James Rhodes, ‘Instrumental (memorias de música, medicina y locura)’

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Con apenas treintayocho años de existencia, e incluso antes, la vida del pianista inglés James Rhodes ya había dado sobrados argumentos para una autobiografía. Una vez conocido el contenido de esta uno se convence de la necesidad de su publicación por su indudable interés y por el beneficio que puede reportar tanto a su autor como a los lectores. Porque ‘Instrumental’, que en España ha sido editado con el gusto habitual por Blackie Books, a punto estuvo de no ser publicada al soportar una prohibición inicial de la justicia británica, solicitada por la exmujer del autor al considerar el posible daño psicológico para el hijo de ambos.

Y es que lo que cuenta ‘Instrumental’ es muy duro, incluso puede resultar desagradable en algunos de sus pasajes, principalmente en los que se refieren a los abusos sexuales que durante años sufrió en el colegio pero también en los que narran su adicción a las autolesiones y otros, todos ellos contados con crudo detallismo. Es cierto que también incluye un montón de interesantes referencias musicales y pasajes llenos de vida especialmente en su parte final, pero por lo que destaca esta narración sobre todo es por la minuciosidad en la descripción de las fases más escabrosas de la vida de Rhodes, pero sería un error quedarse únicamente con esa parte del libro.

Por encima de todo ‘Instrumental’ es una historia de superación y una muestra de la capacidad casi redentora de la música, algo de lo que también habla muy claramente. De hecho hay capítulos que podrían considerarse de autoayuda, valiosos consejos y reflexiones sobre el dolor y la culpa que bien podrían ser aplicados en situaciones no necesariamente tan dramáticas como las narradas en este libro.

También hay lugar para las andanzas musicales; interesantísimos apuntes sobre el difícil estudio de la técnica pianística así como reflexiones sobre el actual estado de la música clásica, la industria y la educación. En este último aspecto incide especialmente, en proponer nuevas lugares y formas de exhibición más accesibles y cercanas al gran público, lejos de los elitismos que hoy parecen imperar en este género musical, criticando con dureza, excesiva en ocasiones, a la actual industria.

Pero lo más destacable es el entusiasmo y la energía con que Rhodes, después de la increíble serie de desdichas sufridas desde su infancia (que incluyen abusos, violaciones, adicciones, psiquiátricos e intentos de suicidio) cierra el libro encarando lleno de ilusión nuevos proyectos con los que promocionar la música que a él le ha sido tan útil y sanadora a través de diferentes facetas como conciertos, programas de televisión o la propia escritura, todos ellos resueltos desde una óptica renovadora.

Se trata de un testimonio difícil y esclarecedor, descarnado por momentos, que a la vez que despierta conciencias con respecto al abuso infantil y sus consecuencias, señala un horizonte de esperanza, un camino iluminado por la música.

Promised Land Sound, ‘For Use and Delight’

PoB-22-cover-webHace casi dos años nos hicimos eco del disco de debut de 2013 de una joven banda de Nashville llamada Promised Land Sound. Aquel trabajo, de título homónimo, bebía de los sonidos norteamericanos más clásicos, un disco que era muy monolítico pero que ofrecía cosas interesantes. Dos años después, en 2015, los de Nashville regresan con un nuevo trabajo, For Use and Delight, donde no se acomodan en aquellas raíces aunque partan de ellas y facturan un disco notable, con algunas canciones muy destacables aunque se desfonda al final. For Use and Delight tiene un punto más ambiental, psicodélico por momentos, construyendo atmósferas y con unas guitarras que siguen sonando poderosas, además de ganar en la voz Joe Scala.

El comienzo ya avisa con una sobresaliente ‘Push and Pull (All the Time)’, donde se basan en las melodías y tienen un toque Pop. Esa misma línea la siguen y la superan en ‘She Takes Me There’, maravillosa canción, con la presencia del pedal steel, un medio tiempo con un toque melancólico. Más clásica, en la línea del primer disco, aunque matizando en las voces, ‘Otherworldly Pleasures’. En ‘Through the Seasons’ desciende el nivel, una canción más experimental si se quiere, donde no acaban de concretar. ‘Dialogue’ es un tema instrumental que sigue en esa línea más ambiental y muy acústica, mientras que el nivel se recupera con ‘Oppression’, más del rock norteamericano.

En ‘Golden Child’ se tornan más rockeros, con la base rítmica acelerada, y llega otro de los momentos destacados de este disco con ‘Canfield Drive’, que retoma lo que ofrecían al comienzo del mismo. Los tres últimos temas son más flojos, con una insutancial ‘Better Company’ que se inicia de forma acústica, seguida de la más tranquila ‘Northern Country Scene’ pero que no llega a la altura de las anteriores, y se cierra con ‘Within Sight’, que tampoco les funciona.

Pese a este final menos inspirado, For Use and Delight es un disco recomendable de una banda que sigue creciendo, lentamente caminando hacia la segunda línea del rock norteamericano de raíces, ofreciendo cosas nuevas con respecto a su debut. Seguiremos atentos.

Built to Spill, ‘Untethered Moon’

descargaOtro disco que teníamos pendiente de 2015 es este Untethered Moon de Built to Spill, veteranos de la escena del indie rock norteamericano con más de dos décadas de carrera. Encabezados por Doug Martsch y Brett Nelson, no entregaban un nuevo trabajo desde su ya lejano There Is No Enemy (2009). Seis años después, y en este Untethered Moon vamos a encontrarnos esas señas de identidad de Built To Spill, guitarras predominantes, ruidosas y espesas pero a la vez punzantes, vinculadas a bandas como Dinosaur Jr. o Pavement, aunque también hay espacio para el más psicodélico Neil Young y sus Crazy Horse. A lo largo de los diez cortes de este disco, Buitl to Spill no se salen del guión, con las guitarras desbordando una y otra vez, lo que en algunas ocasiones puede generar cierta monotonía aunque la rompen con pequeños giros en el camino.

El inicio con la fantástica ‘All Our Songs’ presenta esas guitarras adustas y contundentes, con un punto épico, que nos remiten a lo mejor del Power Pop de los 80 y 90, más de seis minutos en los que las voces quedan en un segundo plano. Más optimista es la más melódica ‘Living Zoo’, otro tema de los más destacados de todo el disco, y le sigue en esa misma línea ‘On the Way’, que si bien tiene un comienzo más Pop deriva luego hacia derroteros más oscuros y psicodélicos. El nivel sigue muy elevado con ‘Some Other Song’, de nuevo con esa introducción instrumental, que por momentos nos recuerda a Yo La Tengo. Y en esta primera parte del disco se sigue rayando el sobresaliente con ‘Never Be the Same’, melodía y contundencia guitarrera de nuevo.

En la segunda parte el inicio es para la más oscura y distorsionada ‘C.R.E.B.’ y para ‘Another Day’, donde también las guitarras se imponen claramente, dos temas que rebajan un poco el nivel comienzo. Un punto de inflexión lo marca la preciosa, y más corta (no llega a los tres minutos) ‘Horizon to Cliff’, una canción de las más diferentes de todo el disco, pero no por mucho tiempo porque ‘So’ retoma la senda y el final, con la extensísima ‘When I’m Blind’, un tema que se va por encima de los ocho minutos en plan Neil Young & Crazy Horse, cierra con mucho ruido este Untethered Moon.

Muy convencidos nos quedamos con la nueva entrega de Built to Spill con la que hemos recordado lo que nos impactaron en su momento bandas como Pavement o Yo La Tengo, entre otros, y con canciones tan fantásticas como este ‘Living Zoo’: