Damien Rice, ‘My Favourite Faded Fantasy’

damienrice

No se ha dejado llevar por las urgencias del mercado precisamente el cantautor irlandés que, tras ocho largos años de un silencio que amenazaba con ser definitivo, entrega su tercer largo sin desviarse un ápice de las coordenadas que le condujeron al éxito en su debut allá por 2002. Su música sigue destilando la misma honestidad de sus inicios a través de una instrumentación entre lo clásico y lo tradicional (co-producida en su mayoría junto a Rick Rubin) que engalana unas letras presididas por el dolor y su redención.

Rice regresa por tanto como si nunca se hubiera ido; siguen los ecos sonoros de la chanson francesa y la tradición folk de su país alrededor de la especial habilidad que su temblorosa voz posee para transmitir intensamente desde la primera hasta la última nota. Así lo hace en la canción que lentamente abre el disco al que también da nombre, para irse luego enriqueciendo hasta romper en un emotivo y confesional cierre en el que abandona el novedoso falsete inicial. Un ligero fondo filosófico rodea a una It Takes A Lot To Know A Man en la que recupera su voz habitual para culminar en una confluencia de voces antes de un final de orquestación clásica. El Rice más acústico y reconocible, el de los amores complicados, el que convierte el dolor en belleza, aparece en The Greatest Bastard y, algo más arreglado, en el canto a la libertad de I D’ont Want To Change You.

El poder transformador del amor y la entrega brillan en el estremecedor grito de auxilio que supone Colour Me In, sostenida en la guitarra y el violín hasta la eclosión última, al igual que The Box.  Las raíces celtas sobresalen en Trusty And True en forma de coros y profundas percusiones para este himno a la amistad que siempre mantiene los brazos abiertos. La última es la canción más pequeña, la única en la que Rubin no participa (y se nota), y en la que Rice se muestra más íntimo hasta entregarse en el cierre.

En este trabajo perduran sus rasgos más característicos como su dramatismo interpretativo o los épicos arreglos orquestales, a los que no ha alcanzado la mano del ínclito co-productor que se mantiene en un discreto plano. Imperturbable en su apuesta a pesar del tiempo transcurrido desde su debut, como si estas canciones provinieran de los mismos pubs dublineses que sorprendidos veían cómo otro enorme artista surgía a la vez que el nuevo siglo, Damien Rice regresa con ocho canciones reposadas que vienen a engrosar un selecto y estrecho repertorio que crece lento pero de segura fiablidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Antes de enviar el formulario:
Human test by Not Captcha

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.