Sara Watkins, «Young in the All Wrong Ways»

a1328044586_10El sonido de raíces norteamericanas nos sigue dando alegrías, en este caso con el disco de otra voz femenina como la de Sara Watkins, californiana que publica su tercer disco, este Young in the All Wrong Ways que analizamos hoy. Watkins se suma a otras voces como la recientemente comentada Sarah Jarosz, entre otras, que tienen en común que viniendo de sonidos Folk y Country, tratan de llevarlo a otros terrenos. Aquí también tenemos la propuesta de alguien con tanto talento como Joana Serrat, que desde Vic mira de igual a igual a estas artistas. Son grandes voces, no cabe duda, dotadas de una gran personalidad y unos registros que quedan al servicio de unas canciones que funcionan muy bien, discos que también están atravesados en gran medida por una melancolía que parece inherente a esta propuesta. El caso de Watkins no es una excepción, si bien en ocasione parece querer ir más allá, dotándola de algo más de electricidad, pero son como pinceladas. Como en el resto de casos, Watkins se apoya en cuerdas y vientos, aunque destacan las primeras claramente. Young in the All Wrong Ways tiene una primera parte muy destacada y una segunda menos conseguida, con un final más monótono, pero no deja de ser un disco que deja grandes canciones. Ah, y también cuenta con la participación del reconocido pianista y organista Benmont Tench.

Una de ellas, y la que se sale de la línea más claramente, es la que comienza su trabajo y le da título al mismo, un tema que nos muestra a una Watkins como enfadada donde da más peso a las guitarras eléctricas. En ‘The Love That Got Away’ ya se pasa a lo más acústico, relaja el tempo dando un salto muy brusco. Pero a continuación enlaza tres grandes canciones con la muy juguetona, y con mucho swing, ‘One Last Time’; la torrencial ‘More Me’, que comienza de forma pausada pero ya intuyes que no va a ser así, como ocurre; y cierra esta primera parte con ‘Like New Year’s Day’, muy austero en la instrumentación pero muy bonito, es una canción de corte más intimista.

La segunda parte se inicia con otro de los mejores temas del disco, ‘Say So’, una canción que es una joya con un punto muy melancólico. Luego llega la preciosa, pero más insustancial, ‘Without a Word’, pero las tres canciones restantes no alcanzan el nivel de las anteriores, comenzando con la más Country ‘The Truth Won’t Set Us Free’, ‘Invisible’ que es un tema que se queda en ese punto acústico y nostálgico sin ir más allá y ‘Tenderhearted’, que acusa las mismas limitaciones que la anterior.

A pesar de ese final menos conseguido en nuestra opinión, aunque son canciones que entran fácilmente, este disco tiene grandes hallazgos y merece escuchas pausadas y reposadas, ideales para esta época del año que nos ha tocado vivir.

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