La no fraternidad de los Louvin Brothers o «Satán es real. La balada de los Louvin Brothers»

El mundo de la música está lleno de dúos o parejas de hermanos que comparten banda cuya relación es de todo menos bonita. Hay casos en los que no, obviamente, pero la relación entre hermanos y la música parece ser terreno abonado para todo tipo de conflictos. Las generaciones como la nuestra ha vivido el culebrón de Liam y Noel Gallagher, Oasis, que ha terminado como el «Rosario de la Aurora». También los Robinson, Chris y Rich al frente de The Black Crowes, han demostrado que su relación era de todo menos bonita. Y qué dejar para otros nombres como los Don y Phil de los Everly Brothers. En fin, que las peleas entre hermanos que comparten carrera es una norma. El caso que nos ocupa seguramente no nos será muy conocido a la mayoría de nosotros por centrarse en un dúo del Country más clásico y muy circunscrito geográficamente al sur de Estados Unidos. The Louvin Brothers, formado por Ira y Charlie, fueron determinantes como influencia en carreras de gente como Johnny Cash, Emmylou Harris, etc. Country sacado de ese Sur de Estados Unidos más profundo, el que tan de moda se ha puesto con todos libros que nos llegan sobre los hillbillies y los rednecks. Casi, y sin el casi, podríamos incluir este Satán es real. La balada de los Louvin Brothers (Es Pop) dentro de esa categoría. Narrado por el hermano menor, Charlie, con Benjamin Whitmer, cuenta la historia del dúo que se caracterizó por una relación conflictiva y tormentosa por el carácter y el alcoholismo de Ira, fallecido de forma trágica en accidente de tráfico una vez separado el dúo, en 1965. Charlie lo haría en 2011 por enfermedad.

Narrado en primera persona, el libro tiene ciertos altibajos y reporta algunos aspectos un tanto controvertidos, el tema de las armas y el trato a las mujeres, aunque nunca a la esposa de Charlie sino a las mujeres de Ira. Se podría articular en torno a tres grandes bloques temáticos. Por una parte, y en relación a toda esa literatura y ensayos ya señalados sobre esos estratos sociales de Estados Unidos, muestra el enorme peso de las tradiciones, la situación de pobreza y la religión, siempre presente en una suerte de inmersión que genera numerosas contradicciones, de hecho el propio Ira tenía vocación de pastor. En cuanto a la música Country, también muestra las dificultades de un circuito durísimo, con el epicentro en Nashville y que recorre todos los estados sureños, partiendo del Alabama natal de los protagonistas. El valor de los Louvin Brothers queda patente en sus armonías, en canciones que beben de la tradición Folk que se remonta a la llegada de los inmigrantes británicos a lo que sería Estados Unidos, así como por el peso del Góspel y la música sagrada. Finalmente, la relación entre Charlie e Ira queda como el eje transversal de la obra, con todos los conflictos derivados de una relación complejísima, marcada por el trato de su padre, así como por el ya señalado alcoholismo de Ira, que acabaría también determinando la carrera de los Louvin Brothers y sus oportunidades. En todo caso, Charlie siempre aparece como un poco víctima de la situación.

El libro también muestra amplias anécdotas del mundo del Country, las relaciones con otros artistas como Cash, o situaciones conflictivas ya señaladas en las que Charlie a veces no ahorra detalles. No cabe duda que, en el contexto que nos ocupa pero más allá (se señala la influencia del dúo en gente como Nick Cave o Beck), es muy importante, de hecho sus canciones fueron versionadas por el propio Cash o por Ray Charles, entre otros muchos. Un libro interesante, pero que se pierde un poco en la parte central y que gana en su comienzo, cuando cuenta las raíces familiares y comunitarias del dúo, y al final.

 

La unión de Mavis Staples y Jeff Tweedy: «You Are Not Alone»

Mavis Staples es una de las grandes de la música norteamericana. Icono del Góspel y el Soul, Staples (1939) sigue en activo tras décadas de carrera, primero con The Staples Singers, conjunto familiar liderado por el gran Pops Staples, padre de Mavis, un sonido espiritual y gospeliano que se fue adaptando a los tiempos con el ya mencionado Soul, el Funk, etc. Además, también destacaron por su lucha por los Derechos Civiles, su compromiso con sus canciones durante décadas. Staples recuperó su carrera en solitario, como hemos comentado en otros artículos sobre discos de Staples, en Time Waits for No One (1989) que grabó en Paisley Park con Prince y su equipo, produciendo el propio Prince el disco y componiendo la mayor parte de las canciones. Sin embargo, y lamentablemente, no funcionó, aunque repitieron en 1993 con The Voice. Los siguientes pasos se fueron espaciando, un disco de homenaje a Mahalia Jackson que realizó en 1996 con Lucky Peterson, y un espiritual Have a Little Faith en 2004. Pero, el punto de inflexión llegó cuando en 2007 Ry Cooder produjo We’ll Never Turn Back, disco basado en canciones vinculadas a las reivindicaciones de los Derechos Civiles. Un trabajo político y social que recuperó a Staples para el gran público. Sin embargo, la cota más alta estaba por llegar cuando su paisano Jeff Tweedy le produjo y grabó en su estudio el disco de 2010 You Are Not Alone, contando con las colaboración de Pat Sansone, un trabajo maravilloso con la voz de Staples impresionante y con una selección de canciones impecable. Vamos a recordar este disco en su décimo aniversario, un disco que te cala en todas las células de tu cuerpo.

Comienzan con «Don’t Knock», una canción de Pops Staples que es un espiritual impecable y maravilloso. Luego llega la canción de Tweedy «You Are Not Alone» que da título al largo, una barbaridad emocionante, con una Staples susurrante y un sonido espiritual que mece un medio tiempo envolvente, los pelos de punta. Recuperan otro tema de Pops Staples con «Downward Road», Góspel con esos coros tan característicos. «In Christ There Is No East or West» es un tradicional espiritual que arregla Tweedy, llevándola al Soul con el sonido Rock también que imprime el líder de Wilco. «Creep Along Moses» es otra canción tradicional que supera la anterior, y era difícil, y que te transporta a una iglesia con esos coros de nuevo tan intensos y emocionantes. «Losing You» es de Randy Newman, canción en clave más Blues, más minimalista al apoyarse prácticamente en la guitarra eléctrica, aunque luego deriva hacia el Soul. «I Belong to the Band» es una gozada de canción, celebración intensa y con el contrapunto entre el Rock y el Góspel.

La segunda parte comienza con una fantástica «Last Train» de Allen Toussaint, canción muy setentera con un sonido Soul de gran fuerza y con el Hammond dando un toque diferencial. «Only the Lord Knows» es una composición del propio Tweedy que es más rockera, llevando Tweedy a Staples a su terreno. «Wrote a Song for Everyone» de John Fogerty tiene una instrumentación más potente con las guitarras destacadas. «We’re Gonna Make It» es una canción de Soul con un tono clásico que luego deriva al Góspel. El cierre es para la tradicional «Wonderful Savior» que adapta la propia Staples y que es una canción con las voces de Staples, Kelly Hogan y Nora O’Connor. Y cierra con la combinación de «Too Close / On My Way to Heaven», la primera un clásico con tono Blues que se une a la segunda, de Pops Staples, recuperando el tono más espiritual.

Tras este disco, Staples y Tweedy repitieron en One True Vine (2013), mientras que el siguiente paso lo daría con el notable Livin’ on a High Note (2016), aquí con producción de M. Ward y con una nómina de escritores y colaboradores de lujo, de Ben Harper a Justin Vernon. Pero Mavis Staples no ha parado, I All I Was Was Black (2017), de nuevo con Tweedy, y We Get By (2019), aquí con el propio Harper de productor. Siempre con su concienciación, con su sonido tan espiritual, Mavis Staples sigue demostrando que es muy grande.

Algiers, «There Is No Year»

Lo primero, profético título el del tercer disco de Algiers, la banda de Atlanta que conjuga diferentes estilos. Y es que, There Is No Year suena bastante profético en estos momentos que estamos viviendo. De Algiers teníamos referencias desde su debut, Algiers (2015), consolidadas con The Underside of Power (2017). Sonidos eclécticos en los que mezclan Rock, Soul de raíces gospelianas, toques industriales y un punto Punk, tienen también un componente reivindicativo. Su tercer disco, este There Is No Year que nos ocupa, es un trabajo interesante pero que también tiene un punto de irregularidad. En ocasiones, alcanzan altos cotas con canciones intensas y emocionantes, en otras parecen superados por los objetivos que se marcan. No cabe duda que hay momentos muy atractivos y convincentes, canciones como decíamos intensas y emocionantes, de tono épico y reivindicativo.

Y es que el comienzo promete con «There Is No Year», canción muy ecléctica y de tono más industrial, potente y poderosa. La mejor canción del disco es «Dispossession» donde el ritmo lo marca el tono espiritual y gospeliano del coro y en la que la voz principal se lanza en tromba. «Hour or Furnaces» enlaza con la anterior si bien lo hace al comienzo con un tono más pausado para ir creciendo en intensidad gracias a los toques más industriales. Sin embargo, «Losing in Ours» se pierde en la mezcla de épica y espiritualidad. «Unoccupied» retoma el punto experimental e industrial pero no consigue llegar a las tomas del comienzo del disco.

La segunda parte se inicia con una «Chaka» que tiene una modulación más Pop pero que incorpora al final un saxofón jazzístico. En «Wait for the Sound» apuestan por una canción más lenta, la instrumentación se reduce al comienzo pero luego gana en intensidad para un tema más influido por el Soul. No acaba de funcionar la mezcla de sonidos industriales con el tono melódico de «Repeting Night». Pero, «We Can’t Be Found» es más interesante, le dan un punto épico y dramático muy efectivo. «Nothing Bloomed» casi cierra el disco con un tono sombrío, demostrando que les quedan mejor las canciones más rápidas. Y decíamos que casi cierra porque hay una canción escondida que es un Punk Rock acelerado que está entre lo mejor del disco.

Interesantes Algiers pero nos queda el regusto de que pueden dar algo más de sí. Hay mimbres que muestran que pueden alcanzar una mayor profundidad. Mientras tanto nos quedamos con los aciertos de este notable disco, que tiene unos cuantos.