El buen gusto o la música en The Sopranos

51n491X2ziLSoy fan de Breaking Bad, me pareció un lujo, una barbaridad, algo de otra dimensión. Y la primera temporada de True Detective, con la ventaja de sus ocho capítulos, es otra maravilla. No vi Mad Men, ni tampoco The Wire, no había tiempo, pero las veré. Sin embargo, para mí, como para otros muchos y muchas, The Sopranos es LA SERIE. Fueron 86 episodios repartidos en seis temporadas, de 1999 a 2007, una barbaridad, que me hizo mantener el abono al Canal + de entonces para disfrutar de una de las grandes obras de la televisión de todos los tiempos. A estas alturas, reivindicar The Sopranos no es necesario, ese drama sobre el mundo de una mafia Serie B, que partía de los tópicos y lugares comunes sobre el tema para, en varias vueltas de tuerca, ahondar en las relaciones familiares e interpersonales, además de ese epicentro que suponía la depresión de Tony Soprano, una interpretación sublime del recordado James Gandolfini, que se confundiría con el personaje. Creada por David Chase, pronto se convirtió en el buque insignia de la HBO, y los personajes y las historias se iban complejizando, siendo capaces de sentirnos hipnotizados por unos protagonistas que no daban lugar a la sutileza. Desde la demencial familia de Tony, instalada en una doble moral, con Carmela Soprano (Edie Falco) a la cabeza, sus dos hijos Meadow (Jamie – Lynn Singler) y Anthony Jr. (Robert Iler), que tenían lo suyo, pasando por ese papel demoledor de la madre de Tony, Livia (Nancy Marchand), que en las primeras temporadas fue capital hasta el fallecimiento de Marchand, sin olvidar otro de los personajes más tremendos como era el tío Corrado ‘Junior’ Soprano (Dominic Chinese), hasta el grupo de mafiosos que conformaban la gente de Tony. Y es que ellos eran también para darles de comer aparte, comenzando por el primo Christopher Moltisanti (Michael Imperioli), y siguiendo por Sal ‘Big Pussy’ Bonpensiero (Vicent Pastore), Silvio Dante (Steven Van Zandt) y Paul Gualtieri (Tony Sirico). Y para tratar de explicar todo ello en medio de la depresión, Tony acude a la doctora Jennifer Melfi (Lorraine Braco), una psicóloga con también muchas aristas. No voy a profundizar, sería inabarcable, todo el mundo recuerda el controvertido final con ese fundido en negro, con la canción de Journey sonando en el restaurante, ‘Don’ t Stop Believin», pero quería retomar la Banda Sonora de esta mítica serie, donde la música contaba con un papel fundamental, y es que estando también ahí Steven Van Zandt no podía ser de otra manera.

Casi todos los capítulos de la serie se cerraban con un tema, una canción diferente, abarcando todo tipo de estilos, te quedabas a ver los títulos de crédito por ello. Hubo de todo, como en la serie, que también hacía un uso de la música muy acertado. La serie contó con la publicación de dos discos, un primero el que nos ocupa en 1999, y otro doble en 2001. Y en ellos había, sobre todo, mucho Rock And Roll clásico, temas imbatibles, que encajaban como un guante en lo que quería transmitir la serie. Pero el inicio se lo llevó una canción de un grupo desconocido, cuya mayor hito sería precisamente este, como era el ‘Woke Up This Morning’ de Alabama 3, la música de la cabecera, que sonó durante toda la serie, con ese icónico recorrido que hacía Tony al volante por New Jersey, un comienzo que sería ‘marca de la casa’ y que no podías dejar de ver, mostrando un New Jersey ‘cutre’. Una canción tremenda y adictiva, como la propia serie, para una cabecera que ya es historia:

En la banda sonora, le seguía un poderoso Blues a cargo de un veteranísimo R.L. Burnside, ‘It’s Bad You Know’, y le daba paso a una de las canciones más tristes de Sinatra, que encajaba con el estado depresivo de Tony, la clásica ‘It Was a Very Good Year’, nada más que añadir. Luego aparecía Bob Dylan con ‘Gotta Serve Somebody’, un tema de 1979. Y una de mis canciones favoritas es ‘Inside of Me’, del grupo de Van Zandt Little Steven & The Disciples of Soul, una canción festiva que nos muestra el talento del bueno de Steve, casi siempre en un segundo plano como escudero de Springsteen. Dos temas muy potentes, representativos del R&B de los sesenta, como son el ‘I Feel Free0’ de Cream y el ‘Mystic Eyes’ de Them, con Van Morrison dando muestras de su poderío, para dar paso a un Springsteen, que tampoco podía faltar, con ‘State Trooper’, un tema oscuro del Nebraska. Y los clásicos se suceden, con el ‘I’m a Man’ de Bo Diddley, el ‘Complicated Shadows’ de Elvis Costello & The Attractions y ‘The Beast in Me’ de Nick Lowe, un apropiadísimo tema que cerraba el capítulo piloto. Finalizaba el disco con la contundente ‘Viking’ de Los Lobos y con dos temas más disonantes en el disco, ‘Blood is Thicker Than Water’, de Wyclef Jean con G&B, una canción que era una breve muestra de la diversidad musical que acometería la serie, y una canción de los Eurythmics más crepusculares, ‘I’ve Tried Everything’, otra letra ilustrativa de la situación en que se encontraba Tony.

Suelo escuchar de vez en cuando este disco, una de las mejores bandas sonoras que yo haya visto. Como decíamos, muchos de estos temas son clásicos, pero tanto el conjunto como la evocación de la serie donde se enmarcaban, es lo que les da ese valor. No es una mera sucesión de canciones, no, es algo mucho más grande, como lo fue The Sopranos, a los que he prometido volver algún día, cuando tenga tiempo, sentarme a disfrutar de nuevo de esa tragedia griega, recordar sus historias, descubrir matices que se quedaron en el tintero, algún día.

LOW, ‘Ones and Sixes’

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Dos años después de ejercitar con éxito su vertiente más folk, con la inestimable ayuda de Jeff Tweedy, en el magnífico ‘The Invisible Way’, el trío de Minnesota presenta su decimoprimer trabajo de estudio en el que, lejos de experimentar, recupera texturas electrónicas y bases de rock clásico, que no por relajadas son menos contundentes. La lenta cadencia de sus canciones junto con las intensas interpretaciones vocales, tanto de Alan Sparhawk como de una Mimi Parker cuya voz es capaz de transmitir una cantidad de emociones difícil de discernir, siguen caracterizando sus composiciones.

‘Ones & Sixes’ suena limpio y destaca por la concrección de sus contados elementos, insistiendo en el minimalismo que, por diferentes medios, han practicado siempre. La aparente sencillez y austeridad de sus composiciones da aún más valor a su gran expresividad, si bien en este disco incluyen algunos temas en los que se pueden adivinar ligeros elementos pop. No es el caso de la apertura del disco que en Gentle reafirma de inicio su identidad electrónica antes de un profundo y emocionante final, en la guitarra protagonista de la destacada No comprende o en Spanish Translation, centrada en la voz de Sparhawk y con un potente estribillo.

En Congregation e Into You bajan las revoluciones y brilla la voz de Mimi Parker, entre medio el conjunto respira con los aires funk del bajo en No End, algo más ligera, y el logrado dream-pop de la preciosa What Part Of Me con un bonito juego de voces, al igual que en la sugerente Kid In The Corner. The Innocents es la pieza más redonda, sustentada en unas bases oscuras y una contundente guitarra, al igual que Lies, que también contiene unas potentes bases rítmicas y se acerca más al clasicismo pop. Landslide es la canción más dura y tenebrosa y su poderoso inicio te arrastra hacia una larga y ascendente culminación instrumental, antes del cierre del disco con su sonido más reconocible, de interrumpidas y reverberantes percusiones entre unas sencillas guitarras en DJ.

Low vuelven a hacerlo sin necesidad de sorprender, como han hecho en otras ocasiones, sino reincidiendo en sus austeros pero fructíferos recursos para crear un trabajo mayor, quizá más inmediato que otros pero igualmente inspirado e inspirador, extrañamente cálido y oscuro, que nos recuerda la enorme riqueza expresiva de la sencillez.

