The Rolling Stones se marcan un acústico a su manera: «Stripped»

Años noventa. Los MTV Unplugged están de moda y muchos artistas han publicado el suyo. Eric Clapton logró un éxito descomunal con el suyo. El de Nirvana salió en 1994, meses después del suicido de Kurt Cobain. Bruce Springsteen (1992), Neil Young (1993), Bob Dylan (1994) tuvieron el suyo, y recuerdo con cariño el de Rod Stewart con Ronnie Wood (1993). En 1994 también publicaron el suyo Robert Plant y Jimmy Page, pero no llamaron a John Paul Jones. Y hubo más que no se publicaron. The Rolling Stones no grabarían para la MTV pero sí que harían una revisión acústica de algunos de sus temas, tanto en directo como en estudio. Ese disco se llamó Stripped y se publicó a finales de 1995. Me parece que es un gran disco, a mí me ayudó mucho a conocer mejor a The Rolling Stones. En aquellos momentos, los Stones estaban embarcados en la gira de turno del Voodoo Loung (1994), un disco de regreso del que no tocaron ninguna canción en este disco. En vez de ello, tiraron de clásicos que encajaban más con el espíritu del disco y de algunas versiones. La banda (Jagger, Richards, Watts y Wood), se vería acompañada por sus músicos de gira: Darryl Jones (bajo), Chuck Leavell (teclista), Lisa Fisher y Bernard Fowler (vocalistas) y la sección de viento encabezada por Bobby Keys. El disco sería producido por Don Was junto a los propios Jagger y Richards. El disco comienza gustándome desde la portada, los cuatro Stones con gafas de sol, blanco y negro, y una pose que es la que les pega.

«Street Fighting Man» es el inicio, una carta segura que sirve como de calentamiento antes de sorprender con una canónica versión, agradecimiento incluido, del «Like a Rolling Stone» de Dylan, fantástica interpretación. «Not Fade Away», de Buddy Holly, que ya habían hecho suya en los sesenta, la bordan grabándola en estudio de nuevo. Y «Shine a Light» la realizan en directo y, de nuevo, demuestran su maestría. El Blues regresa con otra vuelta a los sesenta y su «The Spider and the Fly». Y siguen buceando en sus comienzos con la también imbatible «I’m Free». Uno de los mejores momentos de todo el disco es la revisión, muy acústica y ajustada al original, de «Wild Horses», funcionando muy bien en este formato.

«Let It Bleed» es un retorno al Blues, de nuevo acertadísima la elección. Y «Dead Flowers» no podía faltar, ese Country Folk festivo de una canción que también está pensada para este tipo de formatos con la preeminencia de las acústicas. El espacio de Richards cantando queda para la preciosa «Sleeping Away», que gana en este escenario. «Angie» es otra apuesta sobre seguro y llega el turno de «Love in Vain», el tema de Robert Johnson que también harían suyo. «Sweet Virginia» es otra de las canciones que mejor encaja en este formato y cierran con «Little Baby» de Willie Dixon.

Stripped vería reediciones con otras canciones, descartes y grabaciones, como suele ocurrir con la discografía de la mayoría de los artistas. Como decía anteriormente, me parece un disco logradísimo, lejos de otros directos de la banda que están pensados como testimonios de giras y que no aportan mucho, la verdad, ejemplo el No Security (1998), testigo de la gira del controvertido, aunque infravalorado, Bridges to Babylon (1997). Máquina imparable, los Stones irían enlazando giras, recopilatorios y discos en directo, aquí sí que podemos destacar un doble Live Licks (2004) que salía de la gira del Forty Licks (2002), uno de sus recopilatorios más completos. También llegaría el Shine a Light (2008), ese concierto que les grabó Martin Scorsese y en el que participaron Jack White, Buddy Guy y Christina Aguilera. Y luego han seguido sacando directos de toda su carrera que se antoja interminable. Ahí siguen, con «Living in a Ghost Town», anunciando nuevo disco y, si pueden, seguro que gira de turno.