Elliott Brood, ‘Work and Love’

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Cuarto trabajo de estudio de este trío canadiense de folk-rock para el que, con la aparente intención de evolucionar en su sonido, han contado por primera vez con el apoyo de un productor externo (Ian Blurton). Además de por su sonido también han querido diferenciarse de los anteriores trabajos por unas letras más elaboradas y personales en lo que parece una apuesta definitiva por avanzar en el cada vez más nutrido escalafón de la música de raíz tradicional norteamericana.

Poco conocidos en nuestro país a pesar de sus diferentes visitas en los últimos años (BBK Live 2014 además de actuaciones en solitario), este trabajo debería proporcionarles notoriedad al menos entre el público más inquieto porque sin duda lo merece su enérgica propuesta en la que los tres componentes interpretan la práctica totalidad de los instrumentos. La voz desgarrada de Mark Sasso también les dota de un extra de intensidad compartiendo protagonismo vocal con Casey Laforet.

El disco lo abre la balada nostálgica Little Ones, acústica y potente a partes iguales y brillantemente cerrada por los vientos, importante aportación con respecto a sus anteriores trabajos. De la misma forma pierde protagonismo su característico banjo, menos presente en este trabajo, pero que aparece para animar temas de rock clásico con predominio eléctrico como Nothing Left, especialmente en su segunda mitad. Tired suena a derrota y continúa con el sonido eléctrico antes de que arranque uno de los temas más destacados, la mayor aproximación al pop del disco en la densidad de Taken. De nuevo vientos en el inicio y el estribillo de Mission Bell, con protagonismo para la percusión en el contundente final. Nostalgia del hogar en la coreable Jigsaw Heart, mandolina y cuerda a la cabeza; de lo mejor antes del bonito elogio de lo rural sobre las cuerdas entrelazadas de Each Other´s Kids. En Better Times retoman el rock con menos acierto a pesar de otro brillante desenlace guitarrero antes del destacado punto final que supone la melancólica, eléctrica y tradicional End Of The Day.

Indudable paso adelante de esta modesta banda de Toronto que crece con este disco como no lo había hecho con sus tres elepés anteriores. Sus grandes canciones además abren un considerable margen para avanzar en próximos trabajos a partir de la senda que parecen haber tomado en éste y que, sin alejarles de la esencia que hasta ahora habían mostrado, ofrece nuevas posibilidades a su contundente sonido que debería situarles entre lo más destacado de los revivalistas del folk.

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