Dorian triunfan en el Concept

229393_description_cartel-dorian-especial-fin-giraConcept, Logroño (La Rioja), 12 de noviembre de 2016

Confieso que nunca había sentido mucha curiosidad por Dorian. Puede que fuese por un sonido que no me acababa de llenar, demasiado electrónico para mi gusto, puede que por alguna cosa de esas raras que nos pasan con bandas o artistas, que no te acaban de entrar. Sin embargo, un día escuché las nuevas versiones de ‘Los amigos que perdí’ (sí, movido por la curiosidad por Santi Balmes de Love of Lesbian y ‘Cualquier otra parte’ y me quedé enganchado a las letras. De ahí a pillar el Diez años y un día (2015) sólo hubo un rápido paso. En este disco, Dorian tocaban sus temas más populares, o buena parte de los mismos, de forma más Pop o melódico, desnudando sus canciones de buena parte del contenido más electrónico. Y la verdad es que ahí me ganaron con un disco muy recomendable. Así que era prácticamente obligatorio acudir a ver la primera actuación de Dorian en Logroño, en el cierre de su gira que les ha llevado en estos meses por los principales festivales, incluido el Fardelej de Arnedo el pasado mes de julio. Las expectativas eran altas, pero también temía que su directo no iría tanto por el lado melódico del Diez años y un día sino por el más electrónico. Y hubo de todo, pero predominó lo segundo levemente.

Hay que comenzar diciendo que había un nutrido y heterogéneo público, tanto gente más joven (los menos) como otros habituales de los conciertos de este tipo de grupos del indie mainstrean, con numerosa presencia femenina. Además, eran muy fans porque se sabían buena parte de las canciones y las coreaban sin descanso, especialmente si se les pedía desde el escenario. Cuando salieron Marc Gili, Belly Fernández, Bart Sanz, Víctor López y Lisandro Montes, todos con esa estética característica de negro, aquello se comenzó a venir abajo y acabo de hacerlo de forma irremediable si tu concierto lo empiezas con un tema como ‘Los amigos que perdí’, que es de los que te ponen la piel de gallina. Un tanto más acelerado, la canción no perdió su toque épico con esa letra que es tan redonda. A partir de ese momento fueron dando rienda suelta a casi todos los temas de Diez noches y un día, aunque algunos eran demasiado ‘machacones’ para mi gusto, pero no les hizo perder ni un ápice de fuerza a ‘Cualquier otra parte’, que para mi gusto perdió en este directo; ‘Verte amanecer’, que ganó; ‘Estudios de mercado; ‘El temblor’; la menos convincente ‘Solar’ o la más lograda ‘Paraísos artificiales’. Y fueron tremendas la fantástica ‘Arrecife’ y el cierre con una ‘Tristeza’ que puso a bailar todavía mucho más a la sala. Y, aunque no familiarizado mucho con sus otros discos, no puedo dejar de destacar la habitual versión acústica y muy emotiva de ‘Te echamos de menos’.

Salimos de allí dos horas después de iniciado el concierto, con la gente muy contenta y con una banda que demostró un elevado nivel en directo, con un Gili que desempeñó el rol de frontman de forma contenida pero eficaz, aunque me pasa que su voz tampoco me acaba de convencer. Yo me sigo quedando con su Diez años y un día, cuestión de gustos, un disco fabuloso.

La melancolía Pop de Prefab Sprout

mi0001401623No sé si será este otoño tan raro en lo meteorológico o que uno anda más melancólico de lo normal pero he vuelto, lo suelo hacer de vez en cuando, a una banda como Prefab Sprout. La verdad es que Prefab Sprout nunca fue un grupo del que particularmente me sintiese cercano en los años en los que los ingleses alcanzaron su éxito, y que nos tocó a finales de los 80 y primeros albores de los 90. Hay que tener en cuenta que los 80, esa década tan denostada en el mundo de la música, también aportó cosas muy interesantes y los de Paddy McAllon fueron una de ellas, aunque tampoco fueron nunca una banda de primera línea. En aquellos años, Prefab Sprout contaron con dos hits que suelen también ser carne de las radios nostálgicas como son ‘The King of Rock ‘N’ Roll’ y ‘Cars and Girls’ pero, el resto de su discografía no ha alcanzado esa popularidad a pesar de contar con un disco de la categoría de Steve McQueen (1985), su segundo trabajo y obra cumbre de su carrera. Barridos posteriormente por el devenir de la música popular, la historia de McAllon, líder de la banda y que ha seguido firmando discos muy espaciados como Prefab Sprout, también ha alcanzado su punto más dramático por sus diversos problemas graves de salud.

No, no estaba Prefab Sprout entre mis favoritos en los finales de los 80 y comienzos de los 90, tampoco eran muy conocidos. Mi primer recuerdo de la banda es ‘Looking for Atlantis’ de su disco de 1990 Jordan: The Comeback. Vídeo de turno y actuaciones musicales en los programas de televisión de la época para una banda que repetía un cierto esquema de parte de las bandas de Pop británico de los 80 como era esa presencia femenina, Wendy Smith a los teclados y haciendo también las voces, como se daba también en Deacon Blue. Los otros dos integrantes de la banda en su época más relevante serían Neil Conti a la batería y Martin McAllon al bajo. Aunque no adquirí ese disco, sí que esa canción se me quedó muy grabada, aunque fuese injustamente olvidada en el recopilatorio A Life of Surprises: The Best of Prefab Sprout (1992) y que adquiriría en 2001. Luego ya iríamos descubriendo otros temas de la banda pero Prefab Sprout me dejó una cierta curiosidad. A pesar de ello, les pasó como a la mayoría de la bandas y artistas de los 80, que fueron barridos por todo lo que vino a comienzos de los 90 y cayeron en el olvido. De hecho, Prefab Sprout no volverían a publicar un disco hasta 1997 con Andromeda Heights.

Pero vuelvo al inicio, en un momento dado me pillé ese recopilatorio ya mencionado de Prefab Sprout. Vale, estaban sus dos hits que también he señalado, pero ese disco me llevó a otras canciones maravillosas y tremendas a las que suelo recurrir en no pocas ocasiones. Prefab Sprout es Pop británico de los 80, con todo lo que se quiera, esa influencia de la New Wave incluida y esa producción, aunque aquí más contenida, pero que tiene unas canciones que son pura orfebrería, con esas melodías que construía McAllon. Es imposible no caer en ellas e, incluso esos dos temas más reconocibles, con esos gritos y efectos, ‘The King of Rock ‘N’ Roll’ y, especialmente ‘Cars and Girls’, tienen esa melancolía que no deja los temas de McAllon, un poso del que no puede sustraerse pese a un vídeo tan de los 80 como ‘The King of Rock ‘N’ Roll’. Los dos temas estaban en su mayor éxito comercial, From Langley Park to Memphis, aunque la principal aportación de Prefab Sprout fue Steve McQueen.

Melodías Pop de las que sirven para emocionarse, ¿cómo no caer rendido ante ‘When Love Breaks Down’, ‘Goodbye Lucille #1 (Johnny Johnny)’, ‘Appetite’, etc.? Son, sin duda, de los mejores temas de Prefab Sprout, ideal como decíamos al inicio para una tarde de otoño. McAllon no pudo superar la creatividad que mostró en Steve McQueen pero dejó también otros temas que no se quedaban muy atrás, comenzando por sus dos mayores éxitos y siguiendo por otros como ‘The Sound of Crying’, ‘Cruel’, la increíble ‘We Let the Stars Go’, ‘Life of Surprises’ y unas cuantas más que me dejo. Prefab Sprout es hace mucho tiempo Paddy McAllon, ha publicado muy pocos discos, el último en 2013 titulado Crimson/Red, que tuvo una repercusión positiva. Pero no cabe duda que, aunque los sigamos encontrando únicamente en las emisoras nostálgicas y volvamos a ver los vídeos de ‘The King of Rock ‘N’ Roll’ y ‘Cars and Girls’, Prefab Sprout fueron una de las grandes bandas de la década de los 80.

Ryley Walker, ‘Golden Sings That Have Been Sung’

a1950601767_5Interesante combinación de folk, jazz y psicodelia la que hace de este joven músico estadounidense, que destaca sobre todo por su habilidad a las seis cuerdas, una original alternativa a los tradicionales cantautores norteamericanos y británicos. A lo largo de sus cuatro discos ha ido decantando su sonido de ilustres reminiscencias (Van Morrison, JJ Cale, Nick Drake…) hasta consolidar una personalidad inequívoca que ya con su anterior disco empezó a atraer el interés y el reconocimiento general. Asociado a los sesentas-setentas tanto por su sonido como por su estética, también le caracteriza un deje en el fraseo, como si cerrara las estrofas con desgana, que a fuerza de repetirse tiende a homogeneizar, quizás demasiado, sus canciones.

Pero lo más destacado de este trabajo es sin duda el excelente trato de las guitarras, con especial protagonismo para las acústicas, que en general culmina en una orgánica calidez sonora. Ya desde la inicial The Halfwit In Me demuestra una extraordinaria habilidad para trenzar guitarras, la cual deja temporalmente a un lado en la grave y percusiva A Choir Apart. Más lenta y apropiada para la intimidad de un club, Funny Thing She Said empieza a evidenciar la reiteración del tono vocal, al igual que en la recitada Sullen Mind, un jazz-folk más profundo y que destaca por su intensa parte final.

Más acústica y sencilla es I Will Ask you Twice, que precede a la joya del disco, las preciosas y convincentes guitarras enlazadas de The Roundabout. En The Great And Undecided alterna con buenos resultados las partes instrumentales con las vocales y en Age Old Tale va ampliando la orquesta desde el inicio denso y sugerente hasta la calidez del arropado final.

Las referencias religiosas y místicas que incluye en sus letras ahondan en el psicodélico resultado, sin duda portador de un gran talento. Este disco contiene preciosos ejemplos de una música que parece recuperada de otro tiempo para nuestro deleite y de la que Walker a buen seguro dará nuevas muestras, si cabe mejores.

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