Amaral, «Salto al color»

Eva Amaral y Juan Aguirre han regresado con su octavo disco de estudio, Salto al color. Siempre fiables pero también variando su sonido en los últimos discos, Amaral presentan un disco luminoso con una fuerte presencia de sonidos más electrónicos, menos guitarras y una veta más vinculada al Folklore que se observa en algunas canciones y que les queda muy bien. Si el sonido más electrónico se apuntaba claramente en Nocturnal (2015), un gran disco pero que se mantenía en sus parámetros más del Pop Rock y con un tono épico en algunas canciones, Salto al color es un paso más allá. Y lo expresan hasta en el diseño del disco, fantástico, muy colorido lo cual contrasta con el blanco y negro, más negro, de Nocturnal. A mí Nocturnal me parece un muy buen disco y Salto al color pretende seguir esa senda aunque de forma más electrónica, como hemos señalado, con una mayor presencia de las programaciones. Posiblemente se quede en un escalón por debajo, aunque tampoco se encuentra en el disco ningún momento irregular o canciones que desentonen. Además, las letras funcionan, en algunas ocasiones son más explícitas, en otras más crípticas.

El comienzo sorprende con una breve canción en gallego, acompañados de la flauta de Carlos Núñez, «Ondas do mar de Vigo» te va meciendo para contrastar en parte con el tono del disco. «Mares igual que tú» tiene sonidos orientales y bases electrónicas más sutiles. Estas se hacen más evidentes en «Señales», letra más interpretable para una canción de las más electrónicas del disco. En «Nuestro tiempo» no dejan el tono del disco pero sí que es cierto que aparecen las señas de identidad más claras de Amaral, hay un punto de dramatismo pero luego en el estribillo se lanzan y juegan con el contraste entre las bases electrónicas y las cuerdas. Por su parte, «Bien alta la mirada» se escora casi a lo que se denominaba «World Music» aunque no deja de ser una canción Pop en la que destaca la interpretación de Eva Amaral, la cual es intensificada en «Peces de colores», un medio tiempo muy intenso.

«Tambores para la rebelión» tiene un sonido más festivo aunque la letra es más dura, de nuevo tiene los elementos clásicos del sonido de Amaral y seguramente se convertirá en uno de los hits del disco y de las canciones más coreadas en sus conciertos. En «Soledad» adoptan un tono más folklórico, casi siguiendo a Rozalén aunque siempre ha estado ahí en Amaral, una canción más intimista, desnuda. «Juguetes rotos» será otra de las grandes canciones del disco, tiene mucha fuerza y un estribillo combativo, también interpretable, con las bases electrónicas de nuevo. «Ruido» regresa al contraste entre la base electrónica y la voz de Eva Amaral, esquema similar se observa en «Lluvia», canción más conseguida que la anterior. «Entre la multitud» tiene un sonido más ambiental y electrónico, con una letra muy de Amaral y con una presencia destacada de una guitarra sutil. El final es para «Halconera», en la que vuelve a colaborar Carlos Núñez, retorno a los sonidos más folklóricos que enlaza con el sonido de la primera canción del disco.

Amaral siguen mostrando una trayectoria fiable y haciendo discos interesantes, corriendo riesgos también. Siguen estando los estribillos potentes y la voz de Eva Amaral sigue siendo infalible. Las canciones mantienen el nivel habitual y continúan evolucionando en sus letras, aunque a veces parecen enredarse. Y muy interesantes esas canciones de tono más folklórico, canciones que apuntalan una línea que siempre ha estado ahí. Seguiremos disfrutando de este Salto al color, uno de los discos españoles de la temporada.

 

 

León Benavente, «Vamos a volvernos locos»

Tras una fulgurante carrera que apenas cuenta con dos fantásticas referencias largas (su impactante debut homónimo de 2013, que confirmaron con un incendiario directo en el Actual 2014, y su refrendo con ‘2’ tres años después) llega el esperado tercer disco de la banda que componen Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú y que supone su apuesta definitiva por el proyecto, lo que les ha llevado a renunciar a acompañar los directos de Nacho Vegas tras más de veinte años, y centrarse en una importante gira que acaban de inaugurar. Nuevas composiciones que incorporan esporádicas variaciones (brillantes las aportaciones vocales femeninas) para consolidar las firmes señas que les caracterizan desde su primer disco: contundencia, oscuridad y ritmo para arropar las fantásticas letras de Boba sobre temas preferentemente sociales y generacionales entre otros de carácter más humano y personal. Unas letras tan directas como sugerentes, tan críticas como abiertas, que vestidas con una electrónica revisionista y madura y engranadas en una interpretación sólida y clara, completan un disco a la altura de las expectativas levantadas.

Despista la tranquilidad de la primera parte de Cuatro monos, rota con la potencia de la segunda. No hay miedo, la más tecno y bailable del conjunto, precede a la ligera y rítmica Como la piedra que flota que, interpretada junto a María Arnal, también gana intensidad con la aparición de las guitarras en el estribillo, y a La canción del daño, lograda concesión a la épica pop. Otra muestra de tecno-pop, en colaboración vocal con Miren Iza (Tulsa), es la delicada y ligera Mano de santo que, junto a la cálida electrónica de Tu vida en directo, que desprende una tierna amargura, conforman la parte más melódica.

Las restantes cuatro canciones, caracterizadas por el fraseo/rapeo de Boba, son la ambiciosa Amo junto a Eva Amaral, que incluye brillantes riffs de teclados y guitarras, el trallazo de la potentísima Ayer salí, la rabia rockera expresada con ruido y urgencia de Disparando a los caballos y el incisivo ritmo vocal y percusivo de Volando alto.

Se apropian por tanto de una posición de privilegio entre las bandas del reciente pop-rock español con su apuesta por un sonido en deuda con décadas pasadas que han sabido adaptar con sobrada personalidad. La ligera novedad de la introducción de melodías más claras y matices más poperos hacen del disco el más variado de la banda hasta la fecha, que seguro enriquecerá los potentísimos directos a los que acostumbran y que sería estupendo poder disfrutar próximamente por estas tierras.