La Ciencia, ‘Doce reactivos químicos’

cache_994586Nos detenemos en una formación riojana como La Ciencia y su disco Doce reactivos químicos, una obra que recoge su trabajo de los últimos años y en la que Victuro Santamaría (voz y guitarras), Roberto Santos (voz y bajo) y Borut Bizjak (batería) nos muestran sonidos claramente deudores de los grupos postpunk y oscuros británicos de los ochenta y su evolución a comienzos de la primera mitad de los noventa. Aunque las referencias están claras, no es menos cierto que hay una personalidad propia acentuada y que cómo son presentadas e interpretadas esas influencias da lugar a una propuesta que entra ya en la primera escucha y se va consolidando con las siguientes. Suenan a The Cure, a Joy Division, a The Church, a The Mission, a Placebo, etc., pero a la vez son una propuesta diferente dentro del panorama regional. Y atentos y atentas también a las letras, crípticas en no pocos casos pero abiertas a interpretaciones.

El inicio del disco es contundente, ya con ‘No hablar’ marcan la dirección, ese sonido muy británico de los ochenta y ese bajo que remite directamente a Joy Division, con unas guitarras poderosas como contrapunto. ‘La tierra remota’ no abandona esta senda, pero es melódica y la letra es muy interesante, dando paso a uno de los mejores temas del disco, ‘Inorgánica’, canción de guitarras muy pesadas que rompe un poco con lo anterior y que tiene un quiebro en su mitad muy acertado. ‘Duermevela’ nos recuerda más a los noventa, un tipo sonido Placebo, un medio tiempo al que le sigue la más épica ‘Frivolité’, posiblemente más previsible. Y en ‘Hostil’ encontramos reminiscencias a los Héroes del Silencio primigenios, especialmente en las guitarras.

‘El gran embaucador’ es otro de los momentos destacados del disco, una canción que sigue el patrón británico de los noventa que señalábamos anteriormente, el que se quería alejar del Britpop. ‘Invierno’ es una anomalía, una canción más Pop y melódica, siendo de las más accesibles de todo el conjunto. Y llega el turno para ‘Ofelia’, el mejor tema del disco, épica, oscura, opresiva y contenida, con una sección rítmica poderosísima, un tobogán de emociones. En ‘Aguas raras’ no se bajan de la épica y dejan para el final dos momentos también destacados, ‘Bulgaria’ que tiene mucha fuerza y una gran letra, y regresan a ese punto más Pop y melódico con la fantástica ‘Qué ven tus ojos’.

La Ciencia ya están trabajando en nuevos temas y esperemos que podamos verlos pronto en directo. De momento, a disfrutar de este Doce reactivos químicos y de un vídeo tan impactante como el de ‘Ofelia’, obra de Pablo Andreva y que no deja indiferente.

Chuck Prophet, ‘Bobby Fuller Died For Your Sins’

Nuevo disco del veterano Chuck Prophet con el sugerente título Bobby Fuller Died For Your Sins. Prophet venía de entregar dos grandes trabajos, Temple Beautiful (2012) y Night Surfer (2014), dos discos sobresalientes, especialmente el primero de ellos. En esta ocasión, Prophet no llega a la altura pero firma una obra notable y consistente que no te deja indiferente. Con Brad Jones entre los encargados de la producción, Prophet entrega una colección de canciones de puro Rock & Roll norteamericano, con esa voz característica y ese tono elegante y con clase. Un disco donde rinde homenaje y recuerda a algunos iconos y amigos del Rock & Roll que fallecieron en 2016, comenzando por David Bowie y siguiendo por Alan Vega (Suicide), y en el que también muestra su visión crítica y sarcástica.

El comienzo del disco es para la animada ‘Bobby Fuller Died For Your Sins’, Rock clásico con referencia al músico texano Bobby Fuller, fallecido en 1966, uno de los mejores temas del disco sin duda alguna. ‘Your Skin’ también es una gran canción, tiene un punto más oscuro en las guitarras y los coros quedan muy ajustados. ‘Open Up Your Heart’ es una bonita balada y de nuevo con las guitarras como elemento destacado. ‘Coming Out In Code’ es un tema en el que casi frasea, con una giro a la mitad del mismo que le hace crecer. Por su parte, ‘Killing Machine’ nos recuerda a los discos anteriores de Prophet, con unas guitarras muy contundentes de nuevo. ‘Bad Year For Rock And Roll’ es más luminosa, tira más hacia el Pop incluso, en lo que es todo un homenaje a David Bowie con la clara referencia al Thin White Duke, pero extensivo a todos los fallecidos del Rock & Roll en 2016 y a los que recuerda en el vídeo del tema, convirtiéndose también en otro de los momentos más destacados del disco.

‘Jesus Was a Social Drinker’ (otro título fantástico) comienza con su característico fraseo y nos lleva a través de una curiosa letra por en un tema que nos lleva hacia terrenos más Country, con un final fantástico donde expande la canción. ‘In the Mausoleum (for Alan Vega)’ el homenaje es para Alan Vega, integrante del dúo Suicide que también falleció en 2016, y lo hace como en el caso de Bowie, un tema alegre y juguetón con las guitarras recordando al Rock & Roll más clásico, y con ese ‘We’re gonna break it down’ repetido al final. El disco continúa con ‘Rider on the Train’, una de mis canciones favoritas, ese inicio es fantástico con un punto mayor de luminosidad, un tema delicioso con una letra de sustancia. ‘If I Was Connie Britton’ mantiene el nivel alto, Britton es una actriz norteamericana por cierto, siendo otro tema rockero, al igual que el también destacable ‘Post-War Cinematic Dead Man Blues’, Prophet en estado puro. ‘We Got Up And Played’ es un tema lento que transmite una cierta nostalgia y melancolía apuntalada por el órgano de fondo. Y el final es para la contundente ‘Alex Nieto’, una denuncia furiosa del asesinato a manos de la policía de San Francisco de Alex Nieto en 1994, seguramente la mejor canción del disco en la que en unas pocas estrofas señala algunos aspectos de la vida cotidiana de Nieto.

En definitiva, un disco recomendable y que nos devuelve a un Chuck Prophet en forma, guitarras preeminentes y sonidos contundentes. Sin duda alguna, Prophet merece más suerte y reconocimiento que el que tiene, un gran artista del Rock americano.

 

 

Algunos grupos de los 90 que te compraste y de los que ya casi no te acuerdas

Volvemos a los primeros años de la década de los 90, sé que habrá gente que me dirá que soy un pesado, pero no deja de ser mi gran primera referencia musical y a veces te pones nostálgico. Recapitulemos, 1991 y Nirvana lo ponen todo patas arriba con Nevermind. El Glam Rock y derivados son barridos por el Grunge, el hedonismo sustituido por el nihilismo. Y las discográficas sacan el colmillo porque muchos nos compramos el discurso debido a las estructuras de plausibilidad existentes. El Grunge incorpora a Pearl Jam, Soundgarden y Alice In Chains como primeras líneas pero en el mismo saco van a caer propuestas muy diferentes que serán categorizadas como ‘Alternativo’, ‘Indie’ y directamente…Grunge. Todos de multinacionales, por cierto, pero esa es otra historia. El caso es que las majors buscaron rápidamente y encontraron bandas que tenían ya una trayectoria de años, la mayoría en independientes. Sonic Youth, Dinosaur Jr., Soul Asylum, The Lemonheads son algunos nombres, muy diferentes estilísticamente, que salieron del underground y que incluso colocaron algunos hits como ‘Runaway Train’ (Soul Asylum) o ‘It’s About Time’ (The Lemonheads). Pero había que sacar más y otras bandas tuvieron una oportunidad que, seguramente, de otra forma no hubiesen tenido. Nos vamos a detener en cuatro casos que alcanzaron un cierto éxito y que no se entienden sin ese contexto, grupos distintos también y que me han hecho recordar aquellos años y volver a escucharlos. Sí, lo sé, no he puesto Stone Temple Pilots pero es que nunca les pillé el punto…

 

Blind Melon o una carrera cortada por la tragedia

Vale, el título de mártir del Grunge tiene un nombre claro: Kurt Cobain. Pero poco más de un año más tarde fallecía Shannon Hoon por sobredosis, cantante de Blind Melon, una de las bandas más prometedoras de esos años. La primera vez que supimos de Hoon fue en el vídeo del ‘Don’t Cry’ de Guns N’ Roses, aquel donde ya no estaba Izzy Stradlin. Hoon había colaborado en los coros del tema y es que era de Lafayette (Indiana), la misma ciudad que Axl Rose y el propio Stradlin. Su disco de debut, Blind Melon, estaba alejado del Grunge porque era un trabajo vital y optimista que fue publicado en 1992 bajo el auspicio de Capitol. Con toques Folk, guitarras acústicas y la personal voz de Hoon, Blind Melon colocó un hit como la maravillosa ‘No Rain’ (esa guitarra…) y su portada fue icónica, la niña del vídeo vestida de abeja. Había canciones tan potentes como ‘Changes’ o ‘Tones of Home’, alcanzando el 3 en el Billboard. Por cierto, en la producción Rick Parashar, que se encargó del Ten, del disco de Temple of the Dog o del Sap  de Alice In Chains. Hoy, este disco sigue sonando muy bien y se adelantaron en cierto sentido al ‘Americana’. Su siguiente trabajo, Soup (1995), no logró tanta repercusión cuando lo ‘Alternativo’ ya iba de retirada. Como decíamos, pocos meses después Hoon fallecía y la banda no se recuperó nunca. Publicarían dos discos más, Nico (1996) procedía de grabaciones anteriores a la muerte de Hoon, mientras que su último trabajo fue en 2008. Una pena, Blind Melon prometían e igual incluso se adelantaron un poco a su tiempo.

 

Candlebox o los más duros de la lista

De Seattle venían Candlebox, por lo que es normal que sonasen los más Grunge, con un punto más metalero. Fichados por Maverick, el sello de Madonna donde también estaría Alanis Morissette entre otros, bajo el paraguas de Warner, triunfaron con su primer disco de título homónimo. Voz afectada, la de su cantante Kevin Martin, guitarras oscuras y épicas, himnos como ‘Far Behind’, ‘You’, ‘Change’, etc., está claro que el modelo eran Pearl Jam pero a Stone Temple Pilots les salió mejor. No quiere decir que este disco fuese malo, al contrario, pero sí que es cierto que no ha envejecido tan bien como el de Blind Melon. Pero se subieron a la ola del momento aunque luego les fueron bajando rápido. En 1995 publicaron Lucy y ya no era lo mismo. Discos cada vez más espaciados, separaciones, Kevin Martin como único integrante original, y último disco en 2016 aunque ya casi nadie se acuerda de ellos. Por cierto, en la batería aparece en la actualidad David Krusen que fue el que grabó el Ten de Pearl Jam. ‘Far Behind’ todavía nos puede emocionar.

 

Collective Soul y una paleta más amplia

Desde Georgia les tocó el turno a Collective Soul, fichados por Atlantic que publicó de nuevo su disco de debut que antes había sido editado de forma independiente en su estado natal. Era 1994 y el título ya prometía: Hints Allegations and Things Left Unsaid. Su cantante, Ed Roland, también se empleaba de forma muy afectada pero su variedad estilística era más amplia y, aunque también tiraban de la sonoridad más Grunge, abarcaban más estilos como el Hard Rock o el Southern Rock, pero sin llegar a unos The Black Crowes. Fruto de ello, igual el disco carecía de una continuidad pero colocaron un hit como ‘Shine’, canción tremenda. Aguantaron el tipo con Collective Soul (1995) pero, como el resto, desde ahí fueron cayendo aunque han mantenido una carrera más o menos estable y no han dejado de publicar, su última entrega en 2015, aunque también han tenido cambios en la formación. Me parecieron los más flojos entonces y todavía hoy mantengo esa opinión.

 

Live y querer ser como REM

Live tienen una cabida más forzada aquí, habían publicado un disco con otro nombre en 1989 y habían debutado con Mental Jewelrey (1991), lo que les allanó el camino. Eran de Pennsylvania y su cantante, Ed Kowalcyck, tenía carisma y, además, se daba un punto en su voz a Michael Stipe. Sus composiciones también tenían una cierta vinculación y, por supuesto, no faltaba una cierta afectación. Su discográfica era Radioactive, distribución a cargo de MCA, y en 1994 publicaron su mejor trabajo, Throwing Cooper, un gran disco que alcanzó el número 1 en el Billboard. Tenían un single muy potente, como unos REM enfurecidos, ‘Selling the Drama’ (por cierto, si yo fuese REM les hubiese cobrado derechos), y más temas interesantes como ‘Lightning Crases’, ‘All Over You’, el inicio con ‘The Dam at Otter Creek’, ‘I Alone’, entre otros. Guitarras también contundentes y un disco que todavía hoy se escucha muy bien a pesar de un sonido un tanto monolítico. Repitieron en el 1 del Billboard con Secret Samadhi (1997) pero no estaba a la altura de su predecesor. Desde entonces, la trayectoria habitual de los casos señalados, separación durante unos años y último disco en 2014. Sin duda alguna, ‘Selling the Drama’, carne de emisoras nostálgicas.

 

Hay muchas más bandas y artistas que llevaron estos procesos. Son discos que están en casa y que, en ocasiones, rescatas de ese olvido que comentábamos en el titular. Formaron parte de nuestras bandas sonoras y nos queda un poso de nostalgia. Bueno, venga, Stone Temple Pilots para terminar: