The New Pornographers, ‘Brill Bruisers’

c0c1c6baDe nuevo uno de esos grupos o artistas que siempre están en esa lista de ‘tendría que escuchar a esta gente, pero…’, pero la falta de tiempo, la diversidad de propuestas o el que, todo hay que decirlo, falte algo, que tampoco podemos definir, los relega a la cola. Hasta que un día dices que este disco sí, que este te lo pillas. Es lo que nos ha pasado con The New Pornographers, suerte de supergrupo indie canadienese que llevan más de una década de carrera, aupados por la crítica y a los que nosotros nos hemos acercado tras habernos enamorado del último trabajo de Neko Case, también integrante de The New Pornographers. El combo indie canadiense llevaba cuatro años sin publicar novedades, y es que todos sus integrantes están en diferentes proyectos. Liderados por A.C. Newman, que asume las tareas compositivas en la gran mayoría de los temas, dejando tres para Daniel Bejar, Brill Bruisers es su sexto disco y supera el notable, es un muy buen disco que nos acerca a un pop ecléctico, donde también se cuelan guitarras y sintetizadores. Los integrantes de The New Pornographers se turnan en las voces, lo que le otorga unos interesantes matices al trabajo, además de destacar los coros

Comienza el disco con la beatleliana ‘Bill Bruisers’ para dar paso a la soberbia, de lo mejor del trabajo ‘Champions of the Red Wine’, con Case como voz solista en una melancólica y maravillosa canción. Es notable la más pop, aunque con toques rock ‘Fantasy Fools’, y llega el primer single, la contundente y eléctrica ‘War on the East Coast’. Con ‘Backstairs’ la cosa se supera, con unos coros soberbios en un engranaje pop. Case también retoma el protagonismo en la destacada ‘Marching Orders’, para seguir por esa senda, aunque con peor resultado con ‘Another Drug Deal of the Heart’.

‘Born With a Sound’ es más floja, un pop electrónico que crece con las escuchas, cosa que no ocurre con ‘Wide Eyes’, lo menos conseguido junto ‘Dancehall Domine’, lo que constituye el momento más bajo del disco y que le impide llegar al sobresaliente. Levantan con brillantez el vuelo con la melancólica y británica ‘Spidyer’, que te sorprende al final. ‘Hi-Rise’ tampoco nos convence, es un medio tiempo suave que no aporta mucho. El final sí que es destacado, con la combinación de voces femeninas y masculinas de ‘You Tell me Where’, una canción que se engrandece a medida que avanza.

Nunca es tarde y nos alegramos de haber llegado a The New Pornographers, una propuesta más que interesante, que nos obligará a rastrear sus trabajos anteriores. The New Pornographers es una de esas bandas que no sólo suelen estar arriba en ‘lo mejor del año’ sino que hacen su camino sin mirar a los lados.

David Byrne, ‘Cómo funciona la música’

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Cada vez sorprende menos la habilidad con la que algunos músicos actuales (Mark Oliver Everett, Dean Wareham) se adentran en su faceta literaria hasta el punto de configurar una especie de subgénero e incluso promover el nacimiento de editoriales especializadas. Son muchas las destacadas biografías de músicos, especialmente estrellas del pop y del rock, lanzadas en los últimos años, los ensayos sobre movimientos y corrientes generacionales, las recopilaciones de destacados articulistas o los simples testimonios de una melomanía que ha encontrado en la literatura una forma más de expresarse.

Una de las referencias más completas e informadas entre las editadas de unos años a esta parte ha sido la escrita por el veterano ex-líder de Talking Heads David Byrne y su libro ‘Cómo funciona la música’, suerte de manual en el que el escocés nacionalizado estadounidense vierte sin mesura los abundantes conocimientos musicales que ha ido adquiriendo en su dilatada carrera y los desarrolla desde las más variadas vertientes: desde la histórica hasta la técnica pasando por la cultural o la científica. Para ello se sirve, además de su propia experiencia, de un intenso trabajo de documentación e investigación cuyos por momentos abrumadores resultados completan el recorrido que el autor abre con sus inicios como músico y que atraviesa sin aparente orden las múltiples y variadas facetas que se propone dominar y exponer.

