«Lifes Rich Pageant» o cómo R.E.M. iban cimentando su sonido

Volver a Michael Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Berry es una obligación en Los Restos del Concierto. No en vano, es una de nuestras bandas favoritas y de la que más hemos escrito a lo largo de la casi una década que llevamos con este blog. R.E.M. no necesitan presentación y, en 2021, tocan varios aniversarios de sus discos. Ya hablamos de su último gran disco, el New Adventures in Hi-Fi de 1996, el último en el que participó un Berry que iba de salida. En los próximos días le tocará el turno a Out of Time (1991), el que les situó en lo más alto del mainstream con «Losing My Religion», ese 1991 tremendo. También tiene que haber tiempo para su último disco, Collapse into Now de 2011, incluso podría haberlo haberlo para Reveal (2001) que es el punto medio de su «trilogía fallida», y eso que aquí estaba «Imitation of Life». También apetece el recopilatorio de 2006 de And I Feel Fine… The Best of the I.R.S. Years 1982-1987, que publicaron en 2006. En fin, que hay muchos aniversarios de R.E.M. en este 2021. Le toca el turno en el artículo de hoy a Lifes Rich Pageant de 1986, cuarto disco de estudio de los de Athens (Georgia) que iban ya lanzados a disco por año desde el debut con Murmur en 1983, el año pasado nos centramos en Fables of the Reconstruction de 1985. Recordemos que son esos años en los que R.E.M. van creciendo sin parar en el circuito universitario y alternativo, sin parar y constantes. Ciertamente, su carrera no es que fuese ese underground de otras bandas de la época, estaban en un sello como I.R.S., hacían vídeos y salían en las emisoras. Faltaba el salto a las «grandes ligas» que llegaría con la firma con Warner y Green en 1988. Pero, R.E.M. iban a lo suyo y con el disco que nos ocupa conseguirían sus mejores éxitos hasta la fecha, logrando su primer «Disco de Oro». El sonido de la banda seguía su proceso de cimentación, muy reconocible ya con la incorporación de elementos más Folk y con la voz de Stipe como una de sus señas de identidad. Y, por supuesto, están esas canciones que iban sumándose a un cancionero que será imbatible apenas una década después.

«Begin the Begin» es un comienzo imbatible, una de las mejores canciones de la época de R.E.M., con un Stipe potente y la guitarra de Buck como activo principal. Una canción Rock que da paso a la más Power Pop «These Days» aunque no deja de tener su sonido poderoso de guitarras. En «Fall on Me» encontramos a los R.E.M. más melódicos con una canción más Pop y con mensaje medioambiental, destacando las segundas voces de Mills. En «Cuyahoga» aparece el tono más nostálgico y melancólico, una melodía maravillosa para una de las canciones más recordadas de esos años de los de Athens. El Power Pop y el Jangle Pop, del que hablamos hace unas semanas, alcanzan su máxima expresión en «Hyena», una canción que va creciendo. Y «Underneath the Bunker» es un interludio de toque latino y mayoritariamente instrumental.

«The Flowers of Guatemala» se embarca en un tono más atmosférico y tranquilo aunque la guitarra de Buck también va creciendo. «I Believe» comienza con el banjo para derivar al poco tiempo a un Power Pop más acelerado y muy adictivo. En «What If We Give It Away?» es una canción de Pop melancólico muy de R.E.M., una muestra de su sonido más característico. Se sale de la norma un poco «Just a Touch» que tiene un punto Punk recuerdo de sus orígenes, algo había, pero luego se embarca hacia el Power Pop de nuevo. «Swan Swan H» se adentra en el tono más oscuro, de nuevo la melancolía hace su aparición con un sonido más atmosférico. El cierre del disco es para la versión de «Superman», un tema de 1969 de la banda texana The Clique, en la que Mills lleva la voz cantante y que la llevan a territorios más Pop.

El disco incluye una serie de canciones que fueron incluidas en la reedición de 1993. Comienzan con apenas un minuto de lamento de Stipe, sin apenas instrumentación, en «Tired of Singing Trouble». «Rotary Train» es la cara b del single «Fall on Me» que es una canción instrumental un tanto extraña, de reminiscencias surferas. Aparece una potente versión del clásico de Aerosmith «Toys in the Attic», aceleradísima y casi de tono ramoniano y Punk con Berry machacando la batería. Hay espacio para una versión en vivo en estudio de «Just a Touch» que suena más cruda y también sorprende la revisitación del «Dream (All I Have to Do)» popularizado por los Everly Brothers y que había aparecido en un documental sobre la escena musical de Athens en los ochenta. En el mismo también se encuentra la versión acústica de «Swan Swan H».

Un grandísimo disco Lifes Rich Pageant de unos R.E.M. que proseguían su camino hacia el destino que les esperaba en Out of Time (1991). Mientras tanto, lo dicho, a disfrutar de uno de aquellos discos de los ochenta que la mayoría desconocíamos. Pero qué grandes son R.E.M.

‘Up’ después de 20 años

Para intentar desmarcarse del éxito absoluto que cosecharon al iniciarse los noventa con ‘Out of Time’ y ‘Automatic for the People‘ (extensible al ‘Green’ con el que en 1988 iniciaron su extensa andadura en la Warner Bros), los más insignes habitantes de la pequeña ciudad de Athens, con permiso de la entonces pujante Kim Basinger y de sus amigos de B-52s, se sirvieron del ruido en sus dos siguientes trabajos (‘Monster’ y ‘New Adventures in Hi Fi’) y mostraron su lado más eléctrico y oscuro. Más allá de la frescura y el descaro de sus primeros discos a principios de los ochenta, seguían conservando una sorprendente independencia pese a haberse instalado por derecho en el estrellato, y continuaban experimentando y extrayendo geniales melodías de la extraordinaria habilidad de todos sus componentes.

Pero un desafortunado incidente vendría a alterar la gloria de estos años cuando durante un concierto en Laussane en marzo de 1995 Bill Berry tenía que abandonar el escenario aquejado de un intenso dolor de cabeza que se confirmaría como un aneurisma del que tuvo que ser intervenido con urgencia. Por fortuna el batería se recuperó y retomó las baquetas durante un tiempo, pero fue tras la grabación de ‘New Adventures in Hi Fi’ (el 30 de octubre de 1997) cuando anunció su intención de abandonar la banda para llevar una vida más tranquila en su rancho junto a su familia. De esta forma la formación original quedó en terceto un año antes de publicar ‘Up’, para unos su último gran disco, para otros el primero de su etapa menos afortunada.

Para solucionar el reciente problema en la percusión reclutaron a Joey Waronker, baterista de sesión que ya había grabado junto a Beck o The Smashing Pumpkins (en la actualidad es integrante de Atoms for Peace), que les acompañaría junto a otros colaboradores más habituales como Scott McCaughey o Ken Stringfellow en la grabación del disco, y que giraría con ellos hasta la grabación y el lanzamiento de ‘Reveal’ en 2001.

En este disco recurrieron más que nunca a las programaciones y la electrónica, algo que se hace patente desde la extensa intro. A continuación los teclados protagonizan junto a la voz desdoblada de Michael Stipe el que sería segundo sencillo del disco Lotus y en Suspicion, que sería el cuarto sencillo, bajan la intensidad pero suenan igualmente luminosos. El lanzamiento tuvo lugar con Daysleeper, una maravilla acústica con moderados trazos de un optimismo que no sobra precisamente en el conjunto del disco. La lista de sencillos la cierra At My Most Beautiful, preciosidad delicadamente orquestada que engrandecen el piano y los coros.

Pero además contenía joyas con menos protagonismo como Hope, cesión a la electrónica que crece sostenida en las programaciones, o The Apologist, una pieza oscura y desencantada cuyo perturbador estribillo bien vale el perdón, o las tristes Sad Professor y You’re in the Air en las que recuperan las cuerdas con sensible habilidad. A continuación dos grandes canciones, por las que uno siente cierta debilidad; Walk Unafraid, de desasosegante inicio que se acelera en el memorable estribillo, o Why not Smile, cuya economía inicial va progresando hasta una magnífica explosión de belleza y esperanza. El disco lo completa un trío conformado por Diminished, pausada y emocionante, al igual que los teclados de Parakeet, y el solemne cierre de despojada intensidad de Falls to Climb.

Reconozco que en su momento este disco me golpeó con virulencia; ahora que cumple veinte años no me produce el mismo efecto (sí un recuerdo emocionado) pero despierta la misma admiración. Se pueden encontrar en él numerosas muestras de grandeza de una banda que prolongaba su estado de gracia por encima de los avatares y seguía con paso firme un camino tan honesto como arriesgado. Tras las cimas alcanzadas a principios de los noventa y los posteriores desvíos por terrenos más rudos, ‘Up’ pudo suponer su regreso al redil a la vez que el inicio del final de una carrera a la que todavía habrían de quedar episodios más que interesantes, porque si para algo REM estaban incapacitados era para defraudar.