Haciendo Historia: «What’s Going On» de Marvin Gaye

Hace unos meses, la revista Rolling Stone revisó y actualizó la lista de sus mejores quinientos discos de la historia. Obviamente, recalcamos lo de «sus» porque esto de las listas da para escribir y debatir. Lógicamente, Rolling Stone aplica su canon pero también está bien que se actualicen y que pueda haber revisiones. Si en 2003, cuando hicieron esa lista, el primer puesto era inevitable para Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (1967) de The Beatles, el segundo para Pet Sounds (1966) de The Beach Boys y el tercero era de nuevo para los de Liverpool con Revolver (1966), por cierto que The Beatles metían en los diez primeros otros dos discos, mientras que Dylan contaba con dos y The Rolling Stones, The Clash y Marvin Gaye con uno, en 2020 había un vuelco. Gaye y su What’s Going On (1971) se alzaban con el primer puesto, mientras que Beach Boys repetían en el segundo y Joni Mitchell aparecía en el tercero con Blue (1971), antes en el 30. The Beatles perdían todos los discos anteriores de los diez primeros, apareciendo con el debutante en ese intervalo Abbey Road (1969). También Bob Dylan se quedaba con una referencia, Blood on the Tracks (1975), y desaparecían los Rolling Stones. Entre las novedades, Stevie Wonder en cuarto lugar con Songs in the Key of Life (1976), Nirvana con Nevermind (1991) en el sexto, seguido de Fleetwood Mac y su Rumors (1977) y de Prince con Purple Rain (1984), cerrando en el diez la gran Lauryn Hill con el seminal The Miseducation of Lauryn Hill (1998). Cambios sobresalientes que rompían con algunos aspectos como que en la lista de 2003 eran todos grupos o artistas blancos, salvo Gaye, con una gran mayoría de discos de los sesenta; la ausencia de voces femeninas en 2003 por dos y Fleetwood Mac en 2020; y una mayor relevancia a la música negra, cuatro discos, tan fundamental. Además, había dos discos de la década de los noventa, lo que también es una muestra de la incorporación de críticos más jóvenes. También el reconocimiento de un Prince o de unos Fleetwood Mac incide en la influencia en generaciones más recientes de artistas de este calibre. No está en nuestra intención valorar estas listas ni señalar si son justas o no. Son listas, cada uno… Lo que está fuera de toda duda es el calibre de un disco como What’s Going On que pasa por ser una cima tanto de su creador, un Marvin Gaye en estado de gracia, como de la música popular.

Marvin Gaye ya ha aparecido en Los Restos del Concierto en dos ocasiones. Primero, hace poco más de un año con la edición en directo precisamente de What’s Going On Live (2019), intenso y emocionante. Segundo, con un artículo reciente sobre un recopilatorio completo de sus dúos con Tammi Terrell, claves en el sonido Motown. Su historia es bien conocida, su voz y su talento, su papel en la disquera de Detroit, su sensualidad, su giro más social y comprometido, su trágico final cuando fue fue asesinado casi a los cuarenta y cinco años por su propio padre. Marvin Gaye es una de las grandes figuras de la música popular, y eso que competía con gigantes de la talla de Otis Redding y Sam Cooke, paradójicamente con finales también muy trágicos, el propio Stevie Wonder, y, en los límites de su sonido, con otras luminarias como Ray Charles y James Brown. Ya hemos contado cómo llega Marvin Gaye a realizar What’s Going On, un momento de su vida complicado y cómo funcionará de modo catártico. Gaye venía de un momento muy duro como fue el fallecimiento a los veinticinco años de Terrell, un durísimo golpe. A la vez, el ambiente sociopolítico en Estados Unidos era el que era, con la guerra de Vietnam, la lucha por los Derechos Civiles, etc. Gaye, que había destacado con canciones de Soul tan canónicas como «I Heard It Through the Grapevine», «That’s the Way Love Is» y los dúos con Terrell, entre otros temas, cambió de rumbo hacia un disco más conceptual e introspectivo. Es muy conocido que Barry Gordy Jr., dueño de Motown y cuñado de Gaye, estuvo en contra del mismo porque entendía que no iba a ser comercial y que rompía la imagen de un Gaye que reflejaba esa América de clase media. Pero Gaye se impuso en esa obra centrada en un veterano de Vietnam que regresa a casa y reflexiona sobre su mundo. Sin duda alguna, un clásico instantáneo y una obra que se abre en los setenta de forma rotunda. Ya desde esa portada tan impactante, con el busto de Gaye mirando hacia arriba, elegante y sobrio, reflexivo y con un punto sombrío, con la lluvia en su abrigo negro. Es un Gaye diferente al trajeado de las canciones de la década anterior. No hay esa sonrisa luminosa pero está la misma elegancia. Y transmite el compromiso de unas canciones que pasarán a la Historia. No hay impostura en la mirada, al contrario.

Con la colaboración de algunos nombres de Motown, por ejemplo Renaldo «Obie» Benson (The Four Tops), pero llevando el peso de la producción y la composición, Gaye se lanza a un disco ambiental e hipnótico, que te atrapa. Primero, con los poco más de veinte minutos de las seis primeras canciones que se van enlazando hasta formar casi una unidad con ese tempo característico, que mece la voz de un Gaye que va del falsete a tonos más graves, incluso fraseando. Esos seis primeros temas son una barbaridad que comienza con el mítico «What’s Going On» en el que Gaye comienza con ese saxofón imprescindible y en el que la percusión marcará un ritmo que no te suelta. El bajo Funk de «What’s Happening Brother» lleva a un punto más psicodélico con un fraseo de Gaye que acelera el tempo. En «Flyin’ High (In the Friendly Sky)» sigue con un punto más progresivo y con el bajo de nuevo como protagonista. Muy emocionante e intensa resulta la continuación de «Save the Children» que va creciendo. La llamada de «God Is Love» se vincula con la trascendencia y una religiosidad que está presente en el tono más de celebración de una canción que no llega a los dos minutos. Pero es un «descanso» para otra de las cimas del disco, la referencial «Mercy Mercy Me (The Ecology)», hermana de «What’s Going On» en su estructura y desarrollo y con mensaje ecológico, acelerando con la guitarra y con un saxofón de nuevo fantástico.

Hace una pequeña pausa para lanzarse con «Right On» que se va por encima de los siete minutos. Es una canción diferente y más compleja, tiene de nuevo un punto progresivo con la incorporación de la flauta y también de unas percusiones latinas, junto con un mayor protagonismo de las cuerdas. En el tramo final retorna por unos momentos al tono intimista pero es una pausa de nuevo para un final más festivo. Brutal resulta «Wholy Holy» que Aretha Franklin llevará a la cumbre en su versión Góspel. En la versión original de Gaye vuelve a sobresalir el saxofón y se observa el tono espiritual, que es seña de identidad. El cierre del disco es para la más actualizada en relación al momento «Inner City Blues (Make Me Wanna Holler)» que se puede vincular con la Blaxplotitation, ese bajo poderoso y el falsete de Gaye, pero en el tramo final retorna al comienzo del disco para cerrar el círculo, y con una de las letras más explícitas del disco, muy reivindicativa y social. El CD en el que nos basamos cuenta con dos extras de la versión de 2002. El primero, una versión alargada de «God Is Love» que supera los tres minutos y en la que apuesta por un Soul más clásico y escorado al Pop con un punto orquestal, y «Sad Tomorrows» que sigue la misma clave de Soul de Motown pero también en la línea del disco.

Como decíamos, afortunadamente Gaye se impuso a Gordy y What’s Going On se convirtió en la obra referencial de un Gaye que atravesaría los setenta con grandes discos como Let’s Get It On (1973), I Want You (1975) o su disco de divorcio Here, My Dear (1978). Luego llegaría su viaje a Bélgica, la salida de Motown y su último disco, ya en Columbia, Midnight Love (1982), con un hit como «Sexual Healing». Y, finalmente, su tráfigo final, ya señalado. Uno de los más grandes, Marvin Gaye, y un disco que es de obligada escucha y que sigue siendo actual pese a las cinco décadas pasadas desde su publicación: What’s Going On.

 

Marvin Gaye y Tammi Terrell, Motown y la «inocencia» de la América de los sesenta

2021 es el año del cincuenta aniversario de un disco imprescindible de la historia de la música, el What’s Going On de Marvin Gaye. Recientemente, la revista Rolling Stone lo eligió como el mejor disco de toda la historia del Pop y del Rock, en la actualización de su lista. Tendremos tiempo en breve de llegar a esa obra maestra que tanta influencia ha tenido en las generaciones siguientes, y del que ya hablamos con su versión en directo editada hace poco más de un año. Gaye, un artista mayúsculo, sudó lo suyo para conseguir que la Motown de Berry Gordy Jr., entonces también su cuñado, publicase un disco que rompía con la imagen de un Gaye como artista de Soul meloso y accesible para todos los públicos. Gaye era uno de los grandes de la Motown de la década de los sesenta, con Gordy liderando una máquina imbatible que conquistó a la clase media blanca norteamericana y cuya influencia se deja sentir todavía, y lo que te rondaré. Gaye estaba en un momento de crisis por todo lo que estaba ocurriendo, nunca mejor dicho, con la conflictividad social, la situación de los Derechos Civiles y el enorme esfuerzo que había realizado la comunidad negra, Vietnam y también devastado por el fallecimiento de Tammi Terrell. Aquí es donde queríamos llegar, a la pareja que formaban Gaye y Terrell y que representaban esa imagen de un nuevo Estados Unidos. Viendo la imagen que ilustra este artículo, no cabe duda que era un ideal muy atractivo. Los dos eran guapos, elegantes y tenían unas voces tremendas, a la par que unas canciones imbatibles. Terrell había fallecido en 1970 de cáncer, a la edad de veinticinco años. El impacto en Gaye fue tremendo y fue uno de los motivos de esa grabación histórica, de las canciones que trataban de dar respuesta a esa situación, respuesta que no existía. Terrell se había convertido en la pareja artística de Gaye en tres discos: United (1967), You’re All I Need (1968) e Easy (1969). Antes, Gaye había grabado con Mary Wells y con Kim Weston, haciéndolo en 1973 con Diana Ross, la corte ya de la Motown, aunque ya había pasado la época dorada. Sin embargo, con Terrell alcanzaría la excelencia en hits como «Ain’t Not Mountain High Enough» y «Ain’t Nothing Like the Real Thing», entre otras, que mostraban una enorme química entre los dos, como se vería en sus trabajos conjuntos. Gaye y Terrell representan con sus discos y canciones una cierta ingenuidad que siempre asocio a la Motown y al Soul que desarrolló la disquera de Detroit. Ingenuidad en el sentido de lo que transmitían, una imagen idílica que te transportaba a una esperanza de futuro mejor. El Soul de Motown es clave para la historia de la música y para el Pop, marca cánones que no han cambiado. Hablan de ilusión, de amor, de esperanza, pero también de lucha y de reivindicación. Y, sí, todo ello bajo la batuta de un Gordy que no era un angelito. Pero, lo que juntó con compositores de la talla de Holland, Dozier y Holland, con artistas tan tremendos como los señalados, ufff… Motown era mucha Motown, incluyendo su subsidiaria Tamla obviamente, que es donde el dúo publicó sus discos, como hizo Gaye con los suyos. Sin embargo, en las canciones que Gaye y Terrell grabaron juntos no solo había Soul sino mucho Pop orquestal muy de la época, con esas cuerdas y vientos que envolvían canciones en los que la combinación de sus dos excelentes voces daba el punto definitivo.

