Rolling Blackouts Coastal Fever, «Sideways to New Italy»

Hace un par de años, desde Australia y bajo el mítico sello de Seattle Sub Pop, Rolling Blackouts Coastal Fever, que firman como Rolling Blackouts C.F., se convirtieron en una de las revelaciones del año con Hope Downsque reseñamos en Los Restos del Concierto. Influenciados por el Power Pop de sus paisanos The Go Beetweens, por The Feelies, R.E.M., etc., los Rolling Blackouts C.F. hacían un sonido guitarrero que remitía a esas bandas. En 2020 ha llegado su segundo trabajo, Sideaways to New Italy, esperado con expectación por la crítica pero que ha levantado visiones divergentes. Algunas reseñas han acusado a los australianos de continuistas o de no «inventar nada», hecho constatado con las escuchas de su disco. Nos encontramos con un buen trabajo, con algunas canciones destacadas, con una mejor producción que la que se daba en su debut, pero con un tramo final del disco en el que las canciones se resienten. En definitiva, canciones melódicas de guitarras que te pueden alegrar el día, pero que tampoco parece que vayan a trascender mucho más allá.

Hay un gran comienzo en las tres primeras canciones del disco, como carta de presentación. Primero con la muy Power Pop «The Second of the First» que incluso tiene un punto de Post Punk. Luego llega la muy luminosa «Falling Thunder» que nos parece remitirnos a The Smiths y The Cure, siendo la mejor canción del disco. Y muy ochentera es «She’s There» que tiene un tono muy New Wave y que es muy animada. Con «Beautiful Steven» bajan un peldaño el nivel, aunque se mantiene en notable, con un ritmo más pausado y melódico. Y «The Only One» parece querer remontar con una luminosidad de nuevo propia del Power Pop.

La segunda parte del disco comienza con fuerza con la Post Punk «Cars in Space», un sonido muy afectado que da paso a una línea similar en «Cameo» aunque luego deriva a sonidos más Pop de los ochenta. Sin embargo, el tramo final se resiente, como hemos señalado. Primero con «Not Tonight», un Power Pop que va decayendo. Luego «Sunglasses at the Wedding», la menos conseguida de las canciones del disco, lenta y sin garra. Y el cierre es para la también pausada «The Cool Change», que deja bastante frío.

En fin, un segundo disco que no decepciona pero que tampoco lleva mucho más allá. Hay aciertos, la primera parte del disco, y un final un tanto flojo que parece mostrar una falta de ideas o un «piloto automático» puesto.

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