El «Singles» de New Order o una colección de canciones de lujo

De vuelta a Manchester, que diría aquel. Si hace unas semanas nos deteníamos en Joy Division con el libro de Jon Savage, toca la continuación de la banda con New Order dentro de las recopilaciones que estamos viendo estos meses. En este caso, un Singles que fue publicado en 2005 y que tuvo una reedición ampliada en 2016, incorporando alguna canción más. Es otra forma de mostrar la trayectoria de un grupo o artista, los singles extraídos de sus trabajos, y otros que no estaban en sus discos, de forma cronológica además lo que permite el seguimiento de su evolución. New Order han contado con otras recopilaciones, por ejemplo la de 1994 al año de la primera parada de la formación, e incluso en 2011 hubo una que combinaba la trayectoria de Joy Division y New Order. Yo, esta segunda no la acabé de ver porque creo que los dos tienen su entidad propia a pesar de compartir tres integrantes, de los lazos evidentes, pero me gusta considerarlos dos bandas diferentes. Así que, este Singles lo adquirí hace un par de años y lo llevo escuchando sin parar desde entonces.

Lo cierto es que Bernard Summer, Peter Hook y Stephen Morris no lo tenían nada fácil cuando Ian Curtis se suicidó en 1980, truncando la trayectoria de Joy Division. Lo interesante es lo que comenta Jon Savage en su libro, cómo los tres integrantes regresaron a los pocos días al estudio para seguir trabajando con Martin Hannett, el productor de los discos de Joy Division. No quiere decir que se minusvalore el impacto de ese trágico hecho pero los tres tenían claro que iban a seguir, incluso el libro de Savage nos muestra que, debido a la fragilidad de salud y emocional de Curtis, Joy Division no parecía tener un futuro muy a medio plazo. Sin embargo, la capacidad de reinvención de Summer, Hook y Morris, incorporando a la teclista Gillian Gilbert, fue rápida y tremenda, con Summer asumiendo las voces. Comenzaron con el Post Punk heredero de Joy Division para dar paso a sonidos más electrónicos y de baile, de club, el House, que les llevaron por una exitosa década de los ochenta. Bajo el mundo de Factory, Hacienda, Tony Wilson, los diseños de Peter Saville, etc., publicaron en esa década cinco discos que son considerados como clásicos: Movement (1981), Power, Corruption & Lies (1983), Low – Life (1985), Brotherhood (1986) y Technique (1989) y una canción, «Blue Monday», que reinó en clubes y discotecas. En 1993 llegaría un Republic con la banda en situación compleja que llevaría a la separación. Habían sido años de excesos y agotamiento que llevarían a una primera parada que duraría solo cinco años. En 1998 ya estaban de vuelta y en 2001 publicarían Get Ready con el que irían recuperando un sonido más guitarrero, sin dejar su esencia. Aunque en 2002 Gilbert dejaría la banda, sustituida por Phil Cunningham que sigue en New Order desde entonces, en 2005 llegaría Waiting for the Siren’s Call que dio paso en 2007 a una nueva parada de la formación. La vuelta sería en 2011 aunque en esta ocasión sin Hook, sustituido por Tom Chapman, y con Gilbert retornando. La salida de Hook no fue amistosa y Hook no ha ahorrado críticas a la gestión de su salida, continua girando con una banda propia haciendo discos de Joy Division y New Order. Mientras tanto, el ahora quinteto ha publicado dos discos más desde entonces, Lost Sirens (2013) y Music Complete (2015). El Singles que nos ocupa ya los recoge, siendo treinta y dos canciones, ni más ni menos.

Como decíamos, el orden cronológico ayuda en esta recopilación, y el comienzo es para «Ceremony», canción compuesta en la época de Joy Division que es una continuación clara del sonido de la banda anterior. Pero, con «Procession» ya dan un cambio más electrónico aunque sigue presente el poso del Post Punk. En «Everything’s Gone Green» ya se lanzan a los sonidos más dance para clavar uno de sus mejores temas. «Temptation» mantiene la línea pero todavía Summer tiene un cierto deje a Curtis en la forma de cantar, aunque estamos ante una de sus canciones más bailables. De «Blue Monday» poco se puede decir, aparece en primer lugar la versión de siete minutos, canción icónica que refleja el hedonismo de los ochenta con un ritmo sincopado. Un clásico con el que es imposible que no se te vayan los pies. Machacona es «Confusion» y el Pop electrónico más melódico aparece con la gran «Thieves Likes Us». La línea la tenían muy marcada ya en canciones como «The Perfect Kiss» y «Sub-Culture». De la BSO de Pretty in Pink (La chica de rosa) de 1986, una de esas películas reflejo de una época, llega «Shellshock», Pop más ecléctico con vientos incluidos y con una producción más marcada. «State of Nation» es una canción reivindicativa con un tono industrial y disco que anticipa a los Pet Shop Boys, un tono épico para otra gran canción de esa época. Uno de sus clásicos es «Bizarre Love Triangle» que incorpora cuerdas y es más melódica, dentro del tono electrónico de la banda. En «True Faith» ya se observa una evolución más hacia el Pop sin dejar su esencia, lo mismo que en «Touched by the Hand of God», mucho más contundente, y constituyendo estas canciones dos de las mejores de la banda. El cierre de la primera parte de la recopilación es para su remezcla del «Blue Monday» de 1988 que fue otro hit en las pistas de bailes y clubes.

La segunda parte comienza con «Fine Time» del Technique (1989) que grabaron en Ibiza. Aquí hay sonidos del Acid House y ritmos muy machacones, como en «Round & Round». En «Run 2», por la que tuvieron que reconocer la coautoría a John Denver, regresan al Pop e incluso tiene un punto de Post Punk. Una de mis favoritas es «World in Motion», que crearon para la selección de Inglaterra en el Mundial de Italia de 1990. Adictiva, la compusieron con el cómico Keith Allen y contó con la participación en los coros de varios jugadores de la selección inglesa e incluso el jugador John Barnes se marcó un Rap. Como hemos señalado, Republic (1993) es el cierre de esta primera etapa y en «Regret» hay una vuelta a las guitarras, aunque sin dejar las bases electrónicas en una canción también destacadísima. El cambio se ve también en «Ruined in a Day» donde construyen un medio tiempo épico con cuerdas incorporadas y la melancolía se instala «World (The Price of Love)» sin dejar la electrónica. El Dance no es abandonado en «Spooky», última canción de este disco en el recopilatorio. «Nineteen63» es una canción de 1987 que fue lanzada en 1995 con una nueva remezcla, de nuevo la melancolía hace acto de presencia y también destaca la forma de cantar de Summer. El retorno tras ocho años sin disco nuevo es con el más que notable Get Ready (2001) y las guitarras destacan en la tremenda «Crystal». Expansiva, y en la misma línea e igual de impactante, es «60 Miles an Hour». De la BSO de 24 Hours Party People (2002) llega «Here to Stay» que fue producida por The Chemical Brothers, alumnos de New Order, que no da pausa y refleja la cultura de club de parte de la película, aunque evoluciona hacia un tono más melódico. Waiting for the Siren’s Call (2005) me parece un gran disco y «Krafty» una canción fabulosa, un retorno al pasado, una pizca de Post Punk, y un tono épico impagable, con guitarras que también destacan. «Jetstream» es más de baile pero también contundente y cuenta con Ana Matronic (Scissor Sisters) a las voces. Y también destaca «Waiting for the Siren’s Call» que también va creciendo y que cuenta con un sonido más Pop Rock con guitarras y con cuerdas haciendo el contrapunto. «Turn» bebe más del Pop británico y el cierre es para la más guitarrera «I’ll Stay With You» de su disco Lost Sirens (2013).

Soberbia recopilación, imprescindible incluso. New Order, unos clásicos que supieron reinventarse y seguir adelante, con un sonido que hicieron propio pero también sin perder sus raíces, a las que han regresado en ocasiones.

 

Editors, «Black Gold»

Editors es uno de esos grupos a los que tampoco les hemos prestado atención. Pertenecientes a la corriente de grupos británicos que salieron en la primera década del siglo XXI, con Franz Ferdinand, Kaiser Chiefs, Bloc Party, Kasabian, entre otros, y, prácticamente a la par, Arctic Monkeys, el estilo de Editors tampoco encajaba exactamente entre unos y otros. Llega Black Gold, recopilatorio de la formación que supone nuestro primer acercamiento a su música. Con la voz de Tom Smith, que es uno de los aspectos más característicos de la banda, y tras seis discos de estudio, desde su debut con The Black Room (2005) hasta Violence (2018), lo que nos muestra este recopilatorio es la capacidad de Editors para ser una banda «Zelig», parafraseando la mítica película de Woody Allen. Y es que Editors no sólo encajan en el Post Punk sino que se mimetizan por momentos con U2, Coldplay, Joy Division o sus coetáneos Interpol, de los que no están muy lejos, sin olvidar ramalazos de New Order, Depeche Mode e incluso Nick Cave & the Bad Seeds. Black Gold muestra algunas canciones que son hits instantáneos con otras más irregulares, aunque cuesta otorgarle una personalidad específica a la banda, más allá de la voz de Smith y del uso de sintetizadores combinados con las guitarras eléctricas, así como con un sonido épico que también es consustancial a las bandas en que se inspiran Editors.

El comienzo es para un tema inédito, «Frankenstein», una canción que funciona de forma muy eficaz, sonidos electrónicos, incesantes y con la voz de Smith en tono muy grave. Enlaza perfectamente con «Papillon» de su tercer disco, In This Light and on This Evening (2009), también electrónica y épica aunque aquí le añaden otro tono más dramático, siendo una de las mejores canciones de todo el recopilatorio. «Munich», de su debut, es un Pop Rock con tintes electrónicos, pegadiza y con una batería un tanto metalizada, pero que encajaba perfectamente en el momento de su aparición y que no ha envejecido nada mal. «Sugar» se va a The Weight of Your Love (2013), y aquí crean un medio tiempo en el que tiran de épica y dramatismo que puede tener alguna vinculación con U2, pero que se queda en un «quiero y no puedo». Lo mismo ocurre, pero más agudizado, con «Hallelujah (So Low)», de su último disco, más comercial aunque con un sonido de guitarras en algunos momentos muy potentes. En «An End Has a Start» de su segundo trabajo, el homónimo de 2007, se acercan a New Order y al Post Punk en la sección rítmica y en el uso de las guitarras, consiguiendo una canción más lograda. Por su parte, «Upside Down» es uno de los momentos más extraños del disco, canción nueva del recopilatorio que les lleva a un punto casi de «Boy Band» y que esta muy sobreproducida. «Bullets», de su primer disco, tampoco destaca demasiado, apuesta por la electrónica pero no acaba de convencernos.

