AC/DC, «Power Up»

AC/DC es una de esas bandas a las que no nos hemos acercado nunca desde Los Restos del Concierto. No es que tengamos nada contra ellos, al contrario, pero tampoco están entre lo más alto de nuestras preferencias. Tengo un directo de 1992 que, en ocasiones, escucho y esos míticos «Back in Black», «Highway to Hell», etc., suenan alto. Obviamente, AC/DC pertenecen a la historia del Rock, aunque no pocas veces han sido ridiculizados y su sonido ha sido catalogado de repetitivo, que no deja de tener su punto de razón. Pero, eso también les hace únicos, inimitables, con ese Rock duro derivado del Blues que Angus Young y compañía han llevado muy alto. La historia de la banda en los últimos años ha estado marcada por el fallecimiento de Malcolm Young en 2017 aunque ya llevaba fuera del grupo por enfermedad desde 2014, siendo reconocido de siempre como el motor en la sombra de AC/DC. También por los problemas de oído de Brian Johnson que le hicieron salir de la formación de 2016 a 2018, recordemos que fue Axl Rose el que le sustituyó en directo. Y, cuando parecía que AC/DC no tenían mucho que ofrecer, sus discos anteriores, Rock or Bust fue en 2014, a pesar de ser exitosos no alcanzaron el reconocimiento de la crítica, Angus Young ha reclutado de nuevo a Johnson, a Phil Rudd a la batería, a Cliff Williams al bajo y a Stevie Young, sobrino de los hermanos Young que ya sustituyó a su tío Malcolm cuando enfermó. Y Power Up ha llegado a finales de año y ha sido saludado no como un clásico sino como un disco recomendable de los australianos, incluso señalándose como su mejor trabajo desde hace décadas. Ha sido una sorpresa aunque ya había imágenes de esa vuelta al trabajo pero no estaba prevista su salida. Para la producción, han contado de nuevo con el reconocido Brendan O’Brien (Pearl Jam, Bruce Springsteen, The Black Crowes, Red Hot Chili Peppers, Rage Against the Machine, Aerosmith, entre otros muchos), con el que llevan trabajando desde 2008. Power Up no sorprende, es más de lo mismo, pero tiene a un Johnson que demuestra poderío, la sección rítmica se lleva buena parte del protagonismo, y los riffs de Young vuelven a ser icónicos. Para los fans, será un gran regalo. Pero, para los que no somos tan fans, pues también convence.

Comienzan con «Realize» y no engañan, los riffs que va clavando Angus Young, Johnson en plena forma. En «Rejection» ralentizan el tempo para asomarse a un Hard Rock más canónico, en el que se mantienen en la menos convincente «Shot in the Dark» donde los riffs son más contundentes si cabe. En «Throuhg the Mists of Time» alcanzan una de las cimas del disco con un sonido más melódico y Blues, con Johnson muy arriba. También destaca una gran «Kick You When You’r Down», en la misma línea del Blues Rock pero sin dejar de pisar el acelerador. Más machacona es «Witch’s Spell», con las guitarras como protagonistas.

La segunda parte del disco se hace un poco más reiterativa. Comienzan con un sonido más blusero que deriva hacia el Rock más duro con «Demon Fire». Más previsible es «Wild Reputation» con esos estribillos coreables, y la enlazan con la más pesada «No Man’s Land». Riff potente y creciente en la menos conseguida «Systems Down» y ya esa sensación no te abandona en las dos siguientes canciones, la menor «Money Shot» que es de las que sus detractores podrían decir que es «la misma canción de siempre», así como en «Code Red» que, por lo menos, cuenta con un riff de Blues Rock que la diferencia.

Disco para fans, sí, pero también para los no muy seguidores y que se lanzan a tararear los temas de siempre. Ahí siguen, con sus muchas décadas encima, y Angus Young con su uniforme escolar de siempre. Cosas que nunca cambian, como el sonido de AC/DC.

 

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