El disco que nos toca hoy en la sección de «Recopilatorios» es un doble CD de 2001 con toda la discografía del dúo, los tres discos señalados más algunos extras, destacando interpretaciones en solitario de Tammi Terrell. El disco lleva por título The Complete Duets y es el reflejo de una época que comentábamos anteriormente, y de la calidad de un sonido empastado por la combinación de las dos voces, un sonido Soul pero también de Pop orquestal fascinante. Cincuenta y dos canciones ni más ni menos. Una gozada de las que te tienen atrapado durante todas las escuchas. Entre todas las canciones, hay temas de los equipos habituales de compositores de Motown así como otras versiones de clásicos del Soul y del Pop. Sin duda alguna, es United el mejor trabajo de los tres. Comienzan con «Ain’t No Mountain High Enough», todo un hit y que marca el canon del sonido del dúo. De ese disco también destaca el Soul escorado más hacia otras derivas, muy sureño, de «You Got What It Takes», los vientos de «If I Could Build My World Around You», o su interpretación del «Somethin’ Stupid» que fue popularizado por Frank Sinatra y Nancy Sinatra ese mismo año, y que Gaye y Terrell clavan. Maravillosa está Terrell en «Hold Me Oh Darling», destaca el Pop orquestal de «Two Can Have a Party» y el Soul de «Little Boy, Little Ole Girl». Una de las cimas el disco es la intensa e inmensa «If This World Were Mine», un medio tiempo de corte más íntimo. Dentro del disco, el cierre es para «Oh How I’d Miss You», descomunal y exhuberante.

Un año después, You’re All I Need refrendaría la propuesta comenzando por la maravillosa «Ain’t Nothing Like the Real Thing», firmada como el inicio del primer disco por el matrimonio Nickolas Ashford y Valerie Simpson, siendo una muestra más de ese Soul acompasado y meloso con vientos envolventes. Será el primero el que firme otros temas como «Keep on Lovin’ Me Honey» o el clásico «You’re All I Need to Get By», con las dos voces en ascenso. «You Ain’t Livin Till You’re Lovin'» es otra de las canciones más conocidas del disco, y en «Give In, You Just Can’t Win» encontramos un Soul más chispeante con las cuerdas como protagonistas. En «When Loves Comes Knocking at my Heart» se atisba un punto de Funk que adorna otro tema «marca de la casa». El tercer disco, Easy (1969), ya baja un peldaño aunque la fórmula sigue funcionando. Ashford y Simpson firman la mayor parte de las canciones. Como anteriormente, abren con un temazo como es «Good Lovin’ Ain’t Easy to Come By», otro Soul arrebatador. «Californial Soul» está entre lo mejor del disco con un tono más melódico. Del resto, caben destacar «The Onion Song», un Soul luminoso; la muy accesible «What You Gave Me»; su versión del hit de The Four Tops «Baby I Need Your Loving»; o «I Can’t Believe You Love Me», una canción que acelera. El disco doble incluye otras trece canciones que son, mayoritariamente, interpretaciones de Terrell en solitario, la cual solo grabó un disco, Irresistible (1968). Cuatro de las trece son de ese disco, los singles, y el resto tomas que no habían surgido todavía de canciones grabadas con Gaye.

Como hemos señalado, Terrell falleció en 1970 y Gaye ese mismo año publicaría That’s the Way Love Is, el último trabajo en el que se ceñiría al modelo de Motown porque luego, como veremos más adelante, llegaría el punto de inflexión que fue la obra maestra What’s Going On. Mientras tanto, a disfrutar de los prolíficos tres años que alumbraron la unión profesional de Marvin Gaye y Tammi Terrell. Un sonido más inocente, un reflejo de una época y de una esperanza que, en muchos sentidos, se vio truncada, y no solo en el trágico fallecimiento de Terrell.

 

 

 

Marvin Gaye, «What’s Going On Live»

