Robert Plant, «Digging Deep: Subterranea»

Se ha descolgado el bueno de Robert Plant con un disco doble recopilatorio de lo más apetecible. Plant repasa carrera en solitario con Digging Deep: Subterranea. Es imposible separar, lógicamente, la trayectoria de Plant de Led Zeppelin, sombra que siempre está presente. Ciertamente, Plant comenzó en solitario ya en 1982, dos años después del final del grupo con el fallecimiento de John Bonham. Ese 1982 también vería la luz la recopilación de rarezas de los británicos Coda. A pesar de reuniones puntuales para directos, la negativa de Plant a reunir a la banda para seguir con esa trayectoria, incluso para girar, ha sido una constante, a diferencia de la actitud positiva de Page y John Paul Jones. El proyecto con Page en los noventa que se saldó con el disco en directo semiacústico No Quarter (1994) y con Walking into Clarksdale (1998) quedan como dos paréntesis que no dieron lugar a algo más consolidado. Plant se ha centrado, por lo tanto, en una carrera en solitario que desde el ya mencionado 1982 le ha llevado a once discos, el último publicado en 2017 con el título Carry Fire. La recopilación que nos ocupa nos trae treinta canciones, algunas de ellas inéditas. Plant centró la mayor parte de su carrera hasta 1990, con seis discos, muy imbuidos por la época, producciones excesivas por momentos así como uso de sintetizadores, sonido Rock donde todavía hay una continuidad en parte con Led Zeppelin. Los noventa solo verán Fate of Nations (1993) para centrarse en el trabajo con Page. Y, desde entonces, cinco discos muy espaciados, no llegaría el siguiente hasta Dreamland (2002), casi una década después. Por el camino, el exitoso Raising Sand (2007) con Alison Krauss en el que sorprendieron con un trabajo de raíces Folk y Country producido por T Bone Burnett basado en versiones en el que las voces de Plant y Krauss se empastaban de forma soberbia. Fue el mayor éxito de Plant desde Led Zeppelin. En 2010 formaría Band of Joy para el disco homónimo, que era el nombre de su banda antes de entrar en Led Zeppelin. A continuación, el doble disco de Plant que va intercalando épocas, canciones que tuvieron más repercusión con otras que ha considerado representativas de su legado, así como versiones y algunas novedades.

El primer CD comienza con un tema de 2014, «Rainbow», un Plant muy atmosférico que va creciendo por momentos. Sigue «Hurting Kind» de 1990, una canción que es más rockera y que va a contar con esa producción tan ochentera pero que funciona como un Rock festivo y poderoso. «Shine It All Around» ya es de 2005, aquí nos encontramos con un Plant épico y poderoso, con guitarras potentes en una de las canciones más fantásticas del disco. «Ship of Fools» (1988) es más pausada, aquí prima el Folk y el tono atmosférico de nuevo. «Nothing Takes the Place of You» es una de las novedades, es una versión con un tono intenso y que lleva al Soul de los sesenta. «Darkness Darkness» (2002) es otro Rock épico con un Plant de lujo, emocionante y de final intenso. En cuanto a «Heaven Knows» (1988), es un Rock de esa década con una producción prototípica, abusando incluso de coros, pero siendo una gran canción. «In the Mood», de 1983, está más en la línea de Led Zeppelin y con una producción todavía más intrusiva. «Charlie Patton Highway (Time It Up – Part 1)», es una versión novedad en el disco, un Blues de guitarras impactantes. «New World», de su último disco en 2017, incide en un Rock épico y expansivo y «Like I’ve Never Been Gone» sale de su debut de 1982, de nuevo el sonido vinculado a Led Zeppelin y una intensidad épica que irá reduciendo en posteriores entregas. En 1993 llega «I Believe» que sorprende porque deriva hacia tonos más Pop y resulta otra de las canciones más destacadas de este primer CD. «Dance With You Tonight» (2017) es otra muestra del Rock fantástico de su último disco hasta la fecha, y «Satan Your Kingdom Must Come Down» es un tema tradicional maravillosamente adaptado con Band of Joy con un sonido Folk y un toque espiritual y gospeliano. El cierre de este primer CD es para la minimalista «Great Spirit», Plant y el guitarrista Rainer Placek en modo Blues acústico.