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Lo que Byrne transmite en este libro es pura erudición que no proviene solamente de su experiencia personal sino que es el resultado de años de investigación y asimilación por parte de una mente abierta e independiente como la suya. El libro comienza con el capítulo dedicado a la creación musical, a la forma en que influye el entorno en ella así como los diferentes métodos y técnicas de grabación y difusión antes de iniciar un repaso a su carrera musical desde sus inicios anteriores a Talking Heads hasta su consagración como banda y posterior carrera en solitario con sus múltiples proyectos y colaboraciones. A continuación amplía la información sobre el imparable desarrollo de las técnicas de grabación hasta detallar la influencia que la informática y la tecnología tienen en las nuevas formas de composición así como el ahorro que suponen y las facilidades que aportan a la hora de componer y grabar. También explica cómo se graba un disco y los diferentes métodos que existen para ello y las formas de colaboración con que se pueden llevar a cabo. Especial interés tiene el práctico capítulo que dedica a las opciones de contratación que un artista tiene a la hora de distribuir su trabajo. Tomando como ejemplo el CBGB y la escena neoyorquina de mediados de los setenta en la que se fraguó su carrera profundiza en el capítulo ocho en los elementos comunes y necesarios para que una escena musical sea reconocida.

A medida que se acerca el final del libro se acrecienta la sensación de desorden por la distribución de los capítulos (algo que en el prólogo ya queda advertido al decir que permite un orden de lectura aleatorio) en los que vuelca conocimientos, reflexiones y curiosidades varias, demasiado extensamente en algunos casos como el científico, lo que no resta mérito al enorme trabajo que se adivina detrás de la ingente información transmitida. Sorprende por tanto la profusión de conocimientos y datos así como la minuciosidad con la que está escrito el libro hasta el punto de causar asombro que la de escritor no sea la verdadera profesión de su autor (no olvidemos que no es el primer libro de Byrne). El resultado es de especial interés para músicos en ciernes así como para aficionados con curiosidad por conocer algunos variados entresijos de la industria, historia y creación musicales presentados de una forma amena.

La maldición de las ‘divas’ del neosoul y del R&B (y II)

Fugees GILa cosa no pintaba bien para las voces femeninas del Soul y sus derivados, la verdad. Son los años en los que el mundo de la música está fijando su mirada en el Grunge primero y en el Britpop después. Pero, no nos engañemos, como una tesis que venimos manteniendo desde hace tiempo, allí estaba una minoría, por más que cualquiera pudiese reconocer a Nirvana o cantar ‘Wonderwall’. El Pop mainstream con mayúsculas estaba poniendo las bases para ocupar el lugar del Rock, que se vería totalmente diseminado y perdería su fuerza como movimiento global. En ese contexto, el R&B edulcorado y sobreproducido jugaba una baza total con millones y millones de discos vendidos. Pero desde el R&B y el conjunto de la música negra saldrían un grupo de mujeres que, en primer lugar, elevarían muchísimo el nivel en algunos casos y, en segundo lugar, aspirarían a recoger el testigo de las grandes damas del género. Sus canciones seguían estando ahí, carne de películas (cómo olvidar lo que le hicieron a ‘I Say a Little Prayer’ en La boda de mi mejor amigo), de series de televisión y la publicidad.

La aparición de grupos femeninos como TLC y En Vogue, o de raperas como Missy Elliot, supondrá un importante avance en un mundo claramente masculino. También surgirá una cantante como Mary J. Blige, que no se librará de la ser una secundaria ni siquiera con versión de ‘One’ con U2 muchos años después. Sin embargo, a pesar de su impacto, están más cerca de ser consideradas un ‘one hit wonder’ en la mayoría de los casos. Pero en la segunda mitad de la década de los 90 van a seguir ocurriendo cosas muy interesantes desde el lado femenino de la música negra. El primer gran acontecimiento será el éxito masivo de The Fugees en 1996 con The Score. Era un grupo formado por Lauryn Hill, Wyclef Jean y Pras Michel, que acabaría rápidamente en una lucha de egos desmedidos, a pesar de algún intento de encuentro posterior. Con una propuesta muy Hip Hop, The Fugees conquistaron las listas con temas como ‘Ready or Not’, ‘Fu-Gee-La’ y la gran versión del ‘Killing Me Softly’ que años atrás había popularizado Roberta Flack. Con mucho talento, de allí saldría Lauryn Hill, a la que volveremos posteriormente, y una de nuestras candidatas preferidas a ocupar un puesto en la primera fila de las cantantes del neosoul y el R&B, pero cuya historia también es muy agridulce.

