Nathaniel Rateliff, «And It’s Still Alright»

Habituados a la expansividad de sus fantásticos discos junto a The Night Sweats (el homónimo ‘Nathaniel Rateliff & The Night Sweats‘ de 2015 y el posterior ‘Tearing At The Seams‘ de 2018) es posible que alguien se sienta sorprendido por el tono de las nuevas canciones de Nathaniel Rateliff, pero las circunstancias mandan y, al parecer, la vida y la carrera del soulman de Missouri se han visto condicionadas por acontecimientos de ineludible expresión. Por un lado su divorcio, algo que el protagonista fue asumiendo con tiempo y resignación, y por otro el repentino fallecimiento de su amigo el músico Richard Swift, productor de sus trabajos más memorables y con quien ya preparaba el que aquí tratamos.

De este modo se enfrentó a un trabajo en solitario, suerte de continuación de los tres que ya había grabado antes de aumentar su popularidad con los dos últimos, en el que, sin obviar su natural impronta soul, se empapó de otros clásicos de su país como Harry Nilsson o The Band para arrimar también el conjunto a la orilla del folk. Así que recurrió a la colaboración de otros dos viejos conocidos para la producción (Patrick Meese y James Barone) y decidió emprender la grabación de este disco con un rumbo novedoso, manteniendo el sabor añejo y el relieve de su voz precisa, pero sin la compañía de The Night Sweats.

Para abrir el disco eligió el ritmo con calma de la acústica What a Drag, primera referencia a su reciente divorcio, y para prolongar el intimismo, aunque introduciendo el ambiente country con el órgano y la pedal steel, la también pausada y primera dedicatoria a su amigo desaparecido And It’s Still Alright. En All Or Nothing se aprecian más matices y, aunque lenta, suena más animosa en su parte final, y Expecting To Loose se inicia con un ritmo tímido soul que va aligerando y endureciéndose según avanza. A continuación suena más profundo y emocionante en la bella Tonight #2, que introduce los primeros arreglos de cuerda a cargo de Tom Hageman (miembro de Devotchka), seguida de Mavis, esperanzadora y preciosa pieza en acústico que rompe en la parte coral, y la fluida You Need Me en la que discurren con levedad guitarras y voz. La voz es la protagonista incuestionable de Time Stands, austera y más emocionante y profunda a medida que evoluciona, para recuperar la intimidad y delicadeza apenas con guitarra y voz en Kissing Our Friends antes de concluir con Rush On, la dedicatoria principal a Richard Swift en la que se lamenta con hondura y agudeza vocal frente a la gravedad de la instrumentación.

Parece claro que este disco (de nuevo para el histórico sello Stax de Memphis) participa en una liga diferente de la que lo había hecho en sus exitosos trabajos anteriores; sin metales ni palmas aunque con mayor presencia y cuidado de las cuerdas, firma un trabajo menos impactante y más indicado para una escucha recogida tanto por la calma de su sonido como por su temática particular y reflexiva no exenta de esperanza.

Nathaniel Rateliff & the Night Sweats, «Tearing at the Seams»

A finales de 2015 nos llegó un disco que se convirtió en uno de nuestros favoritos de aquellos meses, el primero de Nathaniel Rateliff junto a The Night Sweats. Aquello era una explosión Soul a cargo de un Rateliff que se había centrado en sus primeros discos en el Folk y en los sonidos más cercanos al «Americana», sin los resultados que esperaba. Su giro hacia un Soul sureño bajo el manto del mítico sello Stax, con una formación tremenda y con una preeminencia de la sección de vientos, junto a temas incontestables como «I Need Never Get Old» o «S.O.B.», entre otras, fue todo un acierto y así fue reconocido por la crítica. Así que había muchas ganas de su nuevo trabajo en esa dirección y Tearing at the Seams no ha decepcionado, al contrario, es una continuación fantástica que incide en las mismas líneas y con algunos temas que te conquistan desde la primera escucha. Rateliff sigue cantando con fuerza y pasión y las canciones funcionan de maravilla, Soul que no cae en el revivalismo sino que sigue con personalidad propia.

Ya el comienzo es brutal, casi un minuto y medio con los vientos a todo trapo para iniciar un «Shoe Boot» de gran calidad sonora y con un final tremendo. «Be There» igual tiene un sonido más clásico con Rateliff cantando de forma más suave sobre una poderosa base instrumental que marcará todo el disco. El ritmo no baja con «A Little Honey», un tema más tranquilo pero con Hammond destacado que le da un tono épico. «Say It Louder» es un medio tiempo creciente Soul elegantísimo con la voz de Rateliff tremenda. Y qué decir de la impagable «Hey Mama», intenso y emocionante que hace referencia a un momento duro de su vida, cuando perdió a su padre, utilizando los vientos como contrapunto al comienzo y para crecer en fuerza en un desgarrador final. La primer parte del disco se cierra con «Babe I Know», una canción que recuerda a los grandes del Soul, de Redding a Cooke, y aunque es un tema que también va a crecer en intensidad, deja la exuberancia a un lado al comienzo.

La segunda parte se inicia sin freno con la tremenda «Intro», tono festivo y de celebración, con los vientos de nuevo a todo trapo y el Hammond impecable. «Coolin’ Out» es un tema menos contundente, más «aseado», con la presencia de coros femeninos. Y se escora hacia otros sonidos, puede que más sofisticados, con «Baby I Lost my Way, (But I’m Going Home)», donde introduce novedades en una percusión diferente y destaca el saxo. Otro de nuestros temas favoritos es el más rockero «You Worry Me», aderezado por la clase del Soul. Y el cierre comienza con la más pausada «Still Out There Running», una canción con una base instrumental más lenta. El último tema es «Tearing at the Seams», que entronca en ritmo con la anterior pero que luego va a crecer en intensidad con fuerza, esos vientos, y que nos recuerda, aunque sus voces son diferentes, a las incursiones más Soul de Van Morrison.

Tearing at the Seams ya es uno de nuestros discos favoritos de lo que llevamos del año con el Soul volviendo a darnos grandes alegrías. Rateliff y sus Night Sweats han subido la apuesta, demostrando que su anterior entrega no fue una casualidad. Al contrario, este es un disco que lo supera demostrando la clase que atesora Rateliff, capaz de entregarnos grandes temas.