 

Formar un supergrupo: de ‘híbridos’ y superbandas (y III)

maxresdefaultY sí, sabemos que nos faltaban The Traveling Wilburys, pero los estábamos dejando para el final. Si hay un supergrupo que haya tenido un halo mítico no es otro que esta formación tan brutal: Bob Dylan, Roy Orbison, Tom Petty, George Harrison y Jeff Lyne (que conste, no soy fan de Lyne, no me gusta la Electric Light Orchesta). Los Traveling Wilburys publicaron dos discos, el primero en 1988, un imbatible Traveling Wilburys Vol. 1, con un tema ya clásico como ‘Handle with Care’, y un disco en el que las voces de los cinco tomaban su protagonismo y que recuperaba a un Orbison olvidado que en esos años viviría un reconocimiento póstumo a través de su disco Mystery Girl (1989) y el homenaje de colegas como Bruce Springsteen, Elvis Costello, Jackson Browne, Tom Waits y k.d. Lang, entre otros. Orbison fallecería en 1988 de un ataque al corazón, con 52 años, añadiendo un halo mayor a la tragedia que había sobrevolado por la vida de Orbison. Los restantes Traveling Wilburys grabarían un disco más en 1990, Traveling Wilburys Vol. 3, que también era un disco interesante, pero sin alcanzar el marchamo de la primera entrega. Tras este trabajo, nada más, y poco se puede esperar, ya que también falleció George Harrison en 2001. Queda en la memoria esta banda tan imponente y sus canciones, especialmente sus canciones, Rock norteamericano con una buena dosis de raíces:

Anteriormente, el Country también contaría un con un supergrupo como The Highwayman, con Johnny Cash, Willie Nelson, Waylon Jennings y Kris Kristoffersonm, una banda que publicaría su primer disco en 1985 y el último en 1995, quedando una segunda entrega en 1990. Pero si hay un supergrupo que debemos reseñar es Crosby, Still, Nash & Young. La mítica también rodea a este combo, que ya era antes de la incorporación del bueno de Neil una banda con tres pesos pesados como David Crosby (The Byrds), Stephen Stills (Buffalo Springfield) y Graham Nash (The Hollies). Exponentes del Folk – Rock de los 60 y 70, y cuando llegó Young, bueno, cuando llega Young la cosa se complica porque Neil es Neil. Además, a lo largo de las décadas han protagonizado separaciones, broncas, reencuentros…un culebrón, funcionando en ocasiones los cuatro juntos, en otras volviendo al formato de tres, etc. Ahí queda su icónica imagen de los cuatro al frente del escenario con sus guitarras acústicas y empastando sus voces.

El neo Folk también tuvo un supergrupo en el proyecto Monsters of Folk, que sigue funcionando y que comenzó en 2004, aunque sólo han publicado un disco en 2009. Allí están Jim James (My Morning Jacket), Conor Oberst (Bright Eyes), M. Ward y Mike Bogis (también de Bright Eyes). El disco les salió un poco aburrido, y nunca se han vuelto a juntar para grabar un nuevo trabajo, a pesar de la gran expectación que generó esta unión con los nombres mencionados. Y no debemos olvidar en las últimas semanas la publicación del disco de versiones de Iron & Wine con Ben Bridwell (Band Of Horses), titulado Sign Into My Mouth, que también nos dejó un poco fríos. Al otro lado del Atlántico también tenemos algunas experiencias de supergrupos, comenzando por el que se montó el siempre inquieto Damon Albarn (Blur) con Paul Sinomon (The Clash), Simon Tong (The Verve) y Tony Allen (Fella Kuti) bajo el nombre de The Good, The Band & The Queen, con único disco publicado en 2007, que también tuvo su cierta repercusión pero que ha sido una colaboración puntual. Claro, que igual también tendríamos que considerar a Gorillaz un supergrupo, pero nosotros lo vemos más como un proyecto, con Mick Jones y Sinomon de The Clash, el propio Allen, etc., gente que colabora puntualmente, etc. En las Islas Británicas tenemos que destacar a The Last Shadows Puppets, el grupo que en 2007 formó Alex Turner de Artic Monkeys con Miles Kane (The Rascals) y el productor James Ford. Turner, del que ya hemos señalado en alguna ocasión que es uno de los más listos de la clase, fue fundamental para que la carrera en solitario de Kane tomase un nuevo rumbo. Sólo han publicado un disco, The Age of the Understatement en 2008, que alcanzó el número 1 en el Reino Unido. Todavía Turner era poco más que un crío, con Artic Monkeys con sólo dos furiosos discos, para centrarse en este proyecto más en el pop de los 60, orquestaciones incluidas, con claras resonancias a Scott Walker. Un trabajo notable que no tampoco tuvo continuidad:

