Tom Petty, «An American Treasure»

Hace más de un año que Tom Petty nos dejó y su legado y memoria no dejan de ser recordados. Petty era uno de los grandes del Rock norteamericano y su inesperado fallecimiento no hizo que acrecentar su leyenda. Sin embargo, cuando un artista, y más de una figura de este calibre, desaparece comienzan a aparecer recopilatorios, últimas grabaciones que son reconvertidas en discos (en no pocos casos meras demos o canciones inacabadas), y otros «productos» que son un cebo para completistas. Tom Petty no iba a ser una excepción pero, al menos, hemos comenzado con una obra muy digna y atractiva, este box set de título explícito: An American Treasure. Bajo la coordinación de Mike Campbell, Benmont Tench y Ryan Ulyate, y con la participación de la viuda de Petty, Dana, y de su hija Adria, fruto de su primer matrimonio con Jane Benyo, la edición de cuatro discos nos muestra un recorrido por la trayectoria de Petty a lo largo de cuatro décadas. Hay de todo, aunque no caen en los grande éxitos de turno y van compaginando novedades, versiones alternativas a las que salieron en los discos y temas en directo, algunos de todos ellos canciones que eran las favoritas de los/as implicados/as. El resultado es de gran calidad, equilibrado y con algunas tomas que llaman la atención.

En su primer disco, comienza con una novedad descartada de su disco de debut y que se llama «Surrender», con un toque muy Pop. Llegan a continuación temas en directo, vigorosos todos ellos como en el conjunto del disco, donde Petty y los Heartbreakers muestran su fuerza, y se cierra el disco con «Lost in Your Eyes», un nuevo tema de 1975 de Mudcrutch, la banda anterior de Petty que recuperaría en la última década. El segundo disco se centra en los ochenta y es más golosa en novedades, aunque hay que destacar las versiones alternativas de «Rebels» o «Straight Into Darkness». Hay temas en directo, brillante «Even the Loosers», y entre esas novedades «Keep a Little Soul» y «Keeping Me Alive», ambas de 1982, y «Walkin’ from the Fire», de 1984.

En cuanto a la década de los noventa, el «I Won’t Back Down» en directo en San Francisco en 1997 emociona, y de nuevo aparecen temas nuevos («Gainesville», en homenaje a su ciudad natal, «Lonesome Dave» y «I Don’t Belong»). Hay como una sobrerrepresentación de la época del controvertido Echo (1999), aparecen varios temas, lo que también supone un reconocimiento a un periodo un tanto oscuro de Petty. El cuarto disco comienza con la deliciosa «You and I» del menor The Last DJ (2002), en una nueva versión fascinante, y aquí sólo encontramos una nueva canción, «Bus to Tampa Bay» de nuevo con referencia a su Florida natal y más cercana en el tiempo, concretamente de 2011, justo después de Mojo (2010) y que no entró en Hypnotic Eye (2014). De nuevo versiones alternativas y primeras tomas de canciones que luego verían la luz, como por ejemplo «Sins of My Youth» de su último trabajo. Y el cierre es para un tema en directo como «Hungry no More», canción del segundo disco de Mudcrutch, publicado en 2016, habiendo incorporando también otro tema de dicha banda como «Save Your Water».

Maravilloso homenaje a la figura y obra de un artista mayúsculo como Tom Petty, sus guitarras suenan de nuevo afiladas en estos cuatro discos que nos sirven para recorrer su trayectoria. Muy recomendable y ya estamos esperando las noticias que ha comentado Mike Campbell sobre la recuperación de la reedición del grandísimo Wildflowers (1994), con importantes novedades, y que se quedó hace unos años en el tintero, justo cuando se celebraba su vigésimo aniversario. Estamos impacientes y expectantes.

 

Olafur Arnalds, «Re:Member»

Aunque habitual en discos colaborativos y bandas sonoras o compilaciones, difícil de seguir su pista en ocasiones, tampoco es fácil escoger entre las cuatro referencias (incluida esta) que ha publicado en solitario desde su debut en 2007 con el fantástico «Eulogy For Evolution». Privilegiado intérprete y compositor y ariete de la actual corriente musical neoclásica junto a otros como Nils Frahm, Max Richter o el desaparecido Johan Johansson, aventajado alumno de la escuela post-rockera islandesa que abanderaran Sigur Ros (en cuyas giras se inició como telonero), presenta un nuevo trabajo en el que prima lo orquestal y orgánico, con discretos y enriquecedores aderezos de programación, y estructurado con la sencillez y accesibilidad del pop. Miembro de bandas de hardcore y metal en sus no tan lejanos inicios, no sería hasta el debut antes mencionado que afianzaría su camino a través de los arreglos de piano y cuerdas junto a una desarrollada querencia por la electrónica (en paralelo participa en el proyecto tecno-minimal Kiasmos) sin renunciar a esporádicos escarceos rockeros que en este último trabajo apenas se perciben.

Así parte este viaje sonoro desde la calma solitaria de un piano que suavemente va creciendo sobre emocionantes teclados, cuerdas y percusiones en la joya homónima de Re:Member. A continuación se acompaña del cantante británico Sohn para introducir voces en Unfold, otra maravilla con mayor componente electrónico a la que también añade sección de vientos. Ecos de Nyman se dejan entrever en el piano protagonista de Saman antes de los aislados arreglos orquestales de Brot. Mayor complejidad se puede apreciar en Inconsist, bella recreación ambiental que combina con destreza orquesta y tecnología, al igual que la delicada They Sink lo hace con los teclados electrónicos y el cuarteto de cuerda. Ypsilon es un ejercicio mayoritariamente electrónico y la ambiental Partial también aunque con una base leve de la sección de cuerda. Apenas un piano en Momentary da paso a la exitosa combinación electro-orquestal de Undir, marcada por una rítmica cálida, y al también fluido ritmo marcado por las cuerdas y la programación en la bella Ekki Hugsa. El círculo se cierra de nuevo en la calma del piano de Nyepi.

Otra brillante y delicada demostración creativa del talento islandés con la que se constituye como uno de los más amenos compositores neoclásicos de la actualidad. Inteligente creador de placenteras atmósferas emocionales vuelve a transportarnos desde sus frías tierras, y con una hábil combinación de tecnología y clasicismo, a un extraño y acogedor territorio en el que no queda más que dejarse llevar para a buen seguro alcanzar el disfrute.

Joe Strummer, «001»

No vamos a descubrir a estas alturas de la película la trascendencia de una figura como Joe Strummer, icono de la música británica, líder de The Clash y cuya relevancia se ha mantenido en las últimas décadas, a pesar de sus contradicciones o precisamente también por ellas. Aunque su carrera siempre estará vinculada a The Clash, Strummer desarrolló numerosos proyectos, especialmente después de la turbulenta disolución de la mítica banda. Fallecido en 2002, cuando estaba inmerso en su proyecto con The Mescaleros, nos llega esta recopilación, bajo el título de 001, en varios formatos de su carrera al margen de The Clash, ofreciendo a su vez una nutrida muestra de temas que no habían visto la luz anteriormente. En este caso, nos hemos centrado en la versión doble que nos presenta por un lado un recopilatorio al uso con su trabajo más destacado en The 101ers, la banda en la que estaba antes de formar The Clash, como Joe Strummer and the Mescaleros, que abarca obviamente una buena parte del disco, así como su trabajo para numerosas bandas sonoras a través de diferentes proyectos. Un segundo disco nos muestra una colección de novedades y, como en el primer disco, es una muestra del eclecticismo en el que se movía Strummer, de sus diferentes influencias. Aunque no deja de ser una obra un tanto descompensada, especialmente en el segundo disco, es un trabajo muy atractivo que nos muestra una parte de la obra de un Joe Strummer que se fue demasiado pronto.

Como decíamos, el primero de los dos discos recoge, por decirlo así, su trabajo más formal o institucionalizado. Es un disco que entra solo, comenzando con dos temas de los 101ers, la formación en la que estuvo antes de The Clash. Si «Letsagetabitarockin'» es un Rock & Roll de corte más clásico, aunque con su personalidad, «Keys to Your Heart» mira hacia sonidos más de los sesenta e incluso se advierte un toque a The Kinks. Entre los temas más destacados de este primer disco cabe mencionar «Tennessee», un tema que compuso para la banda sonora de la película Walker (1987) en la que se acerca al Country-Folk con armónica y acústica incluidas. Hay sonidos que nos recuerdan a la década de los ochenta así como también hay una nutrida presencia de influencias latinas, especialmente en la percusión, como «Trash City» que grabó con Joe Strummer & The Latino Rockabilly War o «Afro-Cuban Be Bop» a cargo de The Astro-Physicians. El Reggae tampoco puede faltar con «Ride Your Donkey» y rendirá homenaje a una de sus obsesiones, la Guerra Civil española con su versión de «15th Brigade» a la que dotará de unas guitarras arabizantes y de un sección rítmica un tanto marcial. Tampoco debemos olvidar su contribución a Chef Aid: The Soundtrack Album (1998) de la irreverente serie norteamericana a la que aporta un tema muy del Rockabilly como es «It’s a Rockin’ World».

El núcleo principal del disco corresponde a su obra con The Mescaleros, de 1999 hasta su fallecimiento en 2002, que dio lugar a una producción de tres discos. Y aquí aparecen destacadas «Yalla Yalla» que es un tema escorado al Reggae pero con un punto muy ambiental; «Johnny Appleseed» que es una de las mejores canciones del disco con unas cuerdas muy destacadas; la épica «Minstrel Boy» que vuelve a contar con reminiscencias celtas, recordemos que Strummer estuvo en The Pogues un tiempo; «Coma Girl» que comienza siendo más Reggae pero deriva hacia un Rock convencional y la fantástica «Silver and Gold» que vuelve a ser más folklórica, combina esas influencias con una armónica muy dylaniana. También aparece la tremenda versión de «Redemption Song» de Bob Marley que grabó con Johnny Cash, muy intensa y emocionante con un Cash que le da una hondura tremenda, así como «Over the Border» con Jimmy Cliff, obviamente de claro sonido Reggae pero también con un punto más Pop.

El segundo disco cuenta con doce temas que, en general, no alcanzan el nivel de las anteriores. Se nota que algunos podrían tener un mayor desarrollo y de nuevo volvemos a observar las influencias en la obra de Strummer. Destacan las canciones que no se publicaron para la banda sonora de When Pigs Fly (1993), con la muy constumbrista «When Pigs Fly» que incorpora saxofón, de nuevo los sonidos celtas en «Pouring Rain» y manteniendo esa línea aunque más atenuada «Rose of Erin». También hay un tema con The Mescaleros, «London is Burning», un inédito de su último disco con ellos, Streetcore (2003), que tiene guitarras potentes, y con Mick Jones hace una larguísima, más de diez minutos, «U.S. North» que iba a ir para la banda sonora de Candy Mountain (1988) y que recuerda a algunos de los sonidos de The Clash.

Muy interesante esta recopilación de Joe Strummer, un artista que ha quedado en no pocas ocasiones ensombrecido por su trabajo con The Clash, pero que también ofrece otras visiones que son muy atractivas.