‘Smile’ de The Jayhawks

The_Jayhawks-Smile-FrontalSi preguntáramos a los fans de The Jayhawks por sus discos favoritos de la banda es muy probable que la mayoría escogiera alguno de la dupla conformada por ‘Hollywood Town Hall’ (1992) y ‘Tomorrow The Green Grass’ (1995), las dos obras en que el tándem Olson-Louris funcionó a su más alto nivel. La posterior disolución de este exquisito tándem concedió las riendas de la banda a Gary Louris que imprimió inmediatamente su sello al siguiente disco ‘Sound Of Lies’ (1997), generalmente menos valorado pero igualmente excelente.

Después llegaría ‘Smile’ (2000), un paso más allá en la búsqueda de la melodía y el estribillo perfectos, guiados principalmente por Louris, cuyo evidente acercamiento a un sonido más popero no convenció inicialmente a su público, y que con el tiempo ha ido ganando reconocimiento como parte de otra brillante etapa de la banda de Minneapolis. Además de incluir la animosa I´m Gonna Make You Love Me, el que sería el mayor éxito de su carrera impulsado por la campaña publicitaria de la firma de moda Ralph Lauren, este disco contaba con excelentes canciones como la que lo abría y le daba nombre, este cantode esperanza que es Smile.

Orquestada con enorme gusto y complementada con unos preciosos juegos corales, Smile combina fases más íntimas al piano y la guitarra con un euforizante estribillo que te empuja a abrir los brazos y sonreír. Una pieza guiada con delicadeza hasta el contagioso clímax de cuerdas y voces, que abre con vigor este excelente y optimista álbum con el que The Jayhawks seguían escribiendo, a pesar de los contratiempos, una de las páginas más brillantes de la reciente música norteamericana.

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‘Home’ de Sheryl Crow

Sheryl_Crow,_albumAquí ya hemos comentado en alguna ocasión que nos gusta mucho la primera etapa de la carrera de Sheryl Crow, y siempre hemos destacado su segundo disco, el homónimo Sheryl Crow (1996), como el mejor de su carrera. Tras el triunfo comercial que supuso Tuesday Music Night Club (1993) con el omnipresente ‘All I Wanna Do’ y con temas como ‘Can’t Cry Anymore’ o ‘Leaving Las Vegas’, Crow se tomaba su tiempo para el siempre complicado segundo disco, y en el mismo asumía la producción y endurecía su sonido, también su imagen como se podía observar en la propia portada. Siendo un disco más rockero que su primer trabajo, no dejaba de contar con temas luminosos como ‘Everyday is a Winding Road’ pero el tono general del disco remitía más a su primer single, ‘If it Makes You Happy’, y en esa misma línea iba a encontrarse el tema que nos ocupa: ‘Home’. La canción fue el quinto single del disco y nos remite a un medio tiempo crepuscular con toques de Country y de Folk, un tema que ahonda en las raíces del cancionero norteamericano y que Crow canta con un tono bajo que le da una mayor intensidad. Confieso que es un tema que me atrapó desde la primera escucha del disco.

En cuanto a la letra, el título puede dar lugar a equívoco ya que hace referencia a un estado vinculado al desamor, de hecho es muy explícita y autobiográfica seguramente como cuando señala que ‘I saw him standing there when I was seventeen, Now I’m thirty-two and I can’t remembar what I’d seen in you’. Cabe recordar que estamos en unos años en los que Sheryl Crow atravesó por una serie de relaciones tormentosas, luego ya vendría Lance Amstrong, su ruptura, etc., pero la letra no tiene desperdicio. Dos cuestiones más sobre el tema, por un lado el preciosista vídeo en blanco y negro que nos remite a esas raíces que decíamos anteriormente; y, en segundo lugar, que formó parte de la tercera película como director de Edward Burns, cuando todavía era la gran esperanza del cine independiente norteamericano, titulada No mires atrás (1998), que resultó un tanto fallida, pero en donde la canción de Crow encajaba como un guante.

Suede, ‘Night Thoughts’

Suede-Night-ThoughtsConfieso que me pongo en guardia cada vez que se anuncia el regreso/reunión de una banda importante después de años de silencio; en estas a menudo resuena el afán recaudatorio y la excusa para salir de gira y pasear los éxitos de sus momentos de gloria. Por ello mis reparos iniciales al regreso tras más de diez años de silencio de estos londinenses de azarosa trayectoria, reparos que se revelaron injustos después de escuchar ‘Bloodsports’ (2013), un regreso maduro y más que digno que contenía algunas excelentes canciones que parecían devolverles en perfecto estado de forma. Guiados por las profundas y estridentes guitarras de Richard Oakes y presididos por la imperial voz de Brett Anderson, volvían quienes preludiaron el britpop para demostrar décadas después que no habían olvidado una lección que conocían como el que mejor.

Y ahí continúan tres años más tarde sin abandonar su terreno, exprimiendo el sonido que les dio la fama y que aún parece dar de sí. Y es que los excelentes mimbres con los que cuentan, junto al oficio que les han proporcionado los años, siguen dando resultados como este ‘Night Thoughts’, editado a principios de año, en el que adoptan un tono más conceptual e introspectivo, casi de banda sonora (no en vano fue presentado junto a una película de una hora), que incluye canciones menos directas que el anterior pero que igualmente contiene ejemplos de energía y elegancia.

Como en la introducción de When You Were Young épica y dramática a partes iguales antes de que la electricidad recupere las riendas en la enérgica Outsiders. No Tomorrow es una nueva demostración vocal del bueno de Anderson, y Pale Snow  un sugerente interludio antes de la preciosa I Don’t Know How To Reach You, que contiene un estribillo brillante y emotivo con una guitarra algo más dura. What I’m Trying To Tell You comienza sin aportar nada y va mejorando al final y la romántica y desesperada Tightrope recupera el mejor nivel con sus preciosas orquestaciones. A Learning To Be, que también suena a interludio ambiental, le sigue el acelerón emocional de la hermosa Like Kids, y otra demostración vocal en la más desprovista de arreglos I Can’t Give Her What She Wants, con una discreta orquestación al igual que en el precioso cierre al piano, coros y orquesta de la dramática The Fur And The Feathers.

Sin variar apenas la estructura de sus canciones, manejándolas con pericia para no agotar la fórmula, los resultados han vuelto a llegar para mantener viva la llama del sonido de los noventa, algo que no todos los músicos de su generación pueden decir, y para recuperar un lugar de privilegio en el pop-rock británico actual, quitando razones a quienes querían enterrarlos antes de tiempo.

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