Destroyer, «Have We Met»

El canadiense Dan Bejar hace un cuarto de siglo que encabeza la banda Destroyer, su proyecto central. Bejar también fue integrante y fundador de The New Pornographers, el combo liderado por A.C. Neuman y en la que también se encuentra Neko Case, dejando la formación en 2017. Con Destroyer ha publicado ya doce discos con este Have We Met que nos ocupa, siendo algunos de ellos muy reconocidos por la crítica como Kaputt (2011). En Have We Met, Bejar se lanza como un crooner electrónico y ambiental, un disco muy atmosférico en el que los sintetizadores marcan el ritmo del disco, aunque hay también espacio para las guitarras. Y es un disco hipnótico que te atrapa, con esa forma de cantar de Bejar, su tono, y el peso ya comentado de unos sintetizadores que, en ocasiones, llevan a la década de los ochenta. Ya la portada es una declaración de intenciones, ese micrófono de otra época. Es un disco al que, seguramente, a mucha gente le pueda costar entrar, pero que te va ganando.

Y lo hace desde el comienzo el impecable «Crimson Tide», muy hipnótica y en la que Bejar hace una interpretación de lujo, fraseando incluso. Es la cima del disco pero «Kinda Dark» queda muy cerca, muy ambiental y electrónica, vuelve a frasear y aquí sí que hay espacio para la guitarra eléctrica. A la misma altura brilla la ochentera «It Just Doesn’t Happen», con ese sintetizador tan machacón que no para. En «The Television Music Supervisor» se vuelve más atmosférico si cabe y su voz queda en un segundo plano, casi de forma fantasmal, dando el protagonismo a unas bases electrónicas más intensas. En «The Raven» apuesta por un Pop más melódico pero de corte electrónico, sigue fraseando y mete guitarras de nuevo.

La segunda parte comienza con una ruptura del tono en parte con «Cue Synthesizer» en la que hay más presencia de las guitarras y tiene incluso un punto Funk, pero sigue siendo muy ambiental. También hay variaciones en «University Hill», cambia incluso la forma de cantar, con un tono más melódico, aunque sin salir de las bases del disco. «Have We Met» es instrumental, muy atmosférica y con la presencia de un solo de guitarra. Con «The Man in Black’s Blues» apuesta por un tono más melódico y, al comienzo, su voz queda en un segundo plano para crecer en protagonismo en la segunda mitad. Termina el disco con «foolsong», canta de forma sinuosa y baja el tono de voz, dando protagonismo a la música, de nuevo incorporando una guitarra eléctrica ascendente.

Un disco que se acerca al sobresaliente, un disco que te atrapa y te hipnotiza que tiene una línea de continuidad constante. Un disco fascinante.

 

 

The New Pornographers, ‘In the Morse Code of Brake Lights’

Siempre es una alegría recibir nuevas canciones de The New Pornographers; especialistas en colorear la vida y contagiar buenas vibraciones con su propuesta energizante y llena de un vigor infeccioso. Comandados por A.C. Newman en solitario, que se reserva las labores de producción, y sin la presencia de Dan Bejar desde que abandonara indefinidamente el combo en 2016, vuelven a contar con la contribución de fieles como Neko Case, Blaine Thurier o John Collins además de otras aportaciones como las de Kathryn Calder o Simi Stone (fantásticas como siempre las voces femeninas) o Todd Fancer y Joe Seiders hasta completar una numerosa formación que, junto al quinteto de cuerda Strength Of Materials, consigue remontar parte del terreno que perdieron con un ‘Whiteout Conditions’ que en 2017 nos dejó más fríos de lo habitual.

Insisten en su apuesta por guitarras y teclados, por la combinación de electricidad y electrónica, además de servirse con acierto de sus múltiples posibilidades vocales, principalmente femeninas en alternancia con la de A.C. Newman, para recuperar su característico poderío rítmico y los contagiosos influjos powerpoperos y transmitir de nuevo el frescor y el entusiasmo que tan bien saben producir en el lejano Canadá.

Raudales de ritmo y volumen, y voces femeninas, desde el cálido e impetuoso inicio con You´ll Need a Backseat Driver, al igual que en the Surprise Knock, con más teclados y potencia en el estribillo. Protagoniza el bajo una bailable Falling Down the Stairs of Your Smile en la que teclados y electricidad hacen el resto y los teclados abren el paso a la contundencia rítmica y las cuerdas en la también convincente Colossus of Rhodes. Trae algo de calma, de desesperación e incluso despecho, Higuer Beams, que va creciendo en intensidad eléctrica, antes de reactivar las cuerdas y coros en la contundente Dreamlike and on the Rush. El piano casi en crudo acompaña a la voz de Newman en You Won’t Need Those Where You’re Going y una superposición de voces  recupera a espuertas la vitalidad en Need Some Giants. En la melódica Opening Ceremony abundan los sintetizadores cálidos para dar paso al inicio avasallador de One Kind of Solomon y concluir con la brillantez de la igualmente potente, aunque de una emoción más sencilla, Leather On the Seat.

Así como en otros discos pecaban de una cierta irregularidad, alternando temazos con otras canciones menos inspiradas, en esta octava referencia redondean un conjunto en el que apenas se permiten bajar el nivel. Otra fiesta de variadas sensaciones, otra lanzadera de emociones bulliciosas, óptima para coger impulso en días de bajona, que vuelve a situar al veterano supergrupo canadiense en el lugar que les corresponde como fidedigna referencia del mejor y más animoso pop norteamericano.