‘Come Back’ de Pearl Jam

81bfeb6709a03b010f771110.LQuizás haya razones para que el disco homónimo de Pearl Jam, el del aguacate (horrible portada), sea uno de los peor valorados de su carrera, pero eso no significa que sea un mal disco. Al contrario, se trata de uno de sus  trabajos más directos, lleno de crudeza y energía sonora, que gana con el tiempo y en el que los de Seattle hablaron más claro que nunca de la realidad social y política de E.E.U.U. y del mundo en general, quizás contagiados por la reciente gira «Vote For Change» que, junto a otros importantes artistas norteamericanos, habían realizado para promover el relevo de Bush hijo en la presidencia de su país.

La canción menos política del disco puede ser este Come Back, de hecho quizás desentone un poco entre canciones como World Wide Suicide, Unemployable o Army Reserve por su temática sentimental y por su lenta cadencia dentro de un álbum básicamente acelerado y ruidoso, pero esta balada llena de nostalgia enseguida se apodera de su propio espacio en el listado, como más tarde lo hará en las fases más íntimas de sus conciertos.

Tímidos aires soul empapan de inicio este tema sencillo y emocional que relata una soledad difícil de sobrellevar, y que crece con parsimonia hacia el rock de guitarras para culminar en un emocionante solo de Mike McCready que cierra la canción junto a la voz desatada de Eddie Vedder. Un ejemplo claro de la versatilidad de la que son capaces estos veteranos rockeros cuya discografía es aconsejable repasar de vez en cuando para, más allá de sus numerosos temas de éxito, desempolvar otros que no lo han sido pero que igualmente merecen ser reconocidos.

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Whitney, ‘Light Upon the Lake’

descargaYo no quería, de verdad, no quería. Dentro de poco contaremos también la historia de cómo conocí este disco, Light Upon the Lake, el debut de un joven duo de Chicago llamado Whitney (Julien Ehrlich y Max Kakacek), y que se hace acompañar por numerosos músicos. Y es que sí, que los del Pitchfork los ponían muy bien, y sí, que escuchar canciones como ‘Golden Days’ o ‘No Matter Where We Go’ les daba una oportunidad, pero…pero la voz de Julien Ehrlich…no podía, no podía, ese falsete…vaya…no me acababa de cuadrar lo más mínimo. Y las melodías estaban bien y te resistías y entonces escuchas ‘No Woman’ y tu resistencia cae. Sí, pensaréis que soy débil, pues sí, lo soy. Y allí que me fui y el disco de Whitney, ese mismo que habías dicho que no, porque la voz del cantante te chirriaba una barbaridad, pues se convirtió en otra de tus compras de esta aventura. Y aunque no hay una canción tan buena como ‘No Woman’ en todo el disco, era imposible, el conjunto de Light Upon the Lake se sostiene bien, pero también es cierto que abusan de una fórmula, esos inicios suaves o más desnudos para ir creciendo posteriormente, y que la voz de Ehrlich no acaba de encajar en algunos temas, aunque como decía anteriormente, es una opinión personal.

De lo que no cabe duda es que el inicio con la tremenda ‘No Woman’ te gana, es un medio tiempo que te va meciendo, y que tras el inicio más acústico irá creciendo especialmente las cuerdas, y también con los vientos, cerrando de nuevo de forma acústica. ‘The Falls’ es un tema más animado y acelerado, con un punto más psicodélico, que de nuevo va ganando en la segunda parte, pero donde igual la voz de Ehrlich encaja peor. ‘Golden Days’ es otra de las canciones destacadas de todo el conjunto, nos remite al inicio pero también cuenta con su personalidad. Más de corte clásico resulta ‘Dave’s Song’, que vuelve a comenzar en acústico y que luego avanza con las guitarras, aportando la sección de viento un contrapunto muy atractivo. Y siguiendo la línea anterior, pero con mayor carga melancólica, aparece ‘Light Upon the Lake’, para mí uno de los temas que más ganan con las escuchas.