La segunda parte del disco comienza con «Ocean of Night», de su quinto disco In Dream (2015), que se va a sonidos que aparecen en los últimos discos de Coldplay. Del mismo disco es «No Harm» es una canción intensa e intimista, aquí parecen haberse escuchado a Nick Cave & the Bad Seeds, aunque no alcanzan ese nivel. Con «Smokers Outside the Hospital Doors» parecen volver a tomar a Coldplay como referencia, es de su segundo disco así que entendemos que los Coldplay de los dos primeros discos, destacando un sonido de nuevo épico. A partir de aquí, el recopilatorio recupera el tono, y es que «A Ton of Love», del disco de 2013, retorna a la épica en clave U2. Para «Magazine», de su última entrega de 2018, parece que la referencia son Depeche Mode, electrónicos y épicos para una de las canciones más destacadas del disco. En «The Racing Rats», de 2007, el sonido sigue siendo electrónico y es uno de los temas más adictivos de todo el disco. «Black Gold», otra de las canciones nuevas, incide en la épica electrónica, también lograda aunque un escalón por debajo de otras del disco. Y el cierre es para la atmosférica y ambiental «Not Sound but the Wind» de su disco de 2010, con una instrumentación muy reducida, prácticamente basada en el piano, y con la voz de Smith en primer plano, y con esas reminiscencias a Cave.

Curioso este recopilatorio de Editors, una banda que está en segunda fila y que parece acumular influencias, aunque les faltarían algunos hits más contundentes, aunque el comienzo de este disco es bastante potente.

 

Interpol, «Marauder»

Confieso que nunca he sido muy fan de Interpol, no es una banda que me haya impactado. No cabe duda que fue una de las grandes protagonistas de aquella hornada neoyorquina de comienzos del siglo XXI que relataba Lizzy Goodman en el ya reseñado Nos vemos en el baño. Con su sonido oscuro y post Punk conquistaron a la crítica con sus dos primeros discos, Turn on the Bright Lights (2002) y Antics (2004) pero, como a otras formaciones de esa generación, los siguientes pasos del camino fueron en descenso, desde Our Love to Admire (2007) y continuando por sus siguientes trabajos. En 2010, el carismático bajista Carlos Dengler dejaba la formación y Paul Banks, Sam Fogarino y Daniel Kessler seguían adelante. Ciertamente, han tardado cuatro años en sacar nuevo material con este Marauder que nos ocupa y que con la producción del veterano David Fridmann ha sido saludado como una vuelta a los orígenes de la formación. Ciertamente, el disco mantiene esas constantes, sonido pesado, guitarras predominantes y la característica forma de cantar de Banks, aunque no es menos cierto que por momentos el disco se hace reiterativo.

El comienzo es con un chute con «If You Really Love Nothing», un tema de los mejores del disco y muy atractivo con las guitarras características y un toque de luminosidad impregnado de melancolía. En «The Rover» aceleran el tempo y se centran en las reminiscencias más post Punk mientras que «Complications» es más pausado, más cercano al sonido de sus comienzos pero que se hace un tanto pesado. Más conseguida está «Flight to Fancy», que remite a sus primeros discos y que tiene un punto claramente ochentero. En «Stay in Touch» la sombra de Joy Division es alargada con unos sonidos más atmosféricos y con un predominio del sonido del bajo. Se cierra la primera parte con un interludio que no va más allá.

En «Mountain Child» crece la intensidad, esas guitarras de nuevo destacadas, y las influencias van hacia la New Wave de la que tanto bebieron. «NYSMAW» es más oscuro con esas guitarras de fondo y en el último tercio del disco el nivel va descendiendo con una previsible «Surveillance», muy de los ochenta de nuevo en la sección rítmica. En «Number 10» dejan el protagonismo a los teclados y no les acaba de funcionar, como tampoco lo hace «Party’s Over», en la que Banks comienza cantando en falsete, una canción que toma diferentes caminos y sin definición. Y, tras otro interludio atmosférico que no aporta nada llega el cierre con «It Probably Matters», un tema con el que levantan el tono del final pero sin ser tampoco nada del otro mundo, aunque tiene más atractivos con esas guitarras predominantes de nuevo.

Sexto disco de Interpol este Marauder que se deja escuchar pero que no te deja ningún poso especial, más allá de algunos temas puntuales. Sí que tiene una coherencia en su conjunto pero no es menos cierto que por momentos se hace reiterativo.