En 1997 también aparecerá otra de las mujeres con más talento de su generación y que va a contar con una carrera muy irregular: Erykah Badu, que debuta con Baduizm. Este será un gran disco, de muchas raíces y con la personalísima voz de Badu como referente, además de contar con temas con ‘On & On’ o ‘Next LifeTime’. Ella compone, produce y toca, y contará con la colaboración de nombres como The Roots en la producción y composición de algunos de sus temas. Desde su estética, la ruptura con las corrientes dominantes del momento es evidente, y se convierte en una de las grandes esperanzas para los amantes de estos estilos:

El R&B sobreproducido sigue campando a sus anchas en esta segunda mitad de los 90, aunque las esperanzas se verán pronto aumentadas con la irrupción de Lauryn Hill y Macy Gray. Pero también aparecerá un grupo femenino que aportará una de las figuras mainstream más importantes desde entonces: Beyoncé Knowles. Destiny’s Child debutan en 1998 y presentan muchas similudes con ciertos aspectos del Soul clásico: un trío femenino, una líder destacada y protagonista y el resto eclipsadas (hermana de Beyoncé incluida), un padre controlador, etc…Sí, la sombra de The Supremes es alargada, y más cuando se estrene la edulcorada película Dreamgirls (2006), basada en la historia de Motown con la propia Beyoncé en un émulo de Diana Ross. Musicalmente, Destiny’s Child parecen en ese momento un grupo más del R&B, pero algo había y ese algo no era otro que la propia Beyoncé.

Pero 1998 alumbra uno de los mejores discos de esa década: The Miseducation of Lauryn Hill. Hill debuta en solitario, como el resto de Fugees, y da un salto que la sitúa como candidata a ocupar el primer lugar en esta carrera. Sobresaliente y lleno de grandísimas canciones, en The Miseducation of Lauryn Hill va desde el Soul al Hip Hop, y lo clava, con su personalísima voz y carisma. No parece que haya nada que pueda con Lauryn, en lo alto con The Fugees y en solitario, lo que despertará una lucha de egos descomunal en su banda matriz, especialmente entre Wyclef Jean y ella.

Macy_Gray-On_How_Life_Is_(album_cover)En 1999 debuta Macy Gray, otra voz muy personal y que se situará más en la línea del neosoul. Gray también será una gran esperanza para este género una vez que en el R&B comienzan a colarse ritmos latinos y que sus grandes nombres se van fagotizando. La caída de Houston y Carey es sintomática, el resto de cantantes y bandas descienden a un segundo plano, mientras que las estrellas emergentes (Hill, Badu, Gray) miran hacia sus raíces y Beyoncé va tomando posiciones desde Destiny’s Child. Pero los siguientes años van a situar a estas mujeres, excepto a Beyoncé, muy lejos del lugar hacia el que parecían destinadas, cuando las tendencias de la música popular van a ir muy muy rápido. Erykah Badu no sacará su segundo disco, Mama’s Gun, hasta 2000 y su carrera será intermitente. Macy Gray pillará velocidad de crucero con dos discazos como The Id (2001) y The Trouble With Being Myself (2003), y luego irá publicando discos pero con mucha menos presencia mediática. Y el caso de Hill, bueno, Lauryn no se casará con nadie y protagonizará una trayectoria errática, problemas con la Ley, vuelta con Fugees, y sólo un disco, el acústico, sobresaliente y rupturista MTV Unplugged No. 2.0 (2002). Desde entonces, esperamos a Lauryn Hill con ganas pero…Estos tres casos ilustran a la perfección ese ‘malditismo’ del que hablamos en el título, pero todavía hay más.

