Audioslave encuentran su camino con «Out of Exile»

Cambio de siglo y los grandes del Rock de los noventa están perdidos o desaparecidos. Si el Grunge había barrido a buena parte de las bandas anteriores, el Grunge y lo «Alternativo» iban a correr una suerte parecida. Los cuatro grandes de Seattle no estaban, salvo Pearl Jam que habían ido por otro camino. Sin Nirvana por el suicidio de Kurt Cobain, sin Soundgarden separados en 1997 tras Down on the Upside (1996), con Alice in Chains desaparecidos (no sacaban disco de 1995) con un Layne Staley perdido (fallecería en 2002), su legado se había diluido. El BritPop era otra moda pasajera, hasta Blur se reciclaban y Oasis comenzaban a poner el piloto automático. E incluso a Green Day y Offspring se les cuestionaba tras haber puesto un Punk comercial en escena. También se habían disuelto The Smashing Pumpkies, igualmente estandartes del lo «alternativo». Otras bandas como Rage Against the Machine, que se habían constituido en la banda más reivindicativa del mainstream, tampoco estaban. Se habían separado tras el disco de versiones Renegades (2000), aunque no habían logrado en toda la década las cotas de su imbatible debut en 1992. A Rage Against the Machine, que acumularon un gran capital simbólico, parecía que se les estaba esperando. ¿La alternativa?, pues los finales de los noventa y comienzos del siglo XXI, antes de la eclosión del «Americana» y de que The Strokes y The White Stripes, entre otros, estaba en manos de gente como Limp Bizkit, Linkin Park y compañía. Nunca entendí a estos grupos, ni me interesaron lo más mínimos. Cogieron lo peor de cada casa. De esta forma, a comienzos del siglo XXI, en 2001, Chris Cornell de Soundgarden y Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk formaron un súpergrupo llamado Audioslave. La verdad es que era sustituir a Zach de la Rocha por Cornell, pero bueno. Con todo un Rick Rubin a la producción, en 2002 debutaron con un disco homónimo. Allí estaban canciones como «Like a Stone», «I Am the Highway», «Cochise», «What You Are» o, la mejor, «Shadow of the Sun». Con su potente Rock y singles muy efectivos, Audioslave se pusieron en el mapa, también las expectativas eran lógicas, y vendieron millones de discos, que para esa época está bien. Igualmente, su directo no podía dejar de ser contundente con lo que acumulaban. Sin embargo, este debut no es un gran disco, es un trabajo que se escora más al lado de la banda procedente de Rage Against the Machine en el sonido, Cornell demuestra su potencia vocal, Morello tira de virtuosismo, y Wilk y Commerford son como un martillo pilón. Además, cogieron la bandera reivindicativa. Pero es un disco que se hace largo, sesenta y cinco minutos, catorce canciones, y es muy pirotécnico. Ya digo que, para mí, la mejor canción es «Shadow of the Sun», un medio tiempo épico con un Cornell desatado. No digo que no haya buenas canciones, pero…El caso es que, para su segundo disco, el salto es evidente. Out of Exile salió en 2005 y tiene una mayor coherencia, un estilo más depurado, hay influencias Funk y Pop, y se nota que el grupo está más cohesionado. Con este disco se nota una formación más cohesionada, no una suma de partes que pecaba de algunas inconexiones. Con Rubin de nuevo a los mandos, Audioslave lograron un sonido más propio, que no deja de tener su épica, virtuosismos y piruetas guitarreras a cargo de Morello, pero es otra cosa.

El disco comienza con la apabullante «Your Time Has Come», pero mucho más melódica que el debut y con un tono Funk en la guitarra de Morello, una de las mejores canciones del disco. «Out of Exile» recupera la épica en un medio tiempo creciente que será la marca de la banda de nuevo, un sonido más pesado que el inicio. Por su parte, «Be Yourself» es otro de los grandes momentos, no falta la épica pero es de nuevo más melódica y la guitarra de Morello sigue impacable. «Doesn’t Remind Me» se acerca al Pop con un Cornell pletórico y en «Drown Me Slowly» amplían de nuevo la paleta de sonidos con el Funk. «Heaven’s Dead», otro gran momento, es un medio tiempo épico y melódico que sigue el tono del disco.

