Lo que esconde ese recopilatorio

Volvemos a la cuestión de los recopilatorios que comentábamos hace una semana, y en esta ocasión lo hacemos con canciones que aparecen como novedad o ‘gancho’ para completistas. Pero no es sólo eso. Es cierto que los recopilatorios han perdido vigencia de unos años a esta parte, ahora todo es mucho más accesible y también es cierto que te lo piensas antes de comprarte una disco de Greatest Hits de tus artistas y bandas favoritos si tienes todos los discos o la mayoría. Vale que algunos de ellos no se lo curran mucho o que es cuestión de discográficas, o incluso de cierre de contratos. Hay gente que ha pasado de poner nuevas canciones, por ejemplo Pearl Jam en su Rearviewmirror (2004), un extensísimo y completo repaso a la carrera de los de Seattle hasta entonces, o aquel muy escaso Greatest Hits de Neil Young en 2004, que venía a significar el primero del canadiense. Pero, en otras ocasiones hay recopilatorios con grandes temas que acaban siendo clásicos de las formaciones o artistas, o casi. Vamos a ver algunos ejemplos, y seguro que muchos y muchas tenéis vuestros favoritos:

‘Mary Jane’s Last Dance’ de Tom Petty & The Heartbreakers

En 1993, Tom Petty & The Heartbreakers sacaban su primer recopilatorio que era una maravilla y que sigue todavía alegrándome el día. Petty ya había atesorado una carrera contundente, incluso con su trabajo en solitario sin la banda, y tocaba esta mirada a sus trabajos anteriores. Competir con ‘American Girl’, ‘Refugee’, ‘The Waiting’, ‘I Won’t Back Down’, ‘Free Fallin’ o ‘Learning to Fly’, entre otras muchas, no era fácil, pero Petty se tenía guardada una canción fantástica, un tema que tenía los ingredientes típicos de Petty y sus Heartbreakers, esa armónica dylaniana incluida, pero sin olvidar esos sonidos Pop que tanto le gustan y le quedan tan bien. Compuesta por Petty, contaría con la producción de Rick Rubin, y también con un inquietante vídeo protagonizado por Kim Bassinger. Por cierto, ¿ese inicio no lo plagiaron años después Red Hot Chili Peppers en ‘Dani California’? Y, de regalo, la versión fantástica de ‘Something in the Air’ de Thunderclap Newman.

‘Always’ de Bon Jovi

El valor ante los críticos de Bon Jovi cayó en picado a comienzos de la década de los noventa y el Grunge lo acabó de reducir. Vale, tampoco antes lo había tenido fácil, pero algún día habrá que reivindicar las cosas buenas que hizo esta banda. El caso es que en 1992 habían publicado un buen disco, Keep the Faith, que también había triunfado con las baladas marca de la casa y con temas pegadizos como el que daba título al disco. Tocaba el ‘Greatest Hits’ de turno, primero de su carrera, y se tituló Cross Road (1994), para el que Bon Jovi incluyeron su balada definitiva: ‘Always’. Y sí, ‘Always’ tiene todo para que los detractores de los de New Jersey se les echen encima, pero es un pedazo de canción, con esas cuerdas y ese estribillo, con todos los componentes del género. La canción se convirtió en una de las más famosas de Bon Jovi y, aunque su envejecimiento ha sido peor, aguanta. Y, por cierto, también incluían una fantástica ‘Someday I’ll Be Saturday Night’, un tema que tiene un poso de melancolía que le funciona a la perfección. Luego no alcanzarían esa dimensión pero lo cierto es que nunca han parado, por encima de modas y críticas.

‘Murder Incorporated’ y más de Bruce Springsteen

Año 1995, la carrera de Bruce Springsteen va cuesta abajo, sin frenos. De acuerdo, ha ganado el Óscar a la mejor canción con ‘Streets of Philadelphia’, que no está entre sus mejores canciones, pero el fracaso de Human Touch Lucky Town en 1992 tras la disolución de la E Street Band pesa muchísimo. En 1993 había publicado el Unplugged de turno con la MTV, pero ni por esas. Así que llegó su primer recopilatorio que, la verdad, es muy pobre en cuanto al contenido porque resume en catorce temas una carrera ya entonces inabarcable (y, ojo, que incorpora dos temas de los discos de 1992), y que tituló Greatest Hits. Pero el Boss tenía sus trucos y los iba a emplear. El primero, reunir de nuevo a la E Street Band, y que mejor que salir con un pedazo de vídeo como el de ‘Murder Incorporated’, una de las mejores canciones de su trayectoria que resume toda su fortaleza, y grabado el vídeo con toda la intención en un bar y ¡con la vuelta de Steve Van Zandt!. El segundo truco, que ‘Murder Incorporated’ no era una canción nueva sino que era de 1982, lo que mostraba lo que tenía detrás y que luego mostraría en reediciones y otros jugosos materiales. Y había más, rescataba también ‘This Hard Land’, con un punto Folk, y aportaba como novedades de verdad la intimista ‘Blood Brothers’, profética, y la facilona ‘Secret Garden’, carne de cañón de una Banda Sonora como la de Jerry Maguire en 1996. Era flojo aquel recopilatorio, sí, pero luego lo enmendó con el tremendo Essential de 2003. Lo bueno, que reunió de nuevo a la banda, y sólo por eso ya vale recordarlo y por ‘Murder Incorporated’.

‘Bad Day’ de REM

La carrera de REM había discurrido hasta 1988 en la independiente I.R.S., que ya había publicado un recopilatorio en 1988 cuando ficharon por Warner titulado Eponymous y, cuando ya triunfaron por todo lo alto con Out of Time (1991), tampoco dejaron perder la oportunidad, lógicamente, y lo volverían a hacer en 1994 (esto ya era excesivo). Aunque hay que reconocerles el completísimo And I Feel Fine..The Best of the I.R.S. Years 1982-1987 (2006), lo cierto es que el recopilatorio de REM más conocido fue el correspondiente a Warner en 2003 y con el título de In Time. The Best of REM. 1998-2003. Para entonces, los de Georgia eran unos dinosaurios que nos engañaban con grandes singles, ‘Imitation of Life’ o ‘The Great Beyond’, y discos reguleros, Up (1998) y Reveal (2001), todavía estaba por llegar Waiting for the Sun (2004). In Time funciona muy bien, aunque pasan del ‘Shinny Happy People’, cosa que no harían en el definitivo de 2011, cuando repasaron toda su carrera tras separarse. Pero In Time demostraba que, si querían, podían. Y es que allí estaba una furiosa y guitarrera ‘Bad Day’, que había sido compuesta hacía casi dos décadas y que la firmaba también el batería Bill Berry. De nuevo una pequeña ‘trampa’, como Springsteen, pero es una grandísima canción que no te deja indiferente. Además, por si había alguna duda, ‘Animal’, otra canción que sigue sus líneas maestras, y con un Stipe desatado, que es otra gran canción de REM.

‘Wheels’ de Foo Fighters

Dedicada a Javi Castro, que es muy fan de esta canción, ‘Wheels’ fue el primer single del primer recopilatorio de los Foo Fighters del amigo Dave Grohl. Siempre hemos mantenido la teoría de que Foo Fighters ha hecho muy buenos singles, algún disco notable y sólo uno sobresaliente, el Wasting Lights (2011). Eso no quita para que una recopilación de Foo Fighters en 2009 no represente un no parar, porque te van poniendo desde ‘Besf of You’ hasta ‘Monkey Wrench’, pasando por ‘Everlong’, ‘The Pretender’, ‘Learn to Fly’, ‘Big Me’, ‘All My Life’…En ‘Wheels’ tiran de un medio tiempo guitarrero, siempre según sus parámetros, para ir ascendiendo hacia un estribillo poderoso que se irá repitiendo a lo largo del tema. Foo Fighters ofrecerían un nuevo tema, más desapercibido, ‘Word Forward’, y otro truco como una versión acústica de ‘Everlong’.

Y nos quedan muchos, seguro que algunos/as diréis que nos hemos dejado a U2, que sacaron un primer recopilatorio en 1998 dedicado al periodo 1980-1990, en el que tiraron de la cara B del ‘Where the Streets Have no Name’ con el ‘Sweetest Thing’, del que recordamos aquel vídeo en el que Bono pedía perdón a su esposa (¿era necesario este vídeo?, ¿tuvo que pedirle perdón también por el propio vídeo?), mientras que en 2002 publicaban el del periodo 1990-2000 que incluía ‘The Hands that Built America’, publicada en la Banda Sonora de la película de Martin Scorsese, épica a raudales que encajaba como un guante, pero todo esto lo dejamos para Javier Castro, experto en U2.

 

The Charlatans, ‘Different Days’

En la línea de ‘Modern Nature’ (2015), disco en el que ya mostraban una recuperación con respecto a sus trabajos de la última década, la veterana banda mancuniana presenta su decimotercera referencia en un sorprendente estado de forma, algo impredecible hace unos años. Grabado en el estudio que la banda posee en Crewe (Cheshire) y arropados por un montón de amigos/colaboradores, The Charlatans se mantienen fieles a su estilo y, ajenos a modas, perseveran en la actualización de un sonido particular y atractivo para unos seguidores que se/nos hacemos mayores pero aún nos reconocemos en sus canciones. Supervivientes de una época agitada en la siempre efervescente Manchester y a punto de cumplir los treinta años de carrera, presentan unas canciones alejadas del rock y la psicodelia que les auparon hace más de veinte años y, al igual que en su anterior disco, relajan su música con tintes más bailables y próximos al pop.

Cojos en la percusión desde el desgraciado fallecimiento en 2013 de Jon Brookes, vuelven a recurrir a ilustres como Pete Salisbury (The Verve) y Stephen Morris (New Order) que se alternan a la batería, a los que añaden prestigiosas colaboraciones de veteranos como Paul Weller, Johnny Marr o Kurt Wagner además de la alocución en uno de sus temas del escritor escocés Ian Rankin.

Como ha quedado dicho, abren el disco calmados y cercanos, con elementos de luminosidad electrónica en Hey Sunrise y en Different Days, que añade bajo y guitarras limpios y brillantes; se intercala la más floja Solutions. En Plastic Machinery, buen sencillo de lanzamiento cuyo video fue grabado en Barcelona, continúan despejados, vitales y sin complicaciones antes de aumentar el ritmo en Not Forgotten, que retoma las programaciones para acompañar una claridad de guitarras y bajo que suenan a «noventas», con un bailable y destacado final instrumental, y las bonitas y fluidas guitarras que acercan There Will Be Chances a un pop más grato. En Over Again y The Same House incluyen más tecnología de lo habitual, también más ritmo, en la segunda con mayor acierto, a las que sigue el enérgico pop noventero de Let’s Go Together. The Setting Sun es un breve instrumental antes de la romántica y reflexiva Spinning Out, con bello tarareo de Paul Weller como colofón.

Quizás sería excesivo atribuirles una segunda juventud, pero sí que parecen estar aprovechando reposada y fructíferamente su experiencia con dos últimos discos más que disfrutables. De modo que, cuando sus mejores trabajos empezaban a quedar demasiado atrás, y contra todo pronóstico, parece que The Charlatans han recuperado la frescura de una forma más que honrosa.

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Calamaro va en busca de Dylan o veinte años de ‘Alta Suciedad’

Año 1996, Los Rodríguez eran una de las bandas más importantes de España y de América Latina. Habían asaltado la banca con ese Rock & Roll con toques latinos que llegó a lo más alto con el soberbio Sin documentos (1993), su segundo disco tras el debut con Buena suerte (1991) que pasó sin pena ni gloria, manteniendo su racha con su tercer disco Palabras más, palabras menos (1995). Los Rodríguez contaban con un frontman como Andrés Calamaro, los ex Tequila Ariel Rot y Julián Infante a las guitarras, Germán Viella a la batería y Daniel Zamora al bajo. En 1996 estaban en lo más alto, como decíamos, giraban y llenaban con Joaquín Sabina pero…Pero la banda estaba rota por importantes desavenencias internas que dio lugar a su ruptura ese mismo año y la publicación de un excelente recopilatorio como fue Hasta luego. Era su momento pero siguieron cada uno por su lado, dejando la duda de lo que podría haber sido.

Andrés Calamaro había tenido su carrera en Argentina, tanto en otras formaciones como Los Abuelos de la Nada y en solitario, y fue el primero que se lanzó de nuevo en solitario en esta etapa posRodríguez. Claro, como aquellos tiempos no eran los actuales, sabíamos de esa carrera porque la discográfica de Los Rodríguez había publicado unas recopilaciones llamadas Grabaciones encontradas que pasaron también desapercibidas. La ruptura de la banda fue inesperada y las comparaciones con lo que habían realizado no se harían esperar. Y Calamaro decidió hacer un disco homogéneo y contenido, un trabajo melancólico y nostálgico, una búsqueda de Dylan reconocida ya desde esa portada. Se fue a Estados Unidos a grabar con músicos de la talla de Marc Ribot, Steve Jordan, Hugh McCracken, Charley Drayton, Chuck Rainey, entre otros. Y lo que le salió fue la primera piedra antes de la leyenda de Calamaro, un disco como Alta suciedad que ahora cumple veinte años y que se vio ensombrecido, injustamente, por la bestialidad de Honestidad brutal (1999).

El disco comenzaba con la potentísima y destacadísima ‘Alta suciedad’, una canción con guitarras poderosas y unos vientos atronadores, una letra fantástica que no te dejaba indiferente, pero esa potencia sería la excepción en un disco más contenido. Y es que el giro en el segundo tema era para ‘Todo lo demás’, pura melancolía calamariana, otra gran letra y unos toques Pop de gran clase. La apuesta seguía en lo más alto con una de mis canciones favoritas, de nuevo una letra para enmarcar en ‘Donde manda marinero’, con una cadencia a lo lejos del Reggae, una de esas canciones que todavía te ponen los pelos de punta. Y ‘Loco’, ¿qué decir de ‘Loco’?, en su día pudo sorprender que Calamaro apostase por este tema como primer single, parece liviana, pero es una locura de canción, esos vientos de nuevo, esos coros, esa ruptura con lo que había hecho con Los Rodríguez. ‘Loco’ fue una gran carta de presentación y otra de esas canciones que no te dejan de lado.

La melancólica ‘Flaca’ se convirtió en un hit, una canción triste que pudo quemarse en su momento pero que con los años retomé. ‘¿Quién asó la manteca?’ le sirve de contrapunto, es un tema más Blues, con una fuerte presencia de los coros y del órgano. Y ‘Media verónica’ te deja impactado, duro y amargo, con la voz de Calamaro quebrándose por momentos. En ‘El tercio de los sueños’ apuesta por la temática taurina y se acerca a terrenos del Country aunque no deja de lado el lado latino, aunque para mí es la canción menos conseguida del disco, cuestión de gustos. ‘Comida china’ es un tema minimalista sin abandonar la melancolía y ‘Elvis está vivo’ es un tema divertido donde rinde homenaje a Dylan y al propio Elvis. ‘Me arde’ es una de las canciones más rockeras, podría haber encajado en Los Rodríguez, que da paso a la soberbia ‘Crímenes perfectos’, una canción que también te pone los pelos de punta, una letra impactante de desamor y más. El cierre del disco queda para la colaboración con Antonio Escohotado en ‘Nunca es igual’, una canción Reggae con recitado de Escohotado y con letra acorde con el contexto, y para ‘El novio del olvido’, cierre corto y de nuevo minimalista y con la base acústica.

Calamaro publicó un grandísimo disco en aquel 1997, un Alta suciedad que se notaba muy trabajado y pensado, un disco de gran homogeneidad y con canciones sobresalientes. Luego llegaría Honestidad brutal, El Salmón y cómo el personaje engulló al artista. Pero Calamaro todavía tendría algunas cartas en la manga, aunque esa es otra historia, y siempre nos quedarán aquellos dos discos de 1997 y 1999 que seguimos escuchando con intensidad.