«Vida y muerte de Jimi Hendrix» de Mick Wall, un recorrido psicodélico por la trayectoria de un mito

El pasado 2020 se cumplió el cincuenta aniversario de Jimi Hendrix, una de las figuras capitales de la música popular. El guitarrista norteamericano no necesita presentación, marco un canon y su reducida discografía, tres trabajos de estudio, son clásicos, a pesar de que luego han ido apareciendo numerosos materiales póstumos, tanto de inéditos como de directos. Además, su fallecimiento le elevó a categoría de mito y/o leyenda, envuelto en una ola de misterios y dudas aunque ya para entonces vivía en una etapa de abuso de las drogas. Hendrix, muerto a los veintisiete años (ese «club» al que también pertenecen Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Kurt Cobain y Amy Winehouse). Hendrix, que representó los excesos de una época, la del Rock psicodélico, inmortalizado en Woodstock tocando el himno nacional de Estados Unidos así como por sus virguerías como tocar de espaldas, con los dientes o la quema de la guitarra. Hendrix, el mejor guitarrista de la historia para no pocas fuentes. Y las canciones, que siguen sonando: «Foxy Lady», «Fire», «Little Wing», «Castles Made of Sand», «Crosstown Traffic», «All Along the Watchtower», «Voodoo Child», «Purple Haze»…Guitarras poderosas, contundencia, sensualidad, provocación, lo tenía todo. La mayor parte de su obra con The Jimi Hendrix Experience con Noel Redding al bajo y Mitch Mitchell a la batería.

Mick Wall es uno de los escritores musicales más reconocidos. Aquí ya nos tocó reseñar el monumental Led Zeppelin. Cuando los gigantes caminaban sobre la tierra (Alianza, 2019). Para afrontar la vida y obra de Hendrix, Wall ha realizado este Vida y muerte de Jimi Hendrix que también ha publicado en España Alianza. Sin embargo, Wall ha huido de una narración lineal y ha elegido un camino poliédrico y enrevesado, como queriendo imbuirse de la época y contexto de Hendrix. Este hecho genera una obra más compleja en la que se van produciendo saltos en el tiempo, tomando protagonismo diferentes voces y, en ocasiones, la niebla no permite ver el bosque. Y es que Wall se inserta en territorios que o bien no quedan claros o que en los que te pierdes.

Entre los aciertos de Wall, la contextualización de la época, el protagonismo de figuras secundarias como serían sus managers Mike Jeffery y Chass Chandler, entre otras. Integra también tres entrevistas a lo largo del texto, como si quisiera darle una pausa al lector. La primera, con la ex novia de Hendrix, Kathy Etchingham; el músico Robert Wyatt, integrante de Soft Machine, banda que compartió gira con The Jimi Hendrix Expierence; y el productor Eddie Kramer, que trabajó con Hendrix. Por el camino, la durísima infancia de Hendrix, con Wall rastreando entre sus orígenes. Luego, cuando Hendrix está realizando su carrera pero lejos de triunfar, como guitarrista de acompañamiento hasta que llama la atención y se desplaza a Londres, donde despegará como un cohete. Y, ya instalado en esos años de triunfo, sus inquietudes, su trabajo, sus influencias, el contexto de una época marcada por los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, así como la guerra del Vietnam. El movimiento hippy, los festivales de Monterey y Woodstock. Su situación dicotómica en relación al «movimiento negro» ya que era un músico que triunfaba entre los blancos. Y las drogas, la caída en los infiernos de las adicciones que lastraron el último tramo de su carrera.

Siempre reivindicable Jimi Hendrix, la biografía de Wall descubre algunas de sus claves, de forma muy documentada, pero no es un libro que sea fácil, como hemos señalado, sino que va entrando en demasiados recovecos y abriendo puertas que se quedan ahí, como en esa neblina comentada.

De Led Zeppelin y de gigantes

Ha llegado, de la mano de Alianza Editorial, Led Zeppelin. Cuando los gigantes caminaban sobre la tierra a cargo de Mick Wall, autor de otras obras sobre Prince o Lou Reed. El libro es monumental, se extiende por encima de las seiscientas páginas y no se le puede negar al autor el detalle y la profusión de fuentes, desde entrevistas con los tres integrantes supervivientes de la mítica banda hasta otras numerosas fuentes de gente que estuvo involucrada en su equipo. Ya el subtítulo dice mucho de lo que quiere transmitirnos el autor, califica claramente a Led Zeppelin como gigantes, que no es que no lo fuesen. Por otra parte, también lleva la etiqueta de «La biografía definitiva». Hay que partir de la base de que nos encontramos ante un libro que te engancha, si bien más en la segunda parte que en una primera en la que Wall se va deteniendo en los orígenes de la banda. No escatima nada Wall, que no es objetivo en su devoción a Led Zeppelin pero que sí que se muestra crítico en varios puntos. Sobre Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham pesan varias losas. Primera, ser una de las principales bandas de Rock de la Historia, precursores del Heavy, autores de varios discos clásicos y de hits incontestables. Protagonistas de una década como la de los setenta, millones de discos vendidos y giras mastodónticas, se convirtieron en uno de los blancos favoritos del Punk al ser considerados como «dinosaurios». Por el otro lado, las acusaciones de plagios y apropiaciones, especialmente a cargo de Page, que mermaron su credibilidad hasta hoy y que, en algunos casos se saldaron de forma positiva y en otras no Wall no elude el tema, al contrario, documenta y argumenta. También escenifican el lema de «Sex, Drugs and Rock and Roll», esas giras a las que también alude Wall de forma detallada.

La obra nos muestra cómo el motor de toda la historia es un Jimmy Page que tiene claro su destino tras la salida de Jeff Beck de The Yarbirds, y cómo recluta a Robert Plant, John Bonham y John Paul Jones, ambos formarían una histórica sección rítmica. Y aquí tiene también su protagonismo su representante, el controvertido y amenazante Peter Grant, casi a la altura de Page y Bonham. El libro narra la construcción de un mito, es ascenso y la caída que no da lugar a la redención. En cuanto al proceso de ascenso, Page toma las riendas claramente y no ceja en su empeño. Plant irá ganando protagonismo a medida que Page va entrando en otras dinámicas, relacionadas con el abuso de ciertas sustancias. En cuanto a Bonham, queda retratado como una personalidad extrema y dicotómica, también afectado por sus adicciones y alcoholismo. Jones, en un segundo o tercer plano, mantiene su perfil bajo y tampoco parece que Wall pierda mucho tiempo en buscar más allá. Pero, cómo decíamos, una de las líneas argumentales claras del libro es esa relación entre Page y Plant, una relación de amor-odio que sigue marcando el legado de Led Zeppelin.

Aunque el fallecimiento de Bonham pusiese el punto final a la banda en 1980, parece que ya estaban en un importante deterioro. Wall se detiene en exceso en la afición al ocultismo y a Aleister Crowley de Page, que se vincula, aunque no Wall, a la leyenda maldita de Led Zeppelin con el fallecimiento de Bonham o del hijo pequeño de Plant, entre otras desgracias. También profundiza en la figura de Jason Bonham, el hijo de John, batería en algunas de las reuniones de la banda, adquiriendo un protagonismo central en la parte final del libro que no queda claro si es merecido. En todo caso, hay críticas a las actuaciones del Live Aid de 1985, a los conciertos de homenaje a Atlantic en 1988 y a la reunión de 2007, la última vez que tocaron juntos. Mientras que Page se ha centrado en gestionar el legado de Led Zeppelin, con incursiones como el proyecto con David Coverlade en 1993 o su gira con The Black Crowes en 1999, Plant ha seguido con su carrera en solitario cerrando prácticamente la vuelta de Led Zeppelin a pesar de las ofertas suntuosas y de proyectos que casi se materializan. En este sentido, Plant se muestra celoso cuando Page monta The Firm con Paul Rodgers o con el proyecto con Coverlade, que le llevará a la unión de nuevo con Page en aquel acústico llamado No Quarter (1994) al que no invitaron a John Paul Jones (como en el Live Aid al que Jones se apuntó a última hora), como en otras ocasiones, y que daría lugar a un segundo y fallido disco, Walking Into Clarksdale (1998).

Plant tampoco sale muy favorecido en la parte final del libro, al igual que un Page al que se le cuestiona sus colaboraciones con Puff Daddy o Leona Lewis. Plant sigue con su carrera en solitario y triunfa de forma inesperada con su disco de raíces norteamericanas con Alison Krauss, Raising Sand (2007). Mientras que Plant se convierte en especialista en «marear la perdiz», Page espera impaciente a que Plant diga que sí, pero eso no está por ocurrir. Al final, como hemos señalado, Wall se lanza a reconocer a Jason Bonham como el que mantiene la llama de Led Zeppelin con sus proyectos, pero este hecho tampoco es muy sostenible. En definitiva, un libro recomendable para seguidores y seguidoras de Led Zeppelin, una de las principales bandas de la Historia, y cuya influencia se ha dejado sentir desde sus comienzos. Un libro construido de forma cronológica que cuenta con apartados reflexivos de cada uno de los protagonistas construidos por Wall a partir de sus entrevistas y testimonios. Mientras tanto, Plant y Page seguirán con su extraña relación y Jones esperando también.