De «Moondance» a «His Band and the Street Choir», el 1970 de Van Morrison

Hace cincuenta años, Van Morrison iba lanzadísimo. Solo un par de años antes, en 1968, había publicado el disco seminal de su sonido, Astral Weeks. Era su segundo trabajo tras haber debutado en solitario un año antes con Blowin’ Your Mind!, de imposible portada psicodélica y con un sello, Bang, con una historia un tanto truculenta detrás. Van Morrison, que venía de Them, volaba solo con ese sonido mezcla de Rhythm & Blues, Soul y Folk que representaba un excelso Astral Weeks, onírico y ambiental. El siguiente paso iba a ser doble, aunque ha quedado fijado en Moondance, otra de las cimas de su carrera. Sin embargo, en 1970 publicó otro disco, a finales de año, titulado His Band and the Street Choir, un trabajo también excelente que quedó ensombrecido por su predecesor. Más orgánico y vital, más luminoso, tiene un punto más grupal que el sobrio Moondance, que insistimos también es una obra maestra, e incluso en las fotos del libreto interior Van Morrison se ríe. Vamos con estos dos discos de 1970, dos clásicos que muestran el talento de uno de los más grandes artistas de la música.

Moondance comienza con una gran «And It Stoned Me» que es un R&B clásico donde los vientos son protagonistas y su tono de voz es mucho más grave. Luego llega «Moondance» que es una canción más sofisticada, se acerca al Jazz, y los vientos siguen siendo determinantes, incluyendo una flauta que le da un toque diferencial. Preciosista es «Crazy Love», otra canción sobresaliente de R&B y qué decir de una poderosa «Caravan» con unos coros fundamentales, otra de las grandes canciones de Van Morrison, de las que no pueden faltar. «Into the Mystic» es otro de los temas más conocidos del disco, un medio tiempo intenso y con el piano como referente, sin olvidar nunca su voz. En «Come Running» se suelta y adopta un tono más festivo mientras que en «These Dreams of You» va del R&B al Blues, con fraseos incluidos. «Brand New Day» es una de mis canciones favoritas de todo el disco, un medio tiempo con esos vientos y esos coros tan del Góspel. «Everyone» se sale de la norma del disco, deriva hacia el Folk más psicodélico, muy campestre y ambiental. Y el cierre es para un nuevo R&B fantástico como es «Glad Tidings», con los vientos y coros destacadísimos.

Pero His Band and the Street Choir no se queda atrás, ni muchísimo menos. Un disco impresionante, más orgánico, más vital, con más vientos y coros. Un Van Morrison más lanzado si cabe. Comienza con la impresionante «Domino», espectacular con un tono Soul que viene de los ya mencionados vientos y coros. Los vientos también son protagonistas en el medio tiempo intenso que es «Crazy Love». En «Give Me a Kiss» vuelve a acelerar pero para acercarse a los orígenes del Rock & Roll en los cincuenta, sin dejar el matiz del R&B. «I’ve Been Working» es una locura, una canción que bebe del incipiente Funk con esos vientos de nuevo destacados. Y «Call Me Up in Dreamland» es un Soul muy espiritual sustentado en esos coros tan atrayentes. Que luego sea capaz de continuar con una canción tan impactante como «I’ll Be Your Lover, Too» dice mucho de su talento, una canción minimalista y sentida, impresionante, no es de las más conocidas de Van Morrison pero, para mí, de las mejores. «Blue Money» retorna al Rock & Roll de los cincuenta, sigue con el tono festivo, que rompe con el Blues acústico que es «Virgo Clowns». «Gipsy Queen» se mantiene en la tónica del disco, ese R&B con toques de Soul y aquí Van Morrison se lanza con el falsete. La armónica se hace presente en «Sweet Jannie», una canción de R&B clasicista. El cierre es para «If I Ever Needed Someone», otra barbaridad que sigue la línea del disco con unos coros de nuevo excelsos, y para el medio tiempo «Street Choir», para mí una de las mejores canciones del disco, un medio tiempo ascendente a través de la fortaleza de los vientos.

Pues sí, después de este ejercicio de análisis e introspección, y que me perdonen los puristas, casi que me quedo con His Band and the Street Choir, que me parece una barbaridad. Sí, Moondance es también brutal, un peldaño por debajo de Astral Weeks, pero la combinación de estos discos de 1970 nos da una instantánea de un Van Morrison que nunca deja indiferente. Un clásico. Un grande.