El cambio de siglo parece que es un buen momento para las voces femeninas que beben del Soul, superando la imagen más esterotipada del R&B, con Houston y Carey como ejemplos más ilustrativos de la deriva cuesta abajo de la etiqueta. Y en 2001 una joven de 20 años de gran talento, pianista y compositora, debutará con Songs in A Minor. Se llama Alicia Keys y su tema ‘Fallin’ la pondrá en un mapa del que no se bajará. Keys se une al resto pero su carrera será más sólida y no tendrá ese carácter errático del resto. Aunque la que se llevará la palma es Beyoncé que saldrá en solitario con Crazy in Love (2003), romperá Destiny’s Child (que parecía vivir en crisis continua con cambios de integrantes y luchas de egos), y se situará como la gran figura mainstream de la década de 2000. Dejará de lado el Soul y abrazará todo tipo de estilos, y contribuirá a una cierta banalización del Pop que no la ha abandonado.

Pero las cosas se mueven, aunque no en Estados Unidos. De nuevo hay que mirar a Gran Bretaña, donde una mujer llamada Amy Winehouse debuta con Frank (2003). Cosecha buenas críticas pero…el toque Soul lo protagoniza una joven llamada Joss Stone que con dieciséis años saca un disco de versiones llamado The Soul Sessions. Disco de sabor añejo desde la portada, que remite a la era dorada del Soul, Stone reinterpreta canciones de Aretha Franklin, Carla Thomas, The Isley Brothers, etc., pero también de The White Stripes o Waylong Jennings. Curiosamente, este disco recupera el Soul más clásico, aunque la carrera de Stone también será muy irregular, nada destacada y sólo tendrá mayor visibilidad cuando se una al lamentable experimento de Mick Jagger SuperHeavy, que creo que ni el propio Jagger quiere recordar.

amy_winehouse_-_back_to_black_(11_tracks)_-_frontEl renacimiento del Soul estaba muy próximo y así llegó con Back to Black (2006), un clásico con mayúsculas en el que Amy Winehouse lanzará el revitalismo del género. Amy será la gran figura y se basará en un elemento como la autenticidad, un aspecto que estará en el eje del debate sobre el neosoul y la deriva de la música negra. Mientras Beyoncé acapara las listas, la crítica se irá rindiendo a nuevos nombres que beberán del pasado y a la aparición de artistas que estaban sepultados en las catacumbas y constituían un territorio underground. De repente, bandas con órganos, metales y coristas nos llevarán al territorio de los 60. Allí surgirán Eli Paperboy Reed, Mayer Hawthorne, Nick Waterhouse o Black Joe Lewis, entre otros. Y grandes talentos que no se habían ganado la vida con la música aparecerán con fuerza, como Sharon Jones y Charles Bradley, con el sello Daptone Records como epicentro de parte de esta nueva escena.

Curiosamente, salvo unas pocas excepciones, la primera línea de este revitalismo será masculina, y será la industria británica, siempre tan atenta, la que intente aprovechar el filón de Amy Winehouse. Primero con una ‘marca blanca’ de esta última como fue Duffy, que pasó con más pena que gloria, y segundo con Adele, que en este caso sí que conseguirá el éxito gracias a su destacada voz y unas canciones que cada vez girarán más hacia el Pop. Saldrán otros nombres, sí, pero éstos no se quedarán muy lejos del éxito masivo. Incluso desde España habrá bandas con cantantes femeninas que traten de seguir esta estela, como las interesantes propuestas The Excitements o The Pepper Pots.

Pero el malditismo de estas voces se verá reflejado en unas carreras erráticas en buena parte de los casos, con fallecimientos (Winehouse, Houston); problemas de salud, personales, financieros y con la justicia; abandonadas por una industria cada vez más superficial; y patinazos artísticos. La influencia del Soul siempre está presente, y aunque propuestas como la del R&B se hayan convertido en otra cosa, aunque el Pop haya asumido ciertas influencias para llevarlas a su terreno, siempre habrá música Soul y maravillosas voces femeninas que nos alegrarán el día, que nos harán mirar con nostalgia por la ventana, que nos transmitirán la mágica sensación de una de las músicas más especiales que existen.