The Magnetic Fields, ’50 Song Memoir’

Enorme demostración de talento y ambición artística la que han entregado Stephen Merritt y compañía con este ’50 Song Memoir’ que, desde ya y como mínimo, comparte la cima de su producción junto al ’69 Love Songs’ (1999). Una vez más orientados en torno a un concepto, como es en este caso los cincuenta años de vida de Merritt, nos regalan una gran (por calidad y por cantidad) serie de cincuenta canciones que reflejan año a año el medio siglo de existencia del músico neoyorquino.

Armado con más de cien instrumentos diferentes y acompañado por un buen número de músicos de sesión, además de por los restantes componentes habituales de la banda Claudia Gonson, Sam Davol, John Woo y Shirley Simms, Merritt despliega su genio artesano para sin mesura desatar su inagotable creatividad en estas piezas efectivamente llenas de vida. Distribuidas a disco por década, lo cierto es que escucharlos es una prueba exigente pero más que disfrutable que concentra un poco habitual número de melodías efectivas y originales instrumentaciones. En cada disco se pueden destacar unas cuantas joyas y curiosidades, primando los géneros clásicos (pop y folk) sobre la experimentación, que también la hay pero queda ensombrecida por los logros melódicos.

Se pueden nombrar muchas canciones destacadas; desde la preciosa canción del año ’69 Judi Garland hasta el cálido pop minimalista de ’71 I Think I´ll Make Another World o el folk animoso y ceremonial de ’74 No y la curiosa electrónica de aire oriental de ’75 My Mama Ain’t que cierra el primer disco. El segundo lo abren el tecno retro de ’76 Hustle 76 y una primera muestra de oscuridad con ’77 Life Ain’t All Bad, seguidas de ejemplos nada convencionales de folk y electrónica antes de la curiosa y resultona ’80 London by Jetpack y la acertada combinación de sonidos acústicos y tecnológicos en ’83 Foxx and I o en la más primaria y comunal ’85 Why I Am Not a Teenager. El tercero empieza con una delicatessen de sabor clásico como ’86 How I Failed Ethics y contiene logros pop como ’88 Ethan Frome además de varias piezas experimentales y otras más rítmicas y novedosas en las que introduce la guitarra como ’92 Weird Diseases o la distorsión electrónica de ’95 A Serious Mistake. En el disco cuatro se podría destacar la romántica y desengañada ’98 Lovers’ Lies así como la emoción cálida de ’99 Fathers in the Clouds o la preciosa poética de ’01 Have You Seen It in the Snow?, la bella e irónica ’02 Be True to Your Bar o la delicia de pop lúdico y casi perfecto de ’04 Cold-Blooded Man. En el último cedé también hay maravillas ricas e ingeniosas como ’10 20,000 Leagues Under The Sea, rítmicas y exóticas como ’12 You Can Never Go Back to New York o las dos que cierran la lista; ’14 I Wish I Had Pictures íntima y de emoción creciente o la coral y colorida ’15 Somebody’s Fetish. Por ejemplo.

A tan torrencial y variado ejercicio de creación, con tantas y tan buenas canciones, hay que añadir la arriesgada propuesta de representarlo al completo en cada una de las ciudades que acojan su directo, lo cual han resuelto programando dos conciertos en dos días consecutivos por cada cita y reclutando a tres multiinstrumentistas más que añadir a la formación habitual de cinco. Un espectáculo para el que no parece haberse escatimado medios, que seguro será digno de ver donde quiera que recale, y que será una más que merecida celebración de la vida, una desmedida fiesta de lo pequeño, tan fantástica como este disco con el que Merritt y los suyos han vuelto a superar un enorme reto musical.

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