Marvin Gaye. No hay que decir nada más. Hace unos meses se editó el concierto en directo que Gaye ofreció el 1 de mayo de 1972 en Washington D.C. en la gira de presentación de su icónico What’s Going On (1971), un disco con el que fue un paso más allá en su carrera. Gaye, una de las grandes voces del Soul, representante del sonido Tamla-Motown, era uno de los artistas más importantes de la época con su sobresaliente voz y estilo, esos falsetes y agudos, y se había consagrado también con sus maravillosos duetos con Tammi Terrell, cantante que falleció por enfermedad, quedando muy impactado Gaye por dicho suceso. Era el inicio de la década de los setenta, el mundo estaba en una transformación muy significativa y los ideales del «Paz y Amor» y los suelos de los sesenta se habían ido sepultando. La Guerra del Vietnam, la lucha por los Derechos Civiles, los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King, entre otros, no mostraban precisamente un panorama muy alentador. Ante este escenario, junto con los problemas personales de Gaye, además del fallecimiento de Terrell; el hundimiento de su matrimonio con Anna Gordy, la hermana de Berry Gordy, el gran jefe de Motown; y otros problemas con el propio sello discográfico así como alguna adicción no resuelta, no situaban a Gaye en un momento muy optimista. De esta forma, Gaye propuso una obra que no gustó nada a Gordy porque estaba caracterizada por un marcado tono social y político. Con el explícito título de What’s Going On, Gaye capturaba tanto su situación personal como el espíritu de una época. El resto, es Historia, el disco se convirtió en un éxito y una inspiración de la que han bebido artistas y bandas hasta nuestros días, que le pregunten a nuestro admirado Michael Kiwanuka.

El disco en directo que nos ocupa es un documento fantástico, un concierto en el que Gaye y su banda emocionan con una intensidad a flor de piel. No hay espacio apenas para la exuberancia, todo fluye en un ambiente muy espiritual en el que los vientos y los coros ocupan un segundo plano, el principal es para la voz de Gaye y su piano. En el disco, interpreta todo el disco exceptuando la infalible «Mercy Mercy Me (The Ecology)», desconocemos las causas de esta ausencia, una pena. Comienza con un medley de nueve canciones de los sesenta que enlaza en apenas catorce minutos, y entre las que están «That’s the Way Love Is», «You», «I Heard It Through the Grapevine», «Ain’t Nothing Like the Real Thing», entre otras. Interpretadas con el tono del concierto, con gran sensibilidad y variando el tempo de las mismas, enlaza con «Right On» y ahí ya no para seguir con la espiritual «Wholy Holy», uno de los momentos más espirituales del concierto. Nada podemos decir de «Inner City Blues (Make Me Wanna Holder)», reivindicativa en su carácter político, llamando la atención sobre el papel del Gobierno con los barrios más desfavorecidos, y la lleva a más de nueve minutos, enlazando en el tramo final con una acompasada «What’s Going On» con el público entregadísimo en ambos casos. En la misma línea, y alejado de su Soul de los sesenta, «What’s Happening Brother», con Gaye adoptando una voz más grave, y «Flyin’ High (In the Friendly Sky)» vuelve a la sutileza. «Save the Children» y «God Is Love» se van enlazando, en esta última con más potencia instrumental y con Gaye soberbio. Tras un breve diálogo, el concierto termina con las repeticiones de «Inner City Blues», más acelerada y con fuerte presencia de los vientos, adoptando el tono Funk de la época, y con una «What’s Going On» más canónica e igual de inmensa.

Uno no sabría con quién quedarse, si con Otis Redding, con Sam Cooke o con Marvin Gaye. Por la forma en la que llegamos a cada uno de ellos, tendría que poner una X entre Redding y Gaye, tan distintos y tan complementarios, pero este disco en directo de Gaye me tiene tan entregado que, en la actualidad, se decanta la balanza a su lado, no quiere decir que no vuelva a caer hacia Redding. En la década de los setenta, Gaye seguiría siendo un artista relevante pero, a pesar de haber grabado discos y canciones que todavía son clásicos, continuaría arrastrando sus fantasmas personales, adicciones, problemas con la Hacienda norteamericana, etc. De esta forma, Gaye dejaría Motown y se trasladaría a vivir a Europa. El resto, también es sabido, Gaye falleció asesinado por su propio padre el 1 de abril de 1984 tras una fuerte pelea. Un día después, el 2 de abril, Marvin Gaye habría cumplido 45 años. Tremendo. Uno de los grandes artistas ya no del Soul sino de la música popular, siempre necesario y reivindicable, como en este gran concierto que se ha recuperado a finales del año pasado. (El siguiente vídeo no corresponde al concierto de Washington sino a otro celebrado en Chicago en ese mismo año).