La apoteosis de Lori Meyers

Lori Meyers protagonizaron el, hasta el momento, concierto más destacado en el Palacio de los Deportes en este Actual 2012. La segunda parte del mismo fue un carrusel de grandes canciones que levantó el recinto. Antes, The New Raemon, había protagonizado un interesante concierto, teniendo en cuenta que en su inicio la concurrencia era escasa y que fue creciendo a medida que se acercaba la hora de Lori Meyers. Dentro de la etiqueta del «indie pop», The New Raemon es uno de los grupos más respetados. Y sus canciones sonaron bien en el Palacio de los Deportes, aunque la grandísima mayoría de los asistentes las desconocíamos. Trataremos de remediarlo.

A las 23:15, siguiendo la puntualidad británica de Actual, aparecieron los Lori Meyers ya ante casi tres cuartos de entrada, y un público entregado. Fue un concierto que transcurrió de menos a más y basado en «Cuando el destino nos alcance» (2010) y «Cronolánea» (2008). Si bien en su último disco habían derivado hacia un pop barnizado con elementos electrónicos, el concierto fue muy potente, con canciones que ganaron mucho con respecto al disco. A esto hay que añadir el carisma de su cantante, Noni, y el resto que echaron todos los integrantes de la banda. Así, en la primera parte del concierto destacó «Rumba en atmósfera cero», a medida que el público esperaba todos los «hits». Y estos llegaron a mitad del concierto, cuando entonaron su ya clásica «Luces de neón». A partir de aquí se sucedieron sus grandes canciones a un ritmo implacable, y que puso al Palacio de los Deportes a bailar y a cantar. Sonaron «Viaje de estudios», «¿A-Ha han vuelto?», «Mi realidad», entre otras, para terminar con una apabullante «Alta fidelidad». Con ganas de más, tras una hora de actuación, Lori Meyers habían dejado el listón muy alto.

Terminaba la jornada con The Pains of Being Pure at Heart, un grupo de New York respetado por la crítica y que se inscribe en el eclectismo pop de bandas como Animal Collective o Vampire Weekend, campeones en los últimos años de las temidas «listas de año». Nosotros aguantamos unos temas y, la verdad, nos dejaron bastante indiferentes. Este revisionismo de la new wave nos deja fríos, como lo que vimos del concierto.

 

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