La segunda parte comienza con una «The Worm» en la que Cornell retorna a sus agudos y el sonido se torna más pesado. En «Man or Animal» incorporan sonidos más Punk en la base rítmica de Commerford y Wilk, contrastando con el tono más expansivo de la guitarra de Morello. «Yesterday to Tomorrow» es de nuevo un medio tiempo creciente que se abona a la épica, aunque menos eficaz que los anteriores, mientras que en «Dandelion» vuelven a transitar por las influencias del Pop con un estribillo pegadizo. Morello vuelve a hacer de las suyas en «#1 Zero» para otra canción más Rock. El cierre es para la excesiva «The Curse», cuando ya alguna canción se hacía un poco cansa.

Con Out of Exile seguramente no tenían tantos hits como su debut pero subían el listón aunque igual le sobraban dos canciones. El disco vendió, aunque ya era un tiempo en el que se resentían las ventas por Internet, y alcanzó el número 1 en Estados Unidos. No tardaron en dar continuación al mismo con Revelations, en 2006, que incide en la línea seguida aunque esta vez con la producción de Brendan O’Brien (Pearl Jam, Soundgarden, Aerosmith, Rage Against the Machine, etc.). Sin embargo, en 2007 Chris Cornell dejó la banda para iniciar una muy irregular carrera en solitario y eso dejó el proyecto de Audioslave totalmente finiquitado. Ese mismo año, Rage Against the Machine volverían juntos a girar, estuvieron de nuevo hasta 2011 y regresaron en 2019 con un tour previsto que se suspendió por la pandemia de la Covid-19. Audioslave fue uno de esos referentes del Rock de estadio durante buena parte de la primera década del siglo XXI, dejando el espacio libre con su separación a Foo Fighters. El resto, es historia, Chris Cornell se suicidó en 2017. Audioslave fueron una banda interesante en un momento de cambio.

 

‘The Ghost of Tom Joad’ de Bruce Springsteen

Catorce años después de su primera y celebrada obra en acústico ‘Nebraska’, Bruce Springsteen  volvió a disolver la E Street Band para grabar casi en solitario ‘The Ghost of Tom Joad’. El disco se inspiraba completamente en ‘Las uvas de la ira’ la gran novela con la que John Steinbeck trató de retratar los EEUU de la complicada década de los treinta cuando, en plena crisis económica y política, las familias más humildes soportaban las consecuencias de la Gran Depresión de 1929.

La canción que abre y titula el disco hace referencia al protagonista principal, el joven e idealista Tom Joad, y trata sobre el éxodo al que se vieron abocados muchos ciudadanos en busca de unas mejores condiciones de vida. Interpretada únicamente en la intimidad de la armónica y la guitarra, las letras de Springsteen rayan al más alto nivel de su carrera (en una de las últimas estrofas de la canción también incluye unas memorables palabras del protagonista de la novela). Desgraciadamente pertinente en estos tiempos convulsos en los EEUU, en el disco The Boss mostraba de nuevo su lado más comprometido y tiraba de imaginario  costumbrista para denunciar la injusticia social y política de entonces con un cancionero que, aunque obtuvo uno de los peores resultados de ventas de su carrera por su contenido político y su austeridad melódica, sí le proporcionó abundantes elogios de la crítica.

Veinte años después, en 2014, la recuperaría para versionarla junto a la E Street Band y Tom Morello a la guitarra (Rage Against the Machine) en su disco de descartes y versiones ‘High Hopes’, pero la original es la que grabó en 1995 y la que interpretaría en solitario y en acústico durante una extensa gira que durante los siguientes dieciocho meses le llevaría principalmente por teatros de todo el mundo.