En España también hemos tenido nuestra buena ración de supergrupos, algunos aquí ya comentados y valorados muy positivamente. Nuestros favoritos son Corizonas, la unión de Los Coronas y Arizona Baby, una superbanda que ha pasado muchas veces por Los Restos del Concierto, en disco y en directos. Con Javier Vielba como frontman y Fernando Pardo como la otra gran cabeza visible, junto al resto de los integrantes, sorprendieron primero con su gira conjunta, luego con el disco que recogía esas actuaciones, y posteriormente con su disco de material propio ya como Corizonas, el sobresaliente The News Today (2011), con un sonido claramente norteamericano, si este grupo fuese de Nashville o de latitudes parecidas… No pararon de girar desde entonces y parece que habrá material nuevo en breve. Nosotros no nos lo vamos a perder. Y también podemos calificar de supergrupo a otra banda que hemos comentado en este blog como son Mi Capitán, integrada por nombres del indie barcelonés (Love Of Lesbian, Stanstill y Egon Sonda), que en 2015 publicaron un muy buen disco como es Drenad el Sena, con sonidos que nos recordaban en parte a esos mimbres pero con una personalidad propia.

Pero ha habido más. No podeos olvidar aquí a Bushido, aquel proyecto de 2003 que tuvo disco en 2004 en el que estaban Bunbury, Shuarma (Elefantes), Carlos Ann y Morti (El Fantástico Hombre Bala), que se quedó en eso y que tenía una pinta como muy afectada. Y desde Granada llegan Grupo de Expertos Solynieve, combo liderado por Jota de Los Planetas y que cuenta con integrantes de Lori Meyers y de Lagartija Nick. Comenzaron su andadura en 2005 y han publicado un par de discos y varios EPs, en los que conjugan los sonidos de su tierra con elementos más Pop y Rock. Reseñable también fue G5, una banda que juntó a Kiko Veneno, Los Delinquentes, Tomasito y Muchachito, un grupo que sonaba a esa mezcla del pop y la rumba y que contó con un disco en 2007 titulado Tucaratupapi, otro experimento que no siguió adelante, a pesar de que ha habido otros intentos.

Terminamos, aunque seguro que nos hemos dejado a mucha gente. Mientras escribimos esta serie de artículos, aparece el primer disco de Hollywood Vampires, un proyecto de rock duro que viene de los 70, revitalizado recientemente por Alice Cooper, Johnny Depp y Joe Perry (Aerosmith), y en el que han colaborado Paul McCartney, Slash, Dave Grohl (¡cómo no!) o Perry Farrell (Jane’s Addiction), entre otros. Un proyecto que es un divertimento de amigos, pero vaya nómina de amigos. Y, finalmente, las cosas no siempre salen bien en esto de los supergrupos, y los que se quedarán por el camino y desconocemos. Incomprensible e infumable fue el que se montó bajo el inapropiado nombre de SuperHeavy en 2011 y que contó con un masacrado disco llamado como la banda. Allí estaban un Mick Jagger al que la autobiografía de Richards no había dejado en buen lugar, una perdida Joss Stone, Damian Marley (hijo de Bob y que aportaba el toque Reggae), un exponente de la música india como es A.R. Rahman (en estos lares conocido por la BSO de la multipremiada Slumdog Millionaire) y Dave Stewart (Eurythmics), un hombre que da miedo en lo que toca. Este proyecto multicultural estaba abocado al fracaso, y no por la multiculturalidad, sino por canciones tan penosas como su primer single, ‘Miracle Worker’, un dislate de tema. En fin, que no siempre estos supergrupos salen bien parados, pero la gran mayoría nos hacen pasar muy buenos ratos, salvo SuperHeavy, claro: