La delicia Pop de The Cardigans con ‘Carnival’

La industria musical sueca la mayoría de las veces da sorpresas muy positivas y una de ellas fueron The Cardigans. La primera vez que supimos de ellos fue con un tema que, para mí, es una de mis canciones favoritas de la década de los noventa. Era el otoño de 1995 cuando se coló un tema que tenía un estribillo y un sonido fascinante, una melodía Pop que nos llevaba a los sesenta, pero más cosas. The Cardigans eran un quinteto en el que la voz cantante la llevaba Nina Persson, una deliciosa y delicada voz, y el compositor principal era Peter Svensson, el guitarrista. En aquellos años de emergencia de lo ‘alternativo’, The Cardigans lo tenían menos fácil para encajar a pesar de que hacían versiones de Black Sabbath. Podríamos decir que su sonido era más Pop aunque con algunos ribetes de Rock & Roll. Su debut en 1994 se llamó Emmerdale y pasó sin pena ni gloria pero en 1995 dieron el salto internacional con Life y ahí estaba ‘Carnival’, una canción adictiva y que lo tenía todo.

En primer lugar, contaba con ese sonido de canción Pop luminosa pero con un tono de melancolía de fondo, para lo que la voz de Persson era una garantía. En segundo lugar, el uso del órgano Hammond era fantástico, lo que le convertía en la seña de identidad del tema. Y también había un toque de guitarra eléctrica bastante acertado. El vídeo tenía ese punto entre nostálgico y animado que caracterizaba al tema, todo un manifiesto Pop. En cuanto a la letra, ningún misterio, canción de amor-desamor con rimas fáciles como la del estribillo pero que se quedaban. La canción no fue un gran Hit pero sí que sitúo a The Cardigans en el mapa, demostrando que eran algo más que la belleza de Persson. En su siguiente disco, First Band on the Moon (1996) sí que conseguirían todo un número 1 con ‘Lovefool’, que estaba también en la Banda Sonora del Romeo + Juliet de Leonardo DiCaprio, que seguía el mismo esquema de ‘Carnival’ y que es un temazo igualmente. Luego llegaría el endurecimiento de su sonido con el Gran Turismo (1998), el giro hacia lugares más acústicos con el más intimista Long Gone Before Daylight (2003), que es uno de los discos que más me gustan de ellos, y el cierre a su producción con Super Extra Gravity (2005). Llegaría después un parón de 2007 a 2011, discos en solitario y reunión de la banda para girar aunque no han sacado ningún material nuevo. De todas formas, The Cardigans tienen canciones maravillosas que siguen sonando muy bien.

Alt J, ‘Relaxer’

Recién llegados al universo de Alt j tenemos poco que añadir en cuanto a su controvertida originalidad y trascendencia, si acaso nos queda la impresión de que no son tan excéntricos como parecen y que más allá de la primera impresión la sorpresa deja de tener efecto. Aparte de esto, el ahora trío formado en Leeds, no dejan de ser unos músicos que manejan la emoción con habilidad y que transmiten su supuesta complejidad con un resultado de lo más agradable.

En este tercer disco presentan las ocho canciones sin interludios ni extractos, lo que lo hace menos conceptual y le resta diferencia y unidad, aislando cada una de las piezas. Entre las destacadas está 3WW, una suerte de folk crepuscular en sus partes inicial y final, de sonido algo más reconocible en la central, que cuenta con la aportación vocal de Ellie Rowsell (Wolf Alice) y cuyo precioso video parece basado en el ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo. También destacada, In Cold Blood introduce algo de ritmo y energía y precede a la libérrima versión de House Of The Rising Sun, la canción popularizada por The Animals en los sesenta, que les resulta demasiado lineal. En una especie de aseado sonido garaje se presenta Hit Me Like That Snare antes de que la intensidad electrónica regrese en Deadcrush, en la que recuperan algunos de sus característicos ejercicios vocales (nasalidades, falsetes, trabalenguas…) con brillantez. Poco a poco la inicialmente calmada Adeline se va cargando de emoción y Last Year, en la que colabora la cantante folk inglesa Marika Hackman, suena tradicional y orgánica aunque también algo monótona. El cierre lo pone el sonido más clásico de las cuerdas en Pleader, con juegos vocales y coros comunitarios finales.

Buen disco, al igual que los dos anteriores, entretenido y de aceptables efectos ambientales en el que es apreciable un intento por variar la fórmula aunque con irregular resultado. Más originales en su parte folk y menos innovadores en los pasajes electrónicos, el disco contiene buenas canciones pero no hits como en sus trabajos previos, y es previsible una menor relevancia que la que obtuvieron con estos, a pesar de lo cual sigue siendo particularmente agradable la experiencia de escucharles.

Prince and the Revolution, ‘Purple Rain’

Da miedo enfrentarse a un disco como Purple Rain, un clásico que ha sido reeditado con novedades. Y es que Prince es uno de los artistas superlativos de la música popular que nos dejó prematuramente hace poco más de un año pero con un legado inabarcable. Siempre hemos sido muy de Prince en Los Restos del Concierto. Cierto que en casi la última década y media su trascendencia fue menor, su carrera era muy difícil de seguir con lanzamientos continuos y dispersos, y no hay que olvidar que tampoco había un gran control de calidad en sus propuestas. Pero lo que hizo desde finales de los setenta hasta comienzos de los noventa, junto con algunos detalles en los siguientes años, lo convirtieron en un icono de la música popular. Prince había asumido las enseñanzas de grandes mitos de la música como James Brown, Stevie Wonder, Jimi Hendrix o Marvin Gaye, entre otros, para alcanzar una personalidad propia a través de obras como Dirty Mind (1980), 1999 (1982) o Sign o’ the Times (1987). Y, por supuesto, Purple Rain (1984), cuya reedición con material extra nos ocupa. Purple Rain, banda sonora de una película del mismo título protagonizada por el propio Prince. El de Minneapolis era capaz de aunar el Soul, el Funk, el Rock & Roll, etc., a través de sus tremendas canciones, su voz, su capacidad como guitarrista, sus dotes como bailarín, etc., y Purple Rain es un ejemplo de ello. Fue el primer disco con The Revolution como formación, con Wendy Melvoin, Lisa Coleman, Matt Fink, Brown Mark y Bobby Z. como integrantes más destacados. La reedición de 2017 nos ofrece la oportunidad de un material adicional en forma de once temas bajo el título From the Vault & Previously Unreleased, además de la primera remasterización del disco, proceso supervisado por el propio Prince en 2015. En definitiva, una oportunidad de lujo para volver a disfrutar de un disco tremendo que no ha perdido su vigencia y con unos extras que nos dejan con ganas de más.

Y es que Purple Rain, como otros discos de Prince, rebosa una unidad y coherencia superlativa. Ninguno de sus nueve temas desentona o desciende de nivel. Es un carrusel en el que Prince and the Revolution nos suben en un sonido futurista para 1984, con esos teclados tan característicos, pero también con unas melodías tremendas y con las aportaciones de las voces de Wendy & Lisa, de la percusión, y de las guitarras eléctricas en los momentos en los que tenían que aparecer. Compuesto en su mayor parte por Prince and the Revolution, buena parte de sus temas no pueden faltar entre lo mejor de Prince. Ya el comienzo es una enérgica y trepidante ‘Let’s Go Crazy’ donde el órgano, la percusión, las guitarras eléctricas y el estribillo Pop te dejan sin aliento. También es muy Pop ‘Take Me With U’, con esas cuerdas del comienzo y esos coros que llevan a la canción. ‘The Beautiful Ones’ es una balada maravillosa con la voz sugerente de Prince que culmina con sus gritos. ‘Computer Blue’ es un Funk futurista sobresaliente y en ‘Darling Nikki’ se contrapone la voz sugerente de Prince con una instrumentación poderosa y contundente. ‘When Doves Cry ‘ no admite contestación, comienzo de una segunda parte del disco imprescindible y un clásico instantáneo, con esas guitarras y esos teclados característicos. ‘I Would Die 4 U’ es brutal, una canción muy bailable que enlaza directamente con el Soul pasado por la batidora de The Revolution de ‘Baby I’m a Star’, para seguir bailando sin parar. Y el final no podía ser otro que el ‘Purple Rain’ que da título al disco, puede que la mejor canción de Prince y eso es mucho decir, y si no es la mejor está entre las tres primeras. Incontestable ‘Purple Rain’ con ese sonido épico, dramático y con esa interpretación de Prince en la que va demostrando su talento a lo largo de más ocho minutos que dura el tema. Una de las cimas ya no de la carrera de Prince ni de los ochenta sino de la historia de la música popular.

El disco extra, el ya mencionado From the Vault & Previously Unreleased, cuenta con once temas y más de setenta minutos de sonido Prince de ese periodo. No hay mucho espacio para la sutileza en estas canciones, sonidos electrónicos, bases rítmicas poderosas, un Prince desatado, y el Funk futurista de Prince and the Revolution llevado un paso más allá, especialmente en la primera parte del disco. Y ocurre desde el comienzo con una brutal ‘The Dance Electric’ que se va más allá de los once minutos. En la misma línea se sitúa ‘Love and Sex’, donde destaca la base rítmica, y ‘Computer Blue’ aparece en una nueva versión muy extendida y con más fuerza en las guitarras y con un final de altura alcanzando la canción una duración de más de once minutos. ‘Electric Intercourse’, un tema que aparece por primera vez en versión de estudio, responde al canon de Prince, un medio tiempo delicioso con la voz de Prince en falsete, usando los sintetizadores y teclados de forma protagonista pero con su voz siempre en primer plano. En cuanto a ‘Our Destiny/Roadhouse Garden’ comienza de forma sincopada y en ella Lisa Coleman lleva la voz cantante junto a Prince, es un tema muy de la época con unos arreglos de cuerda que igual no acaban de encajar aunque también hay genialidades como el sonido de la batería o la introducción de ciertos teclados en algunos momentos, además del giro del tema en la mitad del mismo. En ‘Possessed’ adoptan de nuevo un sonido de futurista con esa base de sintetizador que te lleva de nuevo a la pista de baile en un primer momento pero que luego adopta un tono extrañamente progresivo, aunque Prince de nuevo aprovecha su falsete y sensualidad, y en cuanto a ‘Wonderful Ass’, tiene un punto de más oscuridad en esos sintetizadores aunque encontramos algunos de los elementos de esa época de Prince además de contar de nuevo con las voces femeninas de forma protagonista y querer atisbar algunos sonidos más Soul que quedan escondidos. ‘Velvet Kitty Cat’ suena como una anomalía, más contenida y austera, sólo aparecen unos sintetizadores, parece casi una broma que nos gasta Prince y que quedará como una anécdota. ‘Katrina’s Paper Dolls’ gana con las escuchas, es otro tema con menos producción en comparación con las canciones anteriores, parece un medio tiempo al que le han querido meter más velocidad. En ‘We Can F**k’, Prince vuelve a adoptar claramente un tono sensual, que se desata de nuevo, aunque la cadencia de la música es más atenuada que en los temas de la primera mitad del disco, sin llegar a ser tan convincente como ellos pero con también algunas aportaciones interesantes, especialmente en el tramo final de la canción con un Prince creciendo en fuerza y pasión y en el que vuelve a dar un nuevo giro sorprendente donde frasea. Y el cierre es para ‘Father’s Song’, un precioso tema instrumental, ese piano del comienzo que tiene notas de canciones anteriores, al que se une el sintetizador a lo largo del mismo.

Maravilloso reencontrarse con esta reedición, muy merecida, de Purple Rain, uno de los mejores discos de la Historia. Prince, un genio imprescindible, y unos The Revolution que acompañarían a Prince en los años siguientes. Sin palabras, sin comentarios, únicamente la música.