«Sign o’the Times», otra reedición de lujo de un clásico de Prince

Andan empeñados los herederos de Prince en sacarnos la pasta con la reedición de sus discos. Estos años están siendo intensos en ese sentido porque, además, es que Prince era un destajista y no sabemos todo lo que pudo hacer. Aquí hemos tenido a las reediciones de Purple Rain (2017) y de 1999 (2019). El año pasado también llegó el grandísimo Originalsese disco con canciones de Prince que habían grabado otros artistas, fueron éxitos, y aquí regresaron de la mano del genio de Minneapolis. Y en el 2020 de la COVID-19, nos sorprendieron con una caja deliciosa de su época menos conocida, el Up All Nite with Prince: The One Nite Alone Collection. Pero, el plato fuerte para 2020 lo constituía la reedición de una de las obras clásicas de Prince: Sign o’the Times (1987). Ese Prince que en los ochenta iba avanzando sin pausa lanzó su última gran obra maestra con este disco doble, lo cual no quiere decir que en los años siguientes no fuese capaz de hacer grandes discos. La reedición de 2020 ha traído una versión sencilla remasterizada con un tercer disco de extras, que es el que abordaremos aquí, y la de lujo con 8 CDs, DVD, y que alcanza los 150 euros. Tremendo. Lo cierto es que es esa edición la que ha sido valorada con todas las calificaciones posibles por la crítica, y no me extraña porque tiene pinta de contar con no pocas canciones desconocidas y que están a la altura de las mejores obras de Prince. Otro punto de debate es qué aportan varios directos, remezclas y demos, pero eso ya lo dejamos para el completismo de cada uno. El caso es que Prince venía de finiquitar a the Revolution tras el Parade (1986), del que hablaremos en 2021. Recordemos que el ritmo de Prince era altísimo, desde 1978 sólo había faltado a la cita de disco anual en 1983, antes del Purple Rain (1984), y desde entonces sería muy infrecuente que no hubiese un disco de Prince al año, o más. De hecho, desde 1987 no publicó discos en 1993, 1997, 2000, 2005, 2008 y dejó un espacio más amplio en el periodo 2011-2013.

El caso es que Prince se salió de nuevo con un disco doble como Sign o’the Times. Allí, Prince demostraba todo lo que había avanzado a lo largo de la década de los ochenta. Es impresionante como Prince sigue sonando tan atemporal con un sonido tan marcado por un periodo. Prince era un adelantado y un visionario que iba más allá con su Funk, Rock, Pop, Soul, R&B que fue capaz de mostrar el camino a mucho de lo que vino después. Para el disco de 1987, contó con Wendy & Lisa, con Sheila E. y otras cantantes como Susannah Melvoin, Jill Jones y Sheena Easton. Había más músicos de the Revolution como Dr. Fink, Brown Mark, Bobby Z, Eric Leeds, junto a Atlanta Bliss. El sonido de la banda es poderoso, como siempre con Prince. Reencontrarnos con Sign o’the Times ha sido un lujo y esta reedición es fantástica, con un montón de canciones clásicas y con más de dos horas sin parar.

Comienza con «Sign o’the Times», un Funk fantástico y clásico que va subiendo a la medida que van entrando otros instrumentos de forma sincopada. «Play in the Sunshine» es una canción más Rock pero con un tono más Pop, con esos coros y con las guitarras eléctricas en primer plano. «Housequake» es más experimental con un sonido más explosivo y un tono Funk con los vientos como protagonistas. «The Ballad of Dorothy Parker» es un medio tiempo intenso que tira hacia el Pop pero con el Soul de fondo. Prince se sale como cantante con la excelsa canción Funk que es «It», mientras que «Starfish and Coffe» es una de mis debilidades de siempre, una canción de Pop psicodélico con una melodía maravillosa. «Slow Love» incide en un tono más clásico, una balada intensa con el sonido de las Big Band y con esos vientos tan potentes. En «Hot Thing» llega el Prince sensual y sexual, ritmo Funk brutal y un uso de sintetizadores a los que se contrapone el saxofón. El primer CD se cierra con una canción más Pop como es «Forever in My Life», cambia Prince su forma de cantar y utiliza aquí un tono más afectado.

El segundo CD sigue en la línea de la excelencia. En «U Got the Look», canción irresistible y que se te pega, el contrapunto en la voz lo pone Easton, destacando también la guitarra eléctrica. «If I Was Your Girlfriend» es otra barbaridad, todo el disco, pero aquí se adelanta al R&B de los noventa y Prince utiliza el falsete. «Strange Relationship» es una canción Funk, un sonido más endurecido en las bases pero también sobresalen las voces. En «I Could Never Take the Place of Your Man» se va más allá de los seis minutos para una canción de Pop fantástica, un sonido muy de los ochenta con esos arreglos pero también con una guitarra muy rockera. El Rock se hace más predominante en «The Cross», más potente si cabe y con mayor protagonismo de las guitarras, una muestra de que Prince se salía en todos los palos. Luego llegan los más de nueve minutos de «It’s Gonna Be a Beautiful Night», el Prince más épico y expansivo con los vientos en primer plano. Y se cierra el segundo CD y el disco original con el baladón intenso que es «Adore», un Prince que tira de falsete y con más de seis minutos de canción.

Tras este sofocón de canciones increíbles, para mí todas son un diez, el tercer CD de extras de la edición sencilla queda un poco en un segundo plano, y más si lo comparamos con todo lo que trae la edición que no nos podemos permitir. Están las canciones editadas como sencillos, en versiones más accesibles como son «Sign o’the Times», «If I Was Your Girlfriend», «Housequake» y «Hot Thing». De las novedades, «La, La, La, He, He, Hee» que compuso con Easton y que aparece en versión sencilla y extendida por encima de los diez minutos, siendo un tema característico de Prince con guitarras Funk. También llega «Shockadelica», un Funk más futurista y experimental que también cuenta con dos versiones, la larga se va por encima de los seis minutos. «U Got the Look (Long Look)» incide en un tono más futurista también con mayor peso de los sintetizadores. «I Could Never Take the Place of Your Man (Fade)» sigue con su Pop fantástico y «Hot Thing» cierra con dos versiones, una Dub, mientras que el remix se va por encima de los ocho minutos.

Como decíamos, la macroversión de la reedición debe contar con más canciones inéditas. Una pena. El caso es que discos como Sign o’ the Times demuestra el genio creativo de Prince, una bestia de la naturaleza. Luego, llegarían muchos más discos, algunos sobresalientes, pero nunca llegaría a alcanzar este nivel.

The Waterboys o la constancia

Tenía ganas de escribir acerca de The Waterboys, una banda que tiene varias de las categorías en las que podemos agrupar a los artistas y grupos. Siempre liderados por Mike Scott, The Waterboys fueron muy grandes en los ochenta; se pasaron al Folk en el cambio de década; pasaron desapercibidos en los noventa con Mike Scott en solitario; y regresaron con el siglo XXI no habiendo parado de sacar discos, ocho de sus dieciséis, el último recién salido como es Good Luck, Seeker. Por el camino, una larga lista de integrantes del grupo escocés e irlandés que mantiene en su formación al violinista Steve Wickham. El resto, no llegan a cumplir una década en la banda, por la que han pasado innumerables músicos. Scott ha creado un cancionero potente y algunos clásicos que son imperecederos, carne de radios nostálgicas, aunque sus últimos discos han logrado también el reconocimiento de la crítica. Para nuestra generación, seguramente el primer recuerdo de The Waterboys, al menos el mío, es el violín de inicio de la increíble «Fisherman’s Blues» del disco homónimo de 1988 y uno de sus grandes clásicos. Ya desde la portada, aquel disco tenía un aroma tradicional pero The Waterboys iban más allá. Imbuidos por el espíritu de la época, The Waterboys comenzaron siendo una banda de Rock que podría caer en esos primeros ochenta en el saco en el que entraban U2, por ejemplo, menos afectados pero también con una gran épica. Seguramente el tono Folk les llevaría a encontrar su lugar y a separarlos de otras vías y que tendría su punto de inflexión en un clásico como This Is the Sea (1985), donde estaba «The Whole of the Moon». Luego llegaría la vía más Folk ya comentada, con Fisherman’s Blues Room to Roam (1990). El cierre de la primera etapa de The Waterboys vendría de la mano de Dream Harder (1993), un disco que se puede considerar de Mike Scott, no estaban los integrantes anteriores, y ya, como tantos artistas, fuera de las modas del momento. Scott se lanzaría en solitario con Bring ‘Em All In (1995) y Still Burning (1997). Y es en este punto en el que nos detenemos para analizar este recopilatorio, The Whole of the Moon: The Music of Mike Scott and the Waterboys. Dieciséis canciones de ese periodo que se van intercalando y que muestran la fuerza de la banda y algