Dua Lipa, «Future Nostalgia»

Future Nostalgia de Dua Lipa es uno de los discos que más estoy escuchando en lo que llevamos de año. La británica ha sacado un disco tremendo, su segundo, un tratado de Pop discotequero que bebe de todas las fuentes que os podáis imaginar. Hay música disco, Pop, Funk, R&B de los noventa, Electrodance…de todo. Y Dua Lipa lo ha hecho de manera increíble en su segundo disco, un trabajo que entra desde la primera escucha, canciones que no puedes dejar de escuchar y bailar. Algunas de ellas alcanzan un elevado valor, como «Levitating» o «Don’t Start Now», entre otras. Es también un disco en el que participan numerosos productores y escritores, la lista es inmensa, destacando los nombres de Stuart Price (Madonna, The Killers, New Order, Kylie Minogue, etc.), Koz (Madonna, Kendrick Lamar), entre otros muchos. Por ahí se cuela también Chad Smith, el batería de Red Hot Chili Peppers, que colabora en una canción. Y, uno de los puntos fuertes del disco es la calidad de las voces. Dua Lipa refuerza su ya destacada voz con la incorporación de voces que le dan todavía más fuerza. Pónganse a bailar porque este disco es una joya, estribillos pegadizos imbatibles.

«Future Nostalgia» es una apuesta segura, R&B muy urbano que deriva hacia el Pop. «Don’t Start Now» es brutal, una canción Pop poderosa con sonidos de cuerdas incorporados. En «Cool» regresa al R&B y se lleva la canción de calle con su voz. «Physical» es muy ochentera, los sintetizadores y teclados están todavía más explícitos si cabe. Y «Leviating» es la mejor canción del disco, un tema Pop con un estribillo fantástico. En «Pretty Please» las bases son más potentes, regresando al R&B.

La segunda parte comienza con «Hallucinate», una canción más discotequera, con un punto House que también ahonda en el Electrodance. En «Love Again» samplea un tema de Bing Crosby y comienza con unas cuerdas que dan paso a una canción de música disco excelente. «Break My Heart» es otra de las grandes cimas del disco, en este caso incorpora la melodía del «Need You Tonight» de INXS, y vuelve a crear una canción de discoteca, siendo en la que colabora Chad Smith a la batería. En «Good in Bed» parece inspirarse en Lily Allen, siendo la canción más diferente del disco aunque Dua Lipa se lo lleva a su terreno. Y el cierre es para «Boys Will Be Boys», con una producción más grandilocuente si cabe, cuerdas incluidas, y un tono más Pop que electrónica y dance.

Disco importante el Future Nostalgia de Dua Lipa, se nos acaban los adjetivos, una voz poderosísima y unas canciones imbatibles.

 

«Musicology» o Prince volviendo a las listas

El año pasado se me quedó en el tintero el disco de Prince de 2004 Musicology. Se cumplían entonces quince años del último disco con el que Prince volvió a ventas millonarias, tras elegir un camino más enrevesado cuando, poco más de una década antes, Prince decidió enfrentarse al mundo de la industria musical. Recordemos que, en 1991, Prince había publicado un disco que a mí me gusta mucho, y que en parte se emparenta con Musicology, como es Diamonds and Pearls. Pero, en 1992, Prince se hacía llamar «Love Symbol» y publicó bajo el mismo título su décimocuarto disco. A partir de ese momento, no paró frente a Warner y todos recordamos la denominación «el artista antes conocido como Prince» y lo de la palabra esclavo en su cara al recoger un premio. Todo aquello dejó de lado su música, aunque seguía sin parar, como solía hacer. Entre 1994 y 1995 publicó Come, The Black Album The Gold Expierence. En 1994 había sacado «The Most Beautiful Girl in the World», una edulcorada y maravillosa balada que le situó en lo más alto de las listas, una vez más. Pero, para la mayoría, Prince era una figura extravagante que se cambiaba el nombre y que había perdido el rumbo. En 1996 publicaría su último disco con Warner, Chaos and Disorder, y el explícito Emancipation con una portada en la que se ven dos manos soltándose de sus cadenas. No eran buenos momentos en lo personal para Prince cuyo hijo con Mayte García falleció a los pocos días de nacer por una enfermedad una semana después de nacer.

Prince desapareció de las grandes redes de distribución de discos. No recuerdo apenas discos nuevos de Prince en las tiendas, y eso que él no paraba de publicar. La caja Crystal Ball (1998), dos en 1999, The Rainbow Children (2001), en 2003 sacó dos, y en 2004, junto a Musicology, otros dos. Todos ellos los sacaba con su sello NPG (New Power Generation) y, la diferencia de Musicology es que Prince firmó con Columbia el acuerdo de distribución con lo que llegaría a un público mayor. También es un disco más convencional, dejado de la experimentación y la deriva hacia otros estilos que Prince cultivó, y seguiría haciendo. En ese disco participaron los saxofonistas Maceo Parker y Candy Dulfer, el teclista Clare Fisher, Sheila E., etc. Prince quería dar una sensación de banda también, en un disco al que le tengo un buen recuerdo.

El disco se inicia con la canción homónima, un sonido más Funk pero con el tono experimental tan de Prince, incluso con un punto Jazz. «Illusion, Coma, Pimp & Circumstance» sigue en esa misma línea, va ascendiendo y recuerda al Prince ochentero. Una de mis canciones favoritas es el medio tiempo «A Million Days» con Prince destacando en su forma de cantar. En «Life ‘o’ the Party» regresa al Funk, en la línea del comienzo del disco con una percusión muy bien interpretada. Por su parte, «Call My Name» es una balada Soul maravillosa con Prince cambiando el tono a la hora de cantar con falsete incluido. «Cinnamon Girl» es una de las cimas del disco, se escora hacia el Rock pero luego vuelve al sonido del Prince más explosivo y con la combinación de las voces como elemento diferencial en la canción.

La segunda parte se inicia con «What Do U Want Me 2 Do?», muy elegante y sutil. En «The Marrying Kind» vuelve al sonido más clásico de Prince con el toque Soul y una instrumentación poderosísima. «If Eye Was the Man in Ur Life» tiene un punto más de Rap y Prince retorna al falsete. Lo mismo hace en la intensa balada Soul «On the Cough» y sube al Funk adictivo, aunque más pausado, «Dear Mr. Man», cambiando Prince de registro al cantar. El final es para «Reflection», otra balada intensa Soul.

Musicology volvió a colocar Prince en lo más alto de las listas, vendió más de dos millones de copias, un hito para esos años y la trayectoria del de Minneapolis. Prince volvería en 2006 a firmar la distribución con una major, esta vez Universal, 3121, que le llevaría al 1 del Billboard norteamericano. En 2007 regresaría con Columbia con Planet Earth, el disco que regalaría en primicia con el dominical británico The Mail on Sunday. Ese disco, por cierto, lo acabaría comprando yo un año después en un hipermercado por 2,95 € en la cubeta de saldos…Tras este disco, Prince volvió a publicar discos que eran imposibles de seguir y lo hacía con NPG. No sería hasta 2014 cuando, en toda una paradoja, regresaría con Warner con dos lanzamientos como Plectrumelectrum Art Official Age, que se presentó como un retorno pero que no lo fue ni mucho menos. El ciclo se cierra en 2015 con otros dos lanzamientos prácticamente simultáneos, separados por unos meses, esta vez con Universal, Hit n Run Phase One Hit n Run Phase Two, que pasaron más desapercibidos. Luego llegaría su fallecimiento el 21 de abril de 2016, seguro que en estos cuatro años Prince no hubiese dejado de sacar discos y más discos. Era un genio.

