Arctic Monkeys, «Live at the Royal Albert Hall»

Considero a Arctic Monkeys la última gran banda británica, el último grandísimo grupo que ha salido de esa cantera casi inagotable, aunque en los últimos años… , que es Reino Unido. Sí, vale que el Post Punk y demás está generando bandas muy interesantes pero no creo que en las dos últimas décadas hayan generado una banda de esa categoría e impacto. No vamos a contar de nuevo la historia de Arctic Monkeys y cómo Alex Turner y compañía salieron de Sheffield dejando atrás la adolescencia con su debut Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not (2006), del que nos ocuparemos en las próximas semanas. Con su sexto disco, el controvertido Tranquility Base Hotel & Casino de 2018 dieron un giro musical y estético, un tono Pop orquestal pero con un punto decadente que nos dejó un tanto fríos. No sabemos si Arctic Monkeys incidirán en esa línea o se irán a la evolución que les llevó a A.M. (2013), posiblemente su mejor disco. El caso es que ahora ha llegado un directo goloso grabado en el mítico Royal Albert Hall y con fines benéficos. Arctic Monkeys presentan un concierto grabado el 7 de junio de 2018, poco más de un mes antes de verlos en el Mad Cool en Madrid de ese año. Por lo tanto, el set list es similar. Turner, Jamie Cook (guitarra), Matt Helders (batería) y Nick O’Malley (bajo) se rodean de otros cinco músicos en esta gira con el objetivo de darle un mayor empaque a una música que en sus orígenes era más orgánica. Este directo es una maravilla porque además de la calidad de la mayor parte de los temas, veinte en total, nos muestra a una banda en una forma impresionante. Turner se sale adoptando el papel de croner de su último disco y hay un equilibrio en las canciones. Ciertamente, cinco pertenecen a su último disco, no podía ser de otra manera, mientras que su predecesor, el ya señalado A.M., también se lleva otras cinco. Con tres canciones, el disco de debut, Favourite Worst Nightmare (2007) y el desértico y áspero Humbug (2009), mientras que el Suck It and See (2011) se queda con una, un disco al que también volveremos estos meses.

Con un público entregado en todo momento, los Arctic Monkeys van desgranando todas sus canciones enlazando por momentos unas con otras. No hay pausa, que solo se manifiesta cuando abordan las canciones de su último disco. El mejor momento de las cinco que presentan del mismo es el inicio «Four Out of Five», la mejor canción del disco. Tras ella, poderosa «Brianstorm» y crepuscular «Crying Lightning». «Do I Wanna Know?» es una de las barbaridades del disco, con un Helders que no da pausa a la batería. El tono Funk se impone en una interpretación también impactante de «Why’D You Only Call Me When You’re High?», con el bajo de O’Malley como protagonista. Y «505», una de mis canciones favoritas, va ascendiendo con fuerza y Turner frasea, como tantas veces en el disco. La pausa llega para «One Point Perspective», del último disco, con un Turner cantando en falsete y con ese sonido ochentero. «Do Me a Favour» se enlaza con la anterior apuntando una guitarra crepuscular, que también se mantiene en «Cornerstone», donde Cook destaca a la guitarra y Turner adapta el tono al sonido del ultimo trabajo de la banda. De nuevo en esa línea pero con la poderosa «Knee Socks», la canción va creciendo, Turner sigue en modo croner y los coros tiran de falsete mientras que el bajo retorna al punto Funk.

«Arabella», uno de sus grandes temas, se impone con unas guitarras incendiarias y «Tranquility Base Hotel + Casino» gana en directo, con ese tono crepuscular y decadente de nuevo. Más oscura es «She Looks Like Fun» que se nos queda atrás, con ese punto más tétrico. El debut de la banda hace su aparición con «From the Ritz to the Rubble», recuperan la garra juvenil con un Turner que acelera. «Pretty Visitors» juega con las diferentes capas del tema, acelerando y parando en ese tono Stoner de su tercer disco. «Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair», la única canción de su cuarto disco, enlaza con el sonido anterior pero gana en potencia. Celebración con el clásico «I Bet You Look Good on the Dancefloor», guitarras nerviosas y público entregado. El tramo final es para «Star Treatment», que al ser del último disco pues tira de los argumentos del mismo, el tono crepuscular y decadente pero con la banda muy engrasada. Claro que, para el final dejan «The View from the Afternoon», que no podía faltar, contundencia Rock y otra vez el público entregadísimo. Y cierran con «R U Mine?», más de seis minutos de contundencia que muestra la evolución de la banda hasta su quinto disco, una de sus grandes canciones.

Lo dicho, la última gran banda británica hasta la fecha, Arctic Monkeys, que nos presentan este directo tan efectivo y en el que demuestran lo grandes que son. Las noticias señalan que están grabando nuevas canciones, veremos el camino que toman. A la espera.