La segunda parte del disco no baja el nivel, ‘No Matter Where We Go’ tiene fuerza y contundencia pero sigue sin encajarme la voz. ‘On my Own’ queda como rara, no convence, está menos conseguida a pesar de ese tono ‘campestre’ que le quieren dar. ‘Red Moon’ es un tema instrumental que está muy bien, el protagonismo es para la trompeta que aporta una visión más jazzística si se quiere. Y para el final una de las sorpresas de todo el disco, ‘Polly’, no saliéndose del esquema que manejan, pero con una segunda parte muy bien armada con las secciones de cuerdas y vientos. El final les queda más flojo con ‘Follow’, un tema que de nuevo parece ganar puntos en la segunda parte pero se queda a medias.

No sabemos dónde llegará esta banda, lo que está claro es que, en mi caso, superando la barrera que me genera la voz de Ehrlich, tiene buenos temas, aunque también es cierto que pueden pecar de cierta reiteración. Y, insisto en que es mi visión, la voz puede acabar agotando. Pero nos quedamos con canciones como ‘No Woman’, un lujo.

Sarah Jarosz, ‘Undercurrent’

descargaHemos descubierto hace poco tiempo, y contaremos pronto cómo, a esta joven cantautora de Austin (Texas), con su disco Undercurrent, publicado hace unas semana. Es el cuarto trabajo de una artista joven, veinticinco años, que ha ido logrando grandes críticas aunque no sale de un circuito bastante reducido. Pero nos encontramos con una Sarah Jarosz que tiene una voz impresionante, con unas canciones que te llegan al corazón y al alma. Con pocos adornos, el peso de la acústica es casi omnipresente, al igual que también el de la mandolina. Llegamos a Sarah Jarosz por uno de los temas de este disco, ‘House of Mercy’, que nos impactó, y el resto del disco no nos ha decepcionado, al contrario, con cada escucha va creciendo y creciendo.

‘Early Morning Light’ es una bella canción desnuda y acústica, con un toque muy espiritual, donde se impone su voz. A continuación, con ‘Green Lights’, parece abordar otros caminos más complejos y más duros, es un tema más moderno si se quiere y que funciona perfectamente. Y llega el turno de un tema como ‘House of Mercy’, que sigue el tono anterior, y en el que la combinación de su voz y esas guitarras acústicas en primer plano, de confieren una personalidad arrolladora, y con ese estribillo. ‘Everything to Hide’ recupera el minimalismo absoluto del inicio del disco, puede que tenga un punto más clásico, pero es también más oscura y de nuevo su voz se eleva sobre la canción. El pedal steel le acerca al Country, así como el sabor de su estribillo, en ‘Back of my Mind’, un tema tristísimo, de una gran melancolía y con un punto final instrumental que te lleva a esos horizontes norteamericanos. Y en ‘Coming Undone’, sin abandonar las esencias, introduce la eléctrica y el órgano, en un tema de sonidos más festivos y animados.

‘Take Another Turn’ supone una vuelta a las esencias más Folk, centrada de nuevo en su privilegiada voz, que en algunos momentos del tema la lleva a muy arriba. Otro de mis temas favoritos es ‘Lost Dog’, con ese banjo en primer plano, una canción que de nuevo te transporta a la melancolía. ‘Take me Back’ es un tema más extraño, que no parece funcionar en ocasiones, siendo uno de los pocos momentos en los que el disco desciende el nivel. Por su parte, en ‘Still Life’ se desata, en un tema en el que vuelve a retornar en su inicio a sonidos más duros, esas cuerdas como contrapunto, aunque luego se dulcifica un poco. El cierre es para una canción que también está entre las mejores del disco, ‘Jacqueline’, desnuda de nuevo y con la compañía de la guitarra eléctrica, poco más necesita para transmitir emociones y sentimientos.

No cabe duda que Undercurrent es un buen disco, y que Sarah Jarosz es una artista a seguir. Puede que en algunos momentos el conjunto del disco se haga un tanto monótono, pero se olvida con la preciosa voz de Jarosz y sus bellísimas melodías.