Van Morrison, «Three Chords & the Truth»

Las dos últimas décadas de Van Morrison se pueden catalogar, en parte, como de «piloto automático». Me diréis que «qué más quieres», y es cierto. Pero, tras aquella trilogía fantástica de Days Like This (1995), tocará escribir sobre el mismo, The Healing Game (1997) y Back on Top (1999), intercalando discos colaborativos entremedio, de 2000 a 2015 la cosa fue decayendo, aunque siempre mantenía ese pulso pero…Tuvo que llegar 2016 con Keep Me Singing para recuperar parte de la fe perdida en Van Morrison, un trabajo notable del que ya hablamos en su momento. Luego, 2017 y 2018 han visto hasta cuatro nuevos discos en los que ha intercalado versiones de los diferentes estilos que toca con canciones propias, que tampoco levantaron mucho entusiasmo la verdad. En 2019, Van Morrison lanzaba su disco número cuarenta y uno, Three Chords & the Truth, y nos llevamos la alegría de otro disco notable, de lo mejor de Van Morrison en las dos últimas décadas que nos ocupan, un disco que nos lleva al señalado Keep Me Singing, con esas melodías «marca de la casa» y un Van Morrison que muestra los destellos de su brillo. Claro, no es Moondance, Astral Weeks o The Healing Game, pero se disfruta y nos muestra que mantiene su talento, aunque también esté un peldaño por debajo del ya citado Keep Me Singing. Y es que Three Chords & the Truth es posible que sea más monocorde, con esa mezcla de Soul y R&B con ribetes de Jazz, Country, etc.

«March Winds in February» es un gran comienzo, la voz de Van Morrison se impone en esa mezcla de R&B y Soul que indicábamos y con una fuerte presencia del Hammond. En «Fame Will Eat the Soul» se muestra en el comienzo más sutil para ir creciendo en una canción que se desarrolla a dos voces con la presencia de Bill Medley de The Righteous Brothers. Uno de los momentos más conseguidos del disco es «Dark Night of the Soul», un medio tiempo «marca de la casa», con su punto justo de melancolía, y es que nadie es capaz de hacer unas canciones de esa forma como Van Morrison. En «In Search of Grace» comienza de nuevo en modo medio tiempo y parece querer subir el tempo pero se queda en un tono un tanto ambiental. Con «Nobody in Chaege» entra en sonidos más juguetones, Van Morrison casi frasea y pone como contrapunto su interpretación con el saxofón en el tramo final. En «You Don’t Understand» aparece un tono de Blues, Van Morrison vuelve casi a frasear y adopta de nuevo el tono melancólico. «Read Between the Lines» abandona la trascendencia anterior y se fía a la potencia de su voz y a Hammond de nuevo protagonista.

En la segunda parte del disco es donde se acomoda un poco más, aunque sale airoso del reto con canciones como «Does Love Conquer All?», muy atractiva y elegante, otra de las cimas del disco. En «Early Days» se lanza con un Rock & Roll más clásico, casi de los cincuenta, y vuelve a tirar del saxofón. «If We Wait for Mountains» es más convencional, destaca por la forma de cantar y por su intensidad, aunque con «Up on Broadway» recupera el tono con un medio tiempo más emocionante en la que instrumentación es más sutil y en la que la melancolía es la protagonista. En «Three Chords and the Truth» y «Bags Under my Eyes» vuelve a jugar sus cartas clásicas, la primera es más animada y la segunda es un medio tiempo en el que se mecen sonidos más atmosféricos. Pero Van Morrison se guardaba una carta para el final como es «Days Gone By», sonido factoría Van Morrison que te atrapa y, otra vez, la nostalgia y la melancolía se imponen.

Como Bob Dylan, como Neil Young, Van Morrison hace lo que le da la gana, toma decisiones que nos pueden dejar indiferentes, pero siempre se sacan un as de debajo de la manga para demostrarte que no, que no había que perder la fe en ellos. Este disco es notable y nos muestra cómo, si quiere, Van Morrison todavía puede emocionarnos.