«Lost Sides», los provechosos retales de Doves

Este mes se cumplen veinte años del debut de Doves con «Lost Souls» y diez del anuncio de un descanso indefinido que, al decir de las imprecisas redes sociales,  parece estar llegando a su fin. En este blog les hemos dedicado alguna entrada anteriormente, particularmente reconozco una especial conexión con varias de sus canciones, y estas fechas nos ponían en bandeja la conmemoración de ese primer disco, pero he preferido dedicarle un pequeño artículo a una curiosa y más que disfrutable compilación de caras B que editaron cuando apenas habían publicado dos discos.

Lo cierto es que ya tenían un bagaje de su banda anterior Sub Sub, pero apenas echaron mano de este para completar la docena de canciones de este «Lost Sides» que lanzaban en 2003, cuyo listado refleja una extraña cohesión para estar compuesto por canciones grabadas en tan diferentes momentos.

En los cuatro discos oficiales que editaron antes de anunciar en 2010 el actual receso me cuesta encontrar debilidades, al contrario son discos de una cuidada variedad y cuasi-conceptuales que contienen cada uno varias canciones memorables. Si en ellos incluimos como quinto este que estamos tratando, se podría concluir que se trata del más flojo, pero aún así transmite una conjunción y calidad que justifican de sobra su publicación.

Parte de las canciones habían sido reunidas previamente en un cedé promocional en el 2000, que completarían en 2003 con las caras B de su segundo disco «The Last Broadcast», y también editarían una versión doble (de la que no disponemos) con algunas remezclas de temas de estos primeros discos.

El disco arranca con una breve y onírica intro que pronto da paso al áspero bajo de una Darker en la que guitarra y batería también aportan oscuridad. Sube las pulsaciones Your Shadow Lay Across My Life que avanza ligera hacia una bonita culminación y después llega Meet Me At The Pier, un instrumental cálido y sugerente presidido por el órgano. También onírica, Down To Sea se desarrolla con lentitud en contraste con la energía bailable de Crunch, recuperada de su etapa como Sub Sub y que bien podrían haber firmado sus vecinos The Chemical Brothers. Zither es el relajado y agradable instrumental con sabor clásico que precede a Valley, de lo mejor del disco, que se inicia con teclados y programaciones para ir robusteciéndose hasta las emociones finales. Luego viene la amable acústica de Northenden seguida de Hit The Ground Running, que de inmediato anima con una acertada y particular versión de ‘Werewolves Of London’ de Warren Zevon. De apenas teclados se vale Willow’s Song, versión de una balada de folk americano, antes de que órgano, cuerdas reverberantes y ritmos zanjen el disco con el crescendo de sabor tradicional de Far From Grace.

Sus componentes han editado modestos trabajos sin apenas repercusión en esta década de separación: así Jimi Goodwin publicaba en solitario «Odludek» en 2014 y Jez y Andy Williams hacían lo mismo bajo el nombre de «Black Rivers» un año después. Mientras sus seguidores permanecemos en secano desde la publicación en 2009 del magnífico «Kingdom Of Rust», parece que últimamente algo se mueve en su estudio, incluso podrían haber terminado en marzo la grabación del que será su quinto álbum. Entretanto aprovechamos para recordar este extraño recopilatorio, que parece obedecer a un concepto cuando no lo hace, y que sirve de más que apropiado complemento a la corta discografía del trío de Manchester.

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