El segundo CD comienza con «Angel Dance» (2010), una canción muy grande de Rock con un punto Folk. En «Takamba» (2005) sigue hacia el Blues, aquí también hay huella de Led Zeppelin, con un Plant cantando con un gran estilo. En «Anniversary» (1990), vuelve la producción de la época, siendo una canción enorme con un Plant épico y aullante. «Wreckless Love» (1983) cuenta con un sonido orientalizante, en la línea en la que ya aparecía en Led Zeppelin. Menos conseguida nos parece «White, Clean and Neat» (1988), que es un Rock lastrado por la producción que utilizó en esa década. «Silver Rider» (2010) recupera el tono de la épica con un Rock profundo y épico mientras que «Fat Lip» (1982) tiene unas guitarras más luminosas con la voz de Plant destacada. «29 Palms» se acerca al Pop de los ochenta con el Rock como protagonista. «Last Time I Saw Her» (1993) recupera las guitarras potentes, siendo una canción como de varias capas lo cual la condiciona. «Embrace Another Fall» (2014) tiene un sonido diferente, hay toques de nuevo más étnicos pero también teclados. «Too Much Alike» es otra versión en un Country muy canónico que comparte con Patty Griffin, que fue su pareja durante años, siendo una de las canciones nuevas en el disco. En «Big Loo» (1982), canción de su debut, mezcla también el sonido Folk con una producción que no acaba de funcionar. «Falling in Love Again» (2010) adopta un sonido muy clasicista de los cincuenta. El final es para dos canciones de 1993 con «Memory Song», épica Rock de nuevo con un Plant en modo imperial, y «Promised Land», un Plant que es todavía más épico y con un sonido todavía más atmosférico.

Digging Deep: Subterranea es una recopilación que se disfruta enormemente, nos permite entrar en la carrera de un Robert Plant que muestra su enorme talento y cómo no la sombra de Led Zeppelin existe pero a él no parece pesarle mucho. Sí, el abuso de ciertos tics en la producción de los ochenta es un hecho, pero también son muy buenas canciones, y los discos de las dos últimas décadas también son muy interesantes.

De Led Zeppelin y de gigantes

Ha llegado, de la mano de Alianza Editorial, Led Zeppelin. Cuando los gigantes caminaban sobre la tierra a cargo de Mick Wall, autor de otras obras sobre Prince o Lou Reed. El libro es monumental, se extiende por encima de las seiscientas páginas y no se le puede negar al autor el detalle y la profusión de fuentes, desde entrevistas con los tres integrantes supervivientes de la mítica banda hasta otras numerosas fuentes de gente que estuvo involucrada en su equipo. Ya el subtítulo dice mucho de lo que quiere transmitirnos el autor, califica claramente a Led Zeppelin como gigantes, que no es que no lo fuesen. Por otra parte, también lleva la etiqueta de «La biografía definitiva». Hay que partir de la base de que nos encontramos ante un libro que te engancha, si bien más en la segunda parte que en una primera en la que Wall se va deteniendo en los orígenes de la banda. No escatima nada Wall, que no es objetivo en su devoción a Led Zeppelin pero que sí que se muestra crítico en varios puntos. Sobre Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham pesan varias losas. Primera, ser una de las principales bandas de Rock de la Historia, precursores del Heavy, autores de varios discos clásicos y de hits incontestables. Protagonistas de una década como la de los setenta, millones de discos vendidos y giras mastodónticas, se convirtieron en uno de los blancos favoritos del Punk al ser considerados como «dinosaurios». Por el otro lado, las acusaciones de plagios y apropiaciones, especialmente a cargo de Page, que mermaron su credibilidad hasta hoy y que, en algunos casos se saldaron de forma positiva y en otras no Wall no elude el tema, al contrario, documenta y argumenta. También escenifican el lema de «Sex, Drugs and Rock and Roll», esas giras a las que también alude Wall de forma detallada.

La obra nos muestra cómo el motor de toda la historia es un Jimmy Page que tiene claro su destino tras la salida de Jeff Beck de The Yarbirds, y cómo recluta a Robert Plant, John Bonham y John Paul Jones, ambos formarían una histórica sección rítmica. Y aquí tiene también su protagonismo su representante, el controvertido y amenazante Peter Grant, casi a la altura de Page y Bonham. El libro narra la construcción de un mito, es ascenso y la caída que no da lugar a la redención. En cuanto al proceso de ascenso, Page toma las riendas claramente y no ceja en su empeño. Plant irá ganando protagonismo a medida que Page va entrando en otras dinámicas, relacionadas con el abuso de ciertas sustancias. En cuanto a Bonham, queda retratado como una personalidad extrema y dicotómica, también afectado por sus adicciones y alcoholismo. Jones, en un segundo o tercer plano, mantiene su perfil bajo y tampoco parece que Wall pierda mucho tiempo en buscar más allá. Pero, cómo decíamos, una de las líneas argumentales claras del libro es esa relación entre Page y Plant, una relación de amor-odio que sigue marcando el legado de Led Zeppelin.

