Arizona Baby, ‘Secret Fires’

índiceHace unos años, Arizona Baby se conviertieron en una de las grandes revelaciones del panorama nacional. Su despegue se produjo con el muy apreciado Second to None (2009). Aquel grupo venía de Valladolid y era una anomalía, con una propuesta acústica y basada en la música de raíces nortemaricanas. Sustentados por el carisma de un frontman como Javier Vielba y el virtuosismo a la guitarra de Rubén Marrón, Arizona Baby convencieron, y mucho, con canciones redondas. En los siguientes años, la vida de Arizona Baby ha sido un no parar. Primero, al formar junto a Los Coronas un proyecto como Corizonas, que ha cobrado vida propia y ha facturado también un disco sobresaliente y un directo de categoría. En segundo lugar, han seguido publicando nuevas entregas en forma de EPs o el más amplio The Truth, The Whole Truth and Nothing But The Truth (2012). Y, en tercer lugar, el propio Javier Vielba ha sacado su proyecto en solitario El Meister, más ecléctico. Y todo ello, como decíamos, sin parar de girar como Corizonas. Había por lo tanto una importante expectativa por descubrir su nuevo largo, este Secret Fires en el que cuentan con Guillermo Aragón a la percusión. Y Secret Fires es un notable disco que nos muestra a unos Arizona Baby más diversos, pero sin perder sus señas de identidad como son su gusto por lo acústico y las músicas de raíces norteamericanas.

El disco comienza con la que es, posiblemente, la mejor canción de todo el largo, ‘Real Lies’, en la que Arizona Baby vuelcan toda su intensidad y sus credenciales, con esos riffs acústicos maravillosos. ‘If Helps if You Sing’ nos remite a trabajos anteriores mientras que la sobresaliente ‘Wooden Nickles’ es más ecléctica, destacando de nuevo la voz de Vielba y la guitarra acústica de Marrón. ‘Gather Round the Fire’ nos convence menos, se sale de su senda pero no señala hacia donde. Y ‘Don’t Look Back (on Yesterday)’ tampoco está entre lo mejor del disco, muy pausada. Con ‘Create Your Own God’ supone otro de los mejores temas de este trabajo, una canción que crece con las escuchas y cuyo final es más que interesante.

‘Owners of the World» tiene un toque más western y ‘New Road’ no acaba de convencernos. ‘My Love’ podría encajar perfectamente en Corizonas, un tema notable, al igual que ‘Here Today, Gone Tomorrow’, uno de los descubrimientos del disco, situado en los orígenes del cancionero norteamericano. El disco tiene un buen cierre, por un lado la más pop ‘Time to Go’ y la más épica y visual ‘Word After Word’.

Secret Fires no pierde la esencia de Arizona Baby pero también se muestra más diverso y con una apuesta mayor por la melodía. No cabe duda que las múltiples influencias recogidas estos años en tantos y tantos proyectos también pesan, y en gran medida enriquecen, la propuesta de Arizona Baby, y que supondrán una alegría para los destacados directos de la banda. Seguimos apostando por ellos, una banda de las más inquietas y atractivas del panorama nacional.

Mark Lanegan Band, ‘Phantom Radio’

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El más sombrío superviviente del grunge continúa con la prolífica carrera que le ha llevado a alternar numerosas colaboraciones (QOTSA, Isobel Campbell, Twilight Singers, Soulsavers, U.N.K.L.E … y seguro que me dejo alguno) con los trabajos en solitario de sus inicios o junto a la banda creada para la grabación de Bubblegum en 2004 y cuyos componentes principales son básicamente el propio Lanegan y el productor y multiinstrumentista Alain Johannes. Continúa con el acercamiento a la electrónica que inició en el último trabajo junto a su banda (Blues Funeral, 2012) sin perder completamente las señas de identidad que le aferran a la tradición musical de su país.

Su característica voz aguardentosa cada vez interpreta mejor sus historias místicas y desencantadas situándole en la estela de canónicos trovadores norteamericanos como Cash o Waits. A su vez el interés por movimientos como el krautrock o el trip hop le ha llevado a dar un mayor protagonismo a la electrónica hasta obtener un sonido similar al de las canciones de su último trabajo y mantener la distancia con el blues y el folk pausados de sus inicios en solitario.

La contundencia de Harvest Home, primer corte del disco, grave y potente, se desvía de lo que será la tónica general en uno de los temas más rockeros y destacados. A continuación apenas se acompaña de un armonio para trasladarnos a la América profunda en la mística Judgement Time. Floor of the Ocean está presidida por la electrónica calmada y una oscura y creciente guitarra a lo New Order. La voz de Lanegan se rasga en The Killing Season acompañada de percusión y sintetizadores y el wah-wah de la guitarra anima sin excesos el ritmo en Seventh Day. La voz recupera protagonismo en la acústica y desnuda I Am the Wolf,  dulcificada en la balada melancólica y hermosa que es Torn Red Heart. El sonido del sintetizador vuelve a oscurecer la siguiente interpretación de Lanegan acompañado de voz femenina. De nuevo luce la voz despojada de arreglos en The Wild People  antes de que reaparezca la contundencia a lo Bubblegum en la lenta pero enérgica Death Trip To Tulsa para completar el décimo y último corte.

Sin demasiada novedad por tanto en esta nueva entrega de Lanegan y compañía; solo (y no es poco) un puñado de buenas canciones que conservan el sonido inaugurado en Blues Funeral, aunque a alguna revolución menos, y que contribuyen a agrandar la negra y desengañada figura de esta suerte de crooner moderno.

Woods, ‘White Light and White Love’

with-light-cover-5x5-webNo tenemos bastante con las novedades que nos inundan en las últimas semanas, y que están provocando un atasco monumental en Los Restos del Concierto, que tenemos los oídos bien abiertos para captar otras novedades. Y de nuevo ha sido a través de nuestro amigo Fernando Navarro cómo hemos descubierto una banda desconocida llamada Woods y que ha publicado su octavo disco, este White Light and White Love. Como decíamos, los desconocíamos absolutamente, nunca en la vida habíamos oído hablar de ellos y cuando los investigamos descubrimos que los de Pitchfork les tenían en muy alta estima, lo cual es un indicador pero tampoco para volverse muy loco. Eso sí, White Light and White Love es un gran disco, un disco que entra a la primera y al que luego le vas descubriendo matices. Con una propuesta que bebe del folk, pero en la que también caben elementos del pop y de la psicodelia, Woods se basa en la peculiar y aguda voz de Jeremy Earl, en un importante peso de lo acústico, y en unas composiciones sugerentes y en buena media atmosféricas.

El disco comienza con el medio tiempo, que serán frecuentes, ‘Shepherd’ que es una de las canciones más relevantes y bellas de todo el trabajo, con el folk y el country como protagonistas, Slide Guitar incluido. ‘Shining’ es más dinámica, tiene un punto ‘extraño’, pero funciona con las escuchas. El mejor momento del disco es la larguísima ‘White Light and White Love’, que funciona como una jam, un delirio de guitarras sobresaliente. La garra desciende en la acústica ‘Moving to the Left’, también destacable, y ‘New Light’ tiene un punto más pop pero desde la melancolía.

‘Leaves Like Glass’ es otro de los temas interesantes del disco, que no ceja en su lado más pop. ‘Twin Steps’ es más insustancial, te deja más frío, pero recuperas la intensidad con ‘Full Moon’, otra canción preciosa en donde hay espacio de nuevo para el Slide Guitar y para el violín. ‘Only the Lonely’ es de las más eclécticas, cominza más centrada en el folk y el country y luego se desliza hacia vías más contundentes. El final es para la más ambiental y atmosférica ‘Feather Man’, que es de los temas que menos aportan.

Woods es otro grupo a seguir y ya nos hemos apuntado en la lista discos anteriores. Se suman al largo catálago de bandas y artistas de raíces folk y country, y que abarcan de los más clasicistas a los más renovadores, que vamos recogiendo desde diversas fuentes, y que tantas alegrías nos vienen dando en los últimos años. Y hay más, unos cuantos más, atentos a las próximas semanas. De momento, los destacables Woods.