Keith Richards and The X-Pensive Winos, «Live at the Hollywood Palladium»

Javier Castro, mil gracias querido amigo, me regaló hace unos meses por mi cumpleaños la reedición del disco en directo de Keith Richards y su banda The X-Pensive Winos, que publicaron en 1991 y que habían grabado en 1988. El disco saldría un año antes de su segundo trabajo en solitario, Main Offender (1992). Recordemos que a finales de los ochenta se produjo la conmoción en el universo de los Rolling Stones con el debut en solitario de Richards Talk Is Cheap en 1988. Mientras que Mick Jagger ya llevaba dos discos en solitario de una carrera que no acababa de despegar, She’s the Boss (1985) y Primitive Cool (1987), los Stones atravesaban un momento complicado, especialmente en la relación siempre compleja entre Jagger y Richards. Los discos de la década, dejando de lado Tatto You (1981), no había sido muy estimulante, con Undercover (1983) y especialmente con Dirty Work (1986). Ya hablamos de la reedición del disco de debut de Richards hace unos años, un trabajo que fue saludado por la crítica con mejores perspectivas que los de Jagger y que siempre sería valorado como un retorno a las esencias más rockeras de los Stones. En la dupla de la banda, Richards siempre ha contado con ese capital simbólico y Jagger ha quedado señalado como «el malo de la película», cuando todo esto tendría que precisarse. El caso es que Richards aprovechó la situación y podemos observar no solo la calidad de sus composiciones sino lo bien que se lo estaba pasando con una banda tremenda. Obviamente, la voz de Richards da para lo que da. Pero, a su lado, Steve Jordan a la batería y compositor de buena parte de los temas con Richards; Waddy Watchel a la guitarra; Ivan Neville a los teclados; Charley Drayton al bajo; uno de sus grandes socios como Bobby Keys con el saxofón; y Sarah Dash a los coros. Una banda que funciona a la perfección, yendo del Rock al Reggae pasando del Blues a tonos Funk. A Keith Richards se le nota en su salsa, obviamente, y disfrutando, como casi siempre. Hay espacio para su disco en solitario y para temas de los Stones, no podía ser de otra manera. Curiosamente, el disco salió cuando los Stones ya estaban de vuelta con Steel Wheels y la gira de turno, recogida en Flashpoint (1991) que iba a inaugurar la serie de discos en directo que seguirían durante las tres décadas siguientes.

El comienzo es para «Take It So Hard», canción de Rock imponente donde las guitarras se salen y con un Jordan que muestra sus credenciales en la batería. «How I Wish» es otro Rock & Roll de sonido clásico, un tanto más pesado, con un punto muy stoniano especialmente con el teclado de Neville. Siguen desgranando canciones de su Talk Is Cheap, que era el único disco de Richards hasta la fecha, con un Rock & Roll más de los cincuenta como era «I Could Have Stood to You», donde ya está Keys y el piano de Neville vuelve a ser protagonista. «Too Rude» es la primera versión de la noche con esa incursión en el Reggae de la canción «Winsome» de los jamaicanos Half Pint, que Richards cantaba en el disco Dirty Work y que aquí la llevan a los más de siete minutos con esa cadencia del Reggae que a la voz de Richards le encaja. «Make No Mistake» también se va por encima de los seis minutos y es un medio tiempo creciente emocionante con el juego de voces con Dash que se va imponiendo, a la par que destaca el saxo de Keys. Y «Time Is on My Side», otro clásico escrito por Norman Meade, aquí en la versión de los Rolling Stones de los sesenta, cantando Dash, muy creciente y con un punto Blues. «Big Enough» es la canción que abría el debut de Richards en solitario, sonido Funk con Keys de nuevo como protagonista.

La segunda mitad se inicia con la muy festiva «Whip It Up», otra canción donde las guitarras destacan, mientras que «Locked Away» es un medio tiempo que se adapta a la cadencia de Richards al cantar. Jordan marca el tempo en la stoniana «Struggle», un sonido de nuevo de Rock más clasicista, que da paso a dos de las canciones que Richards canta en los Stones. La primera, la inevitable y grandiosa «Happy» del Exile on Mn. Street (1972), una de esas canciones de segunda línea pero que es igual de grande que los clásicos. Y «Connection», del Between the Buttons (1967), otra canción enorme. El cierre es para «Rockawhile» que es una muestra del sonido de Keith Richards, con las voces de Dash también destacadas, y con las influencias del Funk y del Blues.

Se quedaron fuera algunas canciones pero este es un disco que, como hemos señalado, muestra la fuerza en directo de Keith Richards y la banda bautizada como The X-Pensive Winos. Con los Stones ya convirtiéndose en la maquinaria que han sido en las siguientes tres décadas (pocos discos, giras multitudinarias, recopilaciones, reediciones, etc.), Richards ha sacado un par de discos más, el ya mencionado en 1992 y el Crossyed Heart en 2015, mientras ha cultivado su capital simbólico. Inigulable.

 

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