Aunque el fallecimiento de Bonham pusiese el punto final a la banda en 1980, parece que ya estaban en un importante deterioro. Wall se detiene en exceso en la afición al ocultismo y a Aleister Crowley de Page, que se vincula, aunque no Wall, a la leyenda maldita de Led Zeppelin con el fallecimiento de Bonham o del hijo pequeño de Plant, entre otras desgracias. También profundiza en la figura de Jason Bonham, el hijo de John, batería en algunas de las reuniones de la banda, adquiriendo un protagonismo central en la parte final del libro que no queda claro si es merecido. En todo caso, hay críticas a las actuaciones del Live Aid de 1985, a los conciertos de homenaje a Atlantic en 1988 y a la reunión de 2007, la última vez que tocaron juntos. Mientras que Page se ha centrado en gestionar el legado de Led Zeppelin, con incursiones como el proyecto con David Coverlade en 1993 o su gira con The Black Crowes en 1999, Plant ha seguido con su carrera en solitario cerrando prácticamente la vuelta de Led Zeppelin a pesar de las ofertas suntuosas y de proyectos que casi se materializan. En este sentido, Plant se muestra celoso cuando Page monta The Firm con Paul Rodgers o con el proyecto con Coverlade, que le llevará a la unión de nuevo con Page en aquel acústico llamado No Quarter (1994) al que no invitaron a John Paul Jones (como en el Live Aid al que Jones se apuntó a última hora), como en otras ocasiones, y que daría lugar a un segundo y fallido disco, Walking Into Clarksdale (1998).

Plant tampoco sale muy favorecido en la parte final del libro, al igual que un Page al que se le cuestiona sus colaboraciones con Puff Daddy o Leona Lewis. Plant sigue con su carrera en solitario y triunfa de forma inesperada con su disco de raíces norteamericanas con Alison Krauss, Raising Sand (2007). Mientras que Plant se convierte en especialista en «marear la perdiz», Page espera impaciente a que Plant diga que sí, pero eso no está por ocurrir. Al final, como hemos señalado, Wall se lanza a reconocer a Jason Bonham como el que mantiene la llama de Led Zeppelin con sus proyectos, pero este hecho tampoco es muy sostenible. En definitiva, un libro recomendable para seguidores y seguidoras de Led Zeppelin, una de las principales bandas de la Historia, y cuya influencia se ha dejado sentir desde sus comienzos. Un libro construido de forma cronológica que cuenta con apartados reflexivos de cada uno de los protagonistas construidos por Wall a partir de sus entrevistas y testimonios. Mientras tanto, Plant y Page seguirán con su extraña relación y Jones esperando también.

Led Zeppelin y Tolkien

No cabe duda que Led Zeppelin es una de las bandas de Rock más importantes de la historia. Su sonido sigue siendo inconfundible décadas después de su final en 1980 tras el fallecimiento de su batería, John Bonham. Desde entonces, a pesar de reuniones puntuales, los fans siempre han esperado otra gira de Robert Plant, Jimmy Page y Jonn Paul Jones, siendo el primero el principal responsable de que esto no se haya producido. Sus ocho discos publicados de 1969 a 1979 abarcan una buena parte de clásicos del Rock, con esas influencias del Blues y parte del origen del Heavy Metal. Led Zeppelin también tirarían de inspiraciones literarias en sus composiciones y una de las más visibles fue la de El señor de los anillos de J.R.R Tolkien, ya que especialmente Robert Plant como Jimmy Page eran seguidores de la obra de Tolkien. Y es que la música de Led Zeppelin, con su épica y potencia, encaja en el universo creado por Tolkien. Incluso, hay seguidores que indican que uno de sus grandísimos clásicos, «Stairway to Heaven», estaría también inspirado en Tolkien, hecho que siempre fue negado por la banda.

No vamos a ponernos a analizar la monumental obra de Tolkien y su influencia a través de generaciones, consolidada y acrecentada por la triología de Peter L. Jackson, igualmente épica. En varias canciones de Led Zeppelin aparece la inspiración en Tolkien, pero aquí nos centraremos en dos canciones. La más explícita es «Ramble On» de Led Zeppelin II (1969) y compuesta por Page y Plant. La canción habla directamente de El señor de los anillos, con el viaje como elemento central, y es que la obra de Tolkien no deja de ser una grandísimo periplo en el que se embarca Frodo. Ya el título no deja lugar a dudas, «Ramble on» es «Seguir adelante», y en la letra aparecen Mordor  y Gollum, aunque la canción hace referencia a «buscar a mi chica», con lo cual Page y Plant están jugando con los significados de la letra. En cuanto a la música, avanza en un in crescendo a partir de la afilada guitarra de Page y un destacado bajo de John Paul Jones, que se convierte en un elemento central de la canción.

La segunda canción a la que nos vamos a referir es «The Battle of Evermore» que formó parte de Led Zeppelin IV (1971). Un inciso, yo conocía esta canción a través de la impactante versión que hicieron The Lovemongers y que apareció en la Banda Sonora de la película Singles (1992), aquella suerte de crónica del Seattle del Grunge que rodó Cameron Crowe. «The Battle of Evermore» es una canción que juega claramente a la épica, con un sonido que bebe del Folk celta y que cuenta con una instrumentación más reducida. Plant y Page dieron el protagonismo a una mandolina omnipresente, ese comienzo es brutal, pero lo más destacado es un Plant desatado, haciendo dueto con la cantante de la banda Folk Fairport Convention, Sandy Denny. La letra no es tan explícita como la de «Ramble On» pero las referencias son evidentes como el verso «The ring wraiths ride in black, ride on», además de otros muchos elementos que encajan con la obra de Tolkien.