen de los arreglos la voz de Tim Booth sobresale en Surfer´s Song y en Catapult apenas destaca la línea de bajo. Las excesivas capas de sonido y volumen ocultan la voz en la fallida intensidad de Move Down South. Alvin y Waking anticipan sin novedad el cierre con la fórmula de pop puro y sencillo que mejor conocen en Girl At The End Of The World.

Con este nuevo material vienen a confirmar la idea ya entrevista en sus anteriores trabajos: que sus mejores años van quedando atrás y que, pese a contener retazos de su incuestionable talento, puede que no hayan escogido los mejores medios para continuar aportando a su excelente repertorio, al valioso legado que Tim Booth y compañía han conformado en treinta y cinco años de carrera y que incluye algunos himnos ineludibles del pop británico independiente de las últimas décadas.