Calexico/Iron & Wine, «Years to Burn»

Corría el año 2005 y tanto Calexico (Joey Burns y John Convertino) como Iron & Wine (Sam Beam) transcurrían por etapas fundamentales de su carrera. Los de Tucson se habían convertido en referencia del folk independiente, y principales exponentes del rock fronterizo, con cuatro discos conceptuales de gran contenido instrumental y estaban a punto de maniobrar en pos de una propuesta de más amplias expectativas. Por su parte, el por entonces desaliñado cantautor de Carolina del Norte se disponía a evolucionar en su sonido y dejar atrás la árida desnudez de sus dos primeras grabaciones que también le habían proporcionado un hueco en el pujante universo del nuevo folk norteamericano. Fue ese año que se reunieron para grabar el EP «In the Reins» que, arreglado sobre composiciones de Beam, posibilitaba una voz a la banda y una banda al vocalista, y cuyos sorprendentes resultados no pudieron ser mejores tanto entre el público como entre la crítica.

Casi quince años después repiten reunión en este «Years to Burn», de nuevo en un formato de corta duración y con composiciones mayoritariamente de Beam, y con estatus diferentes de cada uno de ellos, asentadas ambas carreras en sus más o menos acomodadas y particulares posiciones en la industria musical norteamericana. Y de la conjunción de acordeón y trompetas con órgano y pedal steel, de la fusión de los sonidos de ambos lados de la frontera de México, y del virtuosismo instrumental de Calexico y la extraordinaria sensibilidad de la aportación de Iron & Wine, recibimos esta alegría quienes compartimos afición por sus carreras por separado, que seguro somos muchos.

Con arreglos de balada country, con vientos y coros, abre con calidez el disco What Heaven’s Left, para ceder el micrófono a Burns en la excelente Midnight Sun, de fluidez ascendente y medida intensidad. El primer sencillo lanzado ha sido la bella Father Mountain, con la dulzura melódica habitual de Beam. Follow the Water también contiene una melodía amable y una perfecta combinación de ambos sabores y The Bitter Suite comienza en castellano (chapurreado en la voz del habitual trompetista de Calexico Jacob Valenzuela), prosigue con un pasaje rítmico instrumental para bajar revoluciones en la parte final en la voz de Beam. La más reposada Years to Burn, cantada con parsimonia por Burns, precede al country ligero In Your Own Time con que cierran el disco.

Vuelven a conjugar a la perfección las sensibilidades sonoras de ambos colaboradores para entregar otra pequeña muestra de mesura y delicadeza folk. Una combinación de funcionamiento casi perfecto que supone una ligera variante en sus trayectorias recientes y que podría sentar bien a sus distintas carreras, ya maduras y excelentes ambas.

«Head Music», el paso firme de Suede o la adaptación a los nuevos tiempos

Suede habían salido airosos de la salida de la banda de Bernard Butler en 1994. La tensión entre Brett Anderson y Butler alcanzó su límite tras la publicación de su exitoso Dog Man Star (1994). Anderson, Mat Osman y Simon Gilbert reclutaron a un jovencísimo Richard Oakes, contaba con apenas dieciocho años, para sustituirlo y con su tercer disco, Coming Up (1996), continuaron en la senda del éxito con un gran disco y canciones como «Trash», «Beautiful Ones», «Saturday Night» o «Lazy», entre otras. Anderson y Oakes formaban la nueva dupla compositiva y Suede habían incorporado a Neil Codling a la formación, haciéndose cargo de los teclados. El sonido de Suede no variaba mucho, seguía siendo inconfundible, pero iba dejando de lado el sonido más Glam de sus comienzos. Pero el contexto estaba cambiando, el Brit Pop empezaba a decaer y el Rock iba dejando paso a sonidos más electrónicos que marcaban la época. Para su cuarto disco, Suede también se verían afectados por esas tendencias, aunque sin dejar de lado su identidad. Cuando llegó Head Music (1999), sus coetáneos estaban en fase reiteración, Oasis, o experimentación, Blur. Head Music no contenía singles potentes como sus tres primeros discos y, si lo comparamos con ellos, es el peor de los cuatro pero no deja de ser un trabajo notable con grandes canciones. Es cierto que algunas canciones pudieron ser recibidas de forma tibia en 1999, y es que había diferencias, pero Head Music ha envejecido muy bien y sigue sonando con fuerza dos décadas después. La crítica también valoró de forma muy positiva el disco en el que el peso compositivo se inclinaría hacia Anderson y Codling casi se situaría a la altura de Oakes en su aportación. Otra novedad importante fue que la producción fue para Steve Osborne que sustituía a Ed Buller, que se había encargado de esa tarea en la trayectoria de la banda. Osborne le da otro matiz y es que en su bagaje aparecía su participación en Pop (1997) de U2 y el Without You I’m Nothing (1998) de Placebo. Head Music sería su única colaboración con Suede y su carrera posterior abarcaría a Doves, Elbow, Starsailor, entre otros.

«Electricity» da comienzo al disco, una canción de Anderson, Oakes y Codling que tiene un cariz más guitarrero, aunque luego entra le épica, y que ya apunta diferencias con los discos anteriores, especialmente una mayor aceleración. «Savoir Faire» es uno de los temas que más rompe con la trayectoria de Suede, y que a mí no me convence mucho, hay sonidos más electrónicos y una forma de cantar de Anderson que apunta hacia su lado más crapulista. Con «Can’t Get Enough» se recupera el tempo, incluso aparecen reminiscencias del Glam aunque estamos ante una canción más Pop. Y con «Everything Will Flow» el paso es para las guitarras y la épica, aportada por la sección de cuerdas que destaca claramente, y con un Anderson cantando en plan más afectado. «Down» comienza sin apenas instrumentación pero luego junta todos los elementos de Suede para quedar en una canción menor. No ocurre así con una de las grandes sorpresas del disco, y para mí una de las mejores canciones de su carrera, como es «She’s in Fashion». Con su combinación de las cuerdas y las guitarras, la forma de cantar de Anderson y ese tono Pop tan manifiesto, le quita toda la afectación del sonido de Suede para quedar como una canción encajable en Suede. Lo dicho, una canción fascinante. La primera parte del disco termina con una «Asbestos» que es un tema más oscuro, cortesía de las guitarras, que funciona pero tampoco destaca.

«Head Music» inicia la segunda parte del disco, canción que gana mucho con las escuchas y que en cierto sentido está escondida, con de nuevo unas guitarras poderosas. Siguen en esa misma línea con la más animada «Elephant Man», con un Anderson que canta de fondo. En «Hi-Fi» apuestan más por la experimentación, esa batería metalizada es una de sus señas diferenciales, y no acaba de encajar del todo. No pueden escapar a la épica y al barroquismo que se manifiesta en «Indian Strings», donde Anderson hace una gran interpretación, y no deja ese camino en la más conseguida «He’s Gone». El cierre es para «Crack in the Union Jack», canción de menos de dos minutos que es un medio tiempo también épico pero que pasa desapercibido.

Head Music mantuvo a Suede en lo más alto, es un disco notable y todavía la banda no había entrado en el final de su primera parte, que se manifestó en el siguiente trabajo, el minusvalorado A New Morning (2002) que, sin ser un mal disco, será el más flojo de su trayectoria. Suede están tocando en algunos de sus conciertos «She’s in Fashion», «Can’t Get Enough» o «Everything Will Flow», aunque no suelen ser de las habituales, junto a las canciones de A New Morning. No sabemos qué nos depararán en el BBK, esperemos que al menos suene alguno de estos temas, junto al resto de sus clásicos y de su último trabajo, el destacado The Blue Hour (2018).

‘Arroyo claro’ de La sonrisa de Julia

No cabe duda de que uno de nuestros poetas más melódicos y sonoros es Federico García Lorca. Su obra ha dado lugar a muchas canciones, y en esta serie es posible que haya lugar para alguna más, pero ahora es el turno de una adaptación muy reciente y que inicialmente nos pilló por sorpresa pero por cuyo resultado merece ser mencionada. Se trata de la adaptación de la «Balada de la placeta» del poeta granadino grabada por parte de La sonrisa de Julia e incluida en su disco ‘Maratón‘, con el que la banda regresaba a finales del año pasado después de cinco años desaparecida.

Grabada por primera vez y con diferentes arreglos por la Billy Boom Band (el proyecto que Marcos Cao dedica al público infantil), fue finalmente añadida al listado de su último trabajo y cuenta con la aportación vocal de Marc Ros de Sidonie haciendo los coros y participando en unos juegos vocales que quedan estupendamente. La épica ascendente y el ritmo pujante de su estribillo la cargan de energía positiva, lo que conjuga a la perfección con unos versos de Lorca que también desbordan luz y belleza, y dan como resultado estos minutos ilustrativos y trepidantes que bien merecen un recuerdo.