El debut en solitario de Keith Richards con «Talk Is Cheap»

Este año se ha reeditado el primer disco de la carrera en solitario de Keith Richards, el destacado Talk Is Cheap. Publicado originalmente en 1988, Richards apostó fuerte por un disco que transmite frescura y dinamismo. Es de sobra conocido que las relaciones entre Mick Jagger y Keith Richards estaban lejos de su mejor momento. Ese matrimonio extraño que conforman ha tenido de todo pero, además, los ochenta coinciden con un momento creativo de los Rolling Stones muy bajo. La década había comenzado bien, Tatto You (1981) está considerado como el último gran disco de los Stones, o al menos el punto de inflexión para comenzar el camino cuesta abajo. Pero Tatto You era un disco de retales, no se habían sentado juntos para componer Jagger y Richards, aunque eso no quita mérito a su valor. La siguiente etapa sería Undercover (1983) en el que el salto es evidente y que inaugura unas horribles portadas por cierto. Luego llegaría el turno de Dirty Work (1986), posiblemente uno de los puntos más bajos de los Stones. Además, tanto Charlie Watts como Ronnie Wood no lo estaban pasando nada bien debido a sus problemas con ciertas adicciones. Para colmo, Jagger había comenzado carrera en solitario con She’s the Boss (1985), donde exploraba otros sonidos más bailables, había vuelto a sonidos más rockeros con Primitive Cool (1987). Jagger no conseguiría sobresalir con estos discos pero Richards se cansó de esperar y decidió tirar por la calle de en medio. Y lograría, además, el beneplácito de una crítica que no veía tantos encantos en los discos de Jagger. Richards se iba consagrando como el «mito» y la «autenticidad» en los Stones, frente a un Jagger más calculador y enfocado a sacar negocio de todo. Eso sí, seguramente todo no sea ni blanco ni negro sino que nos moveremos en una sosa escala de grises. Pero es cierto que las diferencias entre los discos que sacaron en solitario Jagger y Richards son evidentes y que, Richards, volvería a las raíces con este disco frentea a un Jagger más centrado en ritmos más modernos. Richards se junto con el batería Steve Jordan para componer y producir su trabajo en solitario, un Jordan que había sustituido a un Watts a la batería en parte del disco debido a su estado. Anteriormente, Jordan había estado con la banda de Stevie Wonder y con The Blues Brothers. Estaba claro que Richards iba a buscar recuperar fuerza y garra, un sonido más orgánico, y para ello no dudaría en formar una banda de campanillas, los X-Pensive Winos. Junto a Jordan, reclutaría a Waddy Watchel, un veterano guitarrista; a Ivan Neville a los teclados; otro eficiente y veterano Charley Drayton al bajo, aunque su carrera se ha desarrollado en la batería; y además contaría con Sarah Dash a los coros y con Bobby Keys, compañero de todo para Richards. Tampoco faltarían los invitados ilustres como Maceo Parker, Bootsey Collins, Chuck Leavell, Mick Taylor y Patti Scialfa, entonces bastante desconocida, entre otros. Richards miraría al Rock & Roll pero, especialmente, a las influencias de la música negra, comenzando por el Blues y llegando hasta el Funk, incluso coqueteando con algunos toques jazzísticos. Obviamente, su punto fuerte no estaba en la voz, pero eso Richards lo ha suplido con su entrega. Fueron once canciones muy convincentes y, en la reedición, está el extra de otras seis extraídas de las sesiones de grabación. Por cierto que, el título Talk Is Cheap, tiene toda la pinta de tener mensaje.

Ya el comienzo es de alto voltaje, un «Big Enough» que mezcla el Funk del bajo de Bootsy Collins y el sonido más jazzístico de Maceo Parker. «Take It So Hard» es sonido rockero marca Richards, con el piano de Ivan Neville en posición destacada y esas guitarras y coros característicos. En «Struggle» no se sale del guión incorporando al final incluso unos sonidos de guitarra acústica cuasi aflamencados. En «I Could Have Stood You» la apuesta es por sonidos del Rock & Roll de la segunda mitad de los cincuenta, colaborando todo un ex Stone como Mick Taylor, el mítico Bobby Keys al saxofón y el teclista habitual de las giras Chuck Leavell. «Make no Mistake» es otra canción muy Richards, medio tiempo con unos vientos fantásticos y con un pose Soul, haciendo dúo con Sarah Dash. El cierre de la primera parte del disco es para la no menos suya «You Don’t Move Me», no destacará por su voz pero aquí juega brillantemente con las guitarras y la percusión.

El comienzo de la segunda parte es para la muy Rolling Stones «How I Wish», mezclando guitarras, piano y vientos. En «Rockawhile» se centra en sonidos más «negroides» aunque es un tema diferente y más ecléctico, con una producción que igual no funciona tan bien en este caso. Vuelve por sus fueros con la potente «Whip It Up» donde Bobby Keys vuelve a hacer de las suyas. En «Locked Away» toma reminiscencias Folk con acordeón y cuerdas incluidas, una canción funciona bastante bien. Y el cierre es para «It Means a Lot» con un sonido muy Funk aunque ganan las guitarras y Richars incluso frasea.

La reedición de este 2019 aporta un disco extra de las sesiones de grabación de Talk Is Cheap. Comienza con un Blues instrumental como es «Blues Jam». «My Babe» es una versión de Willie Dixon que Richards lleva a un punto muy juguetón. En «Slim» se va a una jam session blusera de más de diez minutos, yendo al final hacia sonidos incluso más latinos. «Big Town Playboy» es otra versión, es este caso de Little Johnny Jones, siendo también un Blues. Las dos otras novedades quedan por debajo del conjunto del disco, primero «Mark on Me», que está en un segundo plano, y «Brute Force», también improvisando en este instrumental de toques más jazzísticos.

Como hemos señalado, Richards se ganó a la crítica con un disco que recuperaba la esencia de los Rolling Stones, frente a los trabajos de Jagger más innovadores y exploradores de otros sonidos. Sin embargo, en 1989 regresaron con bríos en Steel Wheels que, sin ser una maravilla, al menos rompía la dinámica de la década. El exitoso retorno de los Stones, gira mediante, no impidió que tanto Richards como Jagger siguiesen con su carrera en solitario. El primero no pudo repetir resultado con Main Offender (1992), mientras que Jagger se juntó con Rick Rubin para dar forma a su mejor en solitario, Wandering Spirit (1993). Como sus trabajos anteriores, no logró alcanzar las expectativas de ventas. Desde entonces, Jagger y Richards han seguido con mayor o menor fortuna con los Stones, en cuanto a producción discográfica, pero han arrasado con sus giras. Sus carreras en solitario se han espaciado y Jagger publicó en 2001 Goddes in the Doorway, irregular, mientras que Richards se iría hasta 2015 con Crosseyed Heart en el que volvería a juntar a los X-Pensive Winos.

No cabe duda que recuperar Talk Is Cheap es un lujo, una oportunidad de recordar un trabajo muy destacado de un Richards cabreado con Jagger. Richards se ganó a la crítica con un disco de puro Rock & Roll y con canciones que no te dejaban indiferente, consolidándose como el «guardián de las esencias».

The National, «I Am Easy To Find»

Esta vez se han dado prisa y en apenas año y medio han regresado con nuevo material. En el vigésimo aniversario de su formación, el quinteto de Ohio entrega un nuevo y brillante listado que continúa la exploración de las posibilidades de un sonido por cuyo prolongado éxito a muchos nos hubiera costado apostar. Menos guitarras y más programaciones, más contención y menos desgarro, más sentimiento y menos épica; cero conformismo en definitiva y máxima efectividad de unas canciones lo bastante excitantes para satisfacer la curiosidad que despierta cada anuncio de material nuevo de The National. Eliminado lo superfluo y limitados a la estricta aportación de cada elemento, reducen y parecen simplificar una producción menos directa pero igualmente efectiva. Las letras de Berninger, profusas como siempre, resultan tan atormentadas como románticas y basculan entre la derrota y la esperanza en lo que vuelven a parecer textos a corazón abierto. Y qué decir de la aportación vocal de las colaboraciones femeninas en prácticamente cada corte; excelencia en la selección y en unas interpretaciones fantásticas que sin duda han enriquecido el resultado. Maravillosa Gail Ann Dorsey (habitual colaboradora de Bowie), así como de las más conocidas Sharon Van Etten y Lisa Hannigan, además de Mina Tindle (esposa de Bryce Dessner) y Kate Stables o Eve Owen (hija de Clive Owen).

Desde el inicio aparecen urgentes la electrónica y la percusión en You Had Your Soul with You. A continuación aparece el piano (importante ingrediente en el conjunto y en el resultado de las canciones más destacadas) para aportar calidez a Quiet Light y los teclados y cuerdas en la contenida Roman Holiday. Oblivions resulta más fluida y The Pull of You gana fuerza y emoción con especial protagonismo de las primeras guitarras. De lo mejor del disco es la belleza de Hey Rosey, intensidad y emoción sin filtrar, a la que sigue la instrumentación leve de precioso resultado en I Am Easy To Find. Al igual que en Underwater o en Dust Swirls In Strange Light, brilla la aparición del Brooklyn Youth Chorus en Her Father in the Pool. Menos melódica y de ritmo constante, Where Is Her Head no da lugar a la pausa antes de otro de los temazos del disco, la extensa y delicada Not In Kansas. Transcurre lenta y musitada So Far So Fast, antes de los dos temas más cercanos a la ortodoxia pop: Hairpin Turns contiene una preciosa línea de piano y Rylan más guitarras y percusiones que la hacen más intensa. La nostálgica Light Years despide con sutileza un goce musical que supera la hora.

Momentos de verdadera altura en este octavo trabajo de The National, magnífica continuación del aún reciente ‘Sleep Well Beast’, que han lanzado acompañado de un evocador cortometraje dirigido por Mike Mills y protagonizado por Alicia Vikander, y con el que sin estridencias vuelven a esquivar el agotamiento de una fórmula que sigue desbordando emoción y, cada vez más madura y depurada, belleza.

«Legend» de Bob Marley & the Wailers, un recopilatorio mítico

Hay discos que forman parte de tu memoria casi sin que te des cuenta. Es el caso del que nos ocupa, el recopilatorio Legend de Bob Marley & the Wailers, del que se cumplen treinta y cinco años. Legend de Bob Marley recoge catorce canciones que fueron hito en la carrera de Marley, el gran icono del Reggae, y que adquirieron una dimensión mayor tras la publicación de este disco. Las cifras son apabullantes, ha vendido más de treinta y tres millones de copias desde entonces, no ha dejado de estar presente en las listas de ventas y uno de los recopilatorios más vendidos de la historia. Como decía anteriormente, es una de las portadas de discos de la que tengo un recuerdo más lejano. Hay que reconocer que la misma es especial, la fuerza que transmite la fotografía icónica de Bob Marley, esa mirada profunda y la actitud reflexiva pero de soslayo, incluida esa melena rastafari. En mi barrio, para los que conozcan Logroño, el ubicado entre Pérez Galdós y Huesca alrededor del Parque González Gallarza, había un bar que todavía existe y que hace unos años se han revitalizado, hablo de El Tirador. Allí en El Tirador, al fondo de la barra, donde estaba el equipo de música, había una casete del Legend de Bob Marley & The Wailers. La recuerdo como si fuese ayer, no tengo constancia de haberla escuchado ni las canciones, pero la imagen de esa pequeña casete sigue estando presente. Años más tarde yo me compré esa casete y posteriormente el CD.

Legend aborda en catorce canciones la trayectoria de Bob Marley and the Wailers, aunque eso es como decir la «punta del iceberg» porque Marley dio para mucho. Una de las principales críticas que se hacen al disco es que se centra en su última etapa y que entran canciones muy accesibles, las que le abrieron las puertas al «mainstream» occidental. Totalmente de acuerdo aunque eso no quita para valorar la enorme relevancia de esas catorce canciones, engrandecidas por el propio Legend. Marley, que había comenzado su carrera junto a Pete Tosh y Bunny Wailer con The Wailers a comienzos de la década de los sesenta, iría pasando de un Reggae más canónico a un sonido más comercial pero no por ello menos reseñable, como decíamos. Tosh y Wailer dejaron la formación en 1974, tras haber fichado por la discográfica Island de Chris Blackwell, a cuyo icónico logo estarán siempre ligados los discos de Marley. Como The Wailers en Island habían publicado dos discos, el tremendo Catch a Fire (1973) y Burnin’ (1973). Un año después, Natty Dread ya sería firmado como Bob Marley and the Wailers, siendo the Wailers ya el grupo de acompañamiento de un Bob Marley que iba ascendiendo a figura de mito, hecho que se agrandaría con su muerte en 1981.

Hablar de Legend es hacerlo de un disco cuyas canciones forman parte del imaginario colectivo. La versión en directo del «No Woman, No Cry» (extraída del Live! de 1975 y la más conocida, diferente a la original del Natty Dread, más acelerada); la imbatible «Could You Be Loved»; las reivindicativas «Get Up, Stand Up» y «One Love / People Get Ready»; las más representativas de esa imagen del Reggae como ritmo pausado y «pasota» con el comienzo de «Is This Love» y el final de «Jamming»; y otras canciones como la delicia que es «Redemption Song» y la convulsa «I Shot the Sheriff».

Además, el resto de canciones están a la altura aunque no hayan contado con la visibilidad de las anteriores, algunas de ellas ya lamentablemente «quemadas» por haber estado sobre expuestas. «Three Little Birds» se encuadra en la misma línea que «Jamming» pero con algún toque de Calypso en esa percusión tan caribeña; «Buffalo Soldier» reivindica el papel de los soldados negros que lucharon con el Norte en la Guerra de Secesión norteamericana; «Stir It Up» es otro Reggae marca de la casa que templa el ritmo; y «Exodus» es una barbaridad que no te deja quieto, junto con el mensaje de rigor. Pero hay dos canciones que a mí me ponen la piel de gallina, dos canciones de amor como son «Waiting in Vain» y «Satisfy my Soul» en las que Marley se vuelve más terrenal para no dejar de emocionar con estas dos grandísimas canciones. Exodus (1977) contaba con cinco canciones, no en vano era su obra cumbre, mientras que el resto se repartían entre Burnin’ (1973), Kaya (1978) y Uprising (1980), con dos cada uno, y Catch a Fire (1973), Live! (1975) y Confrontation (1983), todos con uno. La versión original de «No Woman, No Cry» estaba en Natty Dread (1974), que, junto a Rastaman Vibration (1976) y Survival (1979) no aportaban ninguna canción.

Legend se queda corto para entender la dimensión de Marley y los Wailers y Island y los herederos/as de Marley fueron sacando recopilatorios a lo largo de la siguiente década. En 1986 llegó un desapercibido Rebel Music con el objetivo de recoger el lado más combativo de Marley, siendo un buen disco. En 1995 apareció lo que sería como la segunda parte de LegendNatural Mystic: The Legend Lives On. Quince canciones que a muchos nos sirvieron para descubrir que había mucho más de Marley que el Legend y que nos llevaría al resto de su discografía, pero este Natural Mystic era un sucesor más que a altura de Legend. Finalmente, en 2001 llegaría una nueva recopilación, un doble disco titulado One Love: The Very Best of Bob Marley and the Wailers con un recorrido menor ya que muchísima gente contaba con Legend. 

Insistimos, Legend es uno de los grandes recopilatorios de la música popular pero no alcanza a reflejar toda la dimensión de Bob Marley and the Wailers. Sí que es cierto que son sus canciones más populares, algunas aupadas por este propio disco como hemos comentado, a la par que la figura de Marley crecía en trascendencia. Nuestro consejo, acudan a los primeros discos de Marley and the Wailers, disfruten en su conjunto de Exodus (1977) que es para mí su gran obra, o escuchen cualquiera de sus discos. Marley es eterno, de eso es de lo que no hay duda.