Hollis Brown, «Ozone Park»

De Hollis Brown ya escribimos en su momento en Los Restos del Concierto, fue concretamente a comienzos de 2016 cuando habían publicado el muy recomendable 3 Shots (2015). No muy conocidos, habían tenido también el arrojo de reinterpretar el Loaded de la Velvet Underground en Hollis Brown Get Loaded (2014), y ya comentamos que su nombre procedía de «The Ballad of Hollis Brown» de Bob Dylan. Hollis Brown, representantes Rock americano que vira tanto hacia el Folk y el denominado «Americana» como a sonidos más del Power Pop e incluso del Pop, han vuelto con un Ozone Park en el que se deja ver más esa segunda faceta. Convertidos en cuarteto tras la baja de Dillon DeVito, Ozone Park es un disco que entra desde la primera escucha y que va ganando con las mismas, con canciones destacadas y muy abierto a incorporar sonidos incluso electrónicos. Puede que 3 Shots fuese un trabajo más completo, pero Ozone Park también te atrapa, convirtiéndose en uno de los discos que más he escuchado en este verano de 2019.

El comienzo es para «Blood from a Stone», una canción en el que incorporan elementos electrónicos y le dan un toque más experimental que les funciona muy bien, destacando el tono más melódico del comienzo. «Stubborn Man» es una canción más del Rock americano, no se salen del guión para una de las canciones menos conseguidas del disco. Pero en «She Don’t Love Me Know» ahondan en las raíces con un medio tiempo que es casi una balada en el que demuestran su nivel, una canción preciosa. «Do Me Right» por su parte gira hacia las guitarras sin remisión, uno de los puntales del disco sin duda, que va ascendiendo. La primera parte se cierra con un interludio ambiental como es «After the Fire».

Enlaza este interludio con «Forever in Me», canción de nuevo en la que incorporan programaciones y bases electrónicas, una buena melodía con falsete incluido del cantante. A continuación llegan mis dos canciones favoritas del disco: primero, «Sunday Sun» abraza el Power Pop y tiene la melodía más lograda del disco, con unas guitarras fascinantes y un tono melancólico que no está tan presente en el conjunto del disco; y «The Way She Does It» en la que se lanzan a la combinación de Rock y Pop con un estribillo potente. Para finalizar, la más contundente «Bad Mistakes», aquí se lanzan sin complejos a las guitarras, y cierran con una nueva apuesta por la incorporación de elementos más electrónicos en «Go For It», a la que cuesta entrar un poco más y en la que vuelven a sonidos más Pop.

Notable alto para Ozone Park de Hollis Brown, un disco caracterizado por un cierto eclecticismo pero bajo un sello característico. Hollis Brown, como otras formaciones como Blitzen Trapper por ejemplo, no tienen tanta visibilidad comercial, pero es uno de esos grupos a los que merece la pena seguir.

Thom Yorke, «Anima»

En la que es su tercera referencia al margen de Radiohead (cuarta si tenemos en cuenta el proyecto «Atoms for Peace»), el bueno de Thom Yorke insiste en la deriva electro-experimental junto a su inseparable Nigel Godrich para entregar un trabajo que contiene los elementos justos y necesarios para templar unas emociones por momento angustiosas, pero que también cobijan resquicios de belleza. Inspirada en un futuro de tintes siniestros, la distopía que vertebra el disco insiste en algunas de las preocupaciones sociales que Yorke ha venido tratando tanto en sus discos en solitario como en los de su banda principal, además de en pesadillas y traumas personales que le acechan desde hace años.  Algo más melódico que el «Tomorrow’s Modern Boxes» y menos ortodoxo que su debut «The Eraser», este puede ser su trabajo más cuajado. Apoyado en las percusiones de Joey Waronker (Atoms for Peace, Beck, REM) y de su compañero en Radiohead Philip Selway, también contiene esporádicos y discretos arreglos orquestales a cargo de la London Contemporary Orchestra. Los juegos y efectos vocales también tienen un papel importante en un trabajo que los teclados y sintetizadores se encargan principalmente de caracterizar con respecto a sus anteriores experiencias en solitario.

Así Traffic abre el disco con reminiscencias trip-hop y densidad electrónica para continuar con los juegos de voces y teclados de la menos melódica y más atmosférica Last I Heard (He Was Circling the Drain). La variedad percusiva y la intensidad en los teclados caracterizan Twist y Dawn Chorus emociona y relaja desde las aparentes sencillez y frialdad. I Am a Very Rude Person se acerca desde las voces y el groove, y Not the News destaca por su lograda rítmica electrónica en ascenso. Más cálida y ambient The Axe precede al bajo infeccioso y las suaves percusiones de la más bailable Impossible Knots antes de echar el cierre con unas suaves guitarras en la atmosférica Runawayaway.

Acompañado en su campaña de lanzamiento por un corto de quince minutos dirigido nada menos que por Paul Thomas Anderson, no está nada mal este nuevo trabajo de Yorke en el que se sumerge en una fructífera y sugerente atmósfera electrónica. Nueva cara de una trayectoria en solitario que va por su tercer y variado capítulo y que, más o menos agradable al oído de cada cual, sigue mostrándose inquieta y mayormente efectiva.

Led Zeppelin y Tolkien

No cabe duda que Led Zeppelin es una de las bandas de Rock más importantes de la historia. Su sonido sigue siendo inconfundible décadas después de su final en 1980 tras el fallecimiento de su batería, John Bonham. Desde entonces, a pesar de reuniones puntuales, los fans siempre han esperado otra gira de Robert Plant, Jimmy Page y Jonn Paul Jones, siendo el primero el principal responsable de que esto no se haya producido. Sus ocho discos publicados de 1969 a 1979 abarcan una buena parte de clásicos del Rock, con esas influencias del Blues y parte del origen del Heavy Metal. Led Zeppelin también tirarían de inspiraciones literarias en sus composiciones y una de las más visibles fue la de El señor de los anillos de J.R.R Tolkien, ya que especialmente Robert Plant como Jimmy Page eran seguidores de la obra de Tolkien. Y es que la música de Led Zeppelin, con su épica y potencia, encaja en el universo creado por Tolkien. Incluso, hay seguidores que indican que uno de sus grandísimos clásicos, «Stairway to Heaven», estaría también inspirado en Tolkien, hecho que siempre fue negado por la banda.

No vamos a ponernos a analizar la monumental obra de Tolkien y su influencia a través de generaciones, consolidada y acrecentada por la triología de Peter L. Jackson, igualmente épica. En varias canciones de Led Zeppelin aparece la inspiración en Tolkien, pero aquí nos centraremos en dos canciones. La más explícita es «Ramble On» de Led Zeppelin II (1969) y compuesta por Page y Plant. La canción habla directamente de El señor de los anillos, con el viaje como elemento central, y es que la obra de Tolkien no deja de ser una grandísimo periplo en el que se embarca Frodo. Ya el título no deja lugar a dudas, «Ramble on» es «Seguir adelante», y en la letra aparecen Mordor  y Gollum, aunque la canción hace referencia a «buscar a mi chica», con lo cual Page y Plant están jugando con los significados de la letra. En cuanto a la música, avanza en un in crescendo a partir de la afilada guitarra de Page y un destacado bajo de John Paul Jones, que se convierte en un elemento central de la canción.

La segunda canción a la que nos vamos a referir es «The Battle of Evermore» que formó parte de Led Zeppelin IV (1971). Un inciso, yo conocía esta canción a través de la impactante versión que hicieron The Lovemongers y que apareció en la Banda Sonora de la película Singles (1992), aquella suerte de crónica del Seattle del Grunge que rodó Cameron Crowe. «The Battle of Evermore» es una canción que juega claramente a la épica, con un sonido que bebe del Folk celta y que cuenta con una instrumentación más reducida. Plant y Page dieron el protagonismo a una mandolina omnipresente, ese comienzo es brutal, pero lo más destacado es un Plant desatado, haciendo dueto con la cantante de la banda Folk Fairport Convention, Sandy Denny. La letra no es tan explícita como la de «Ramble On» pero las referencias son evidentes como el verso «The ring wraiths ride in black, ride on», además de otros muchos elementos que encajan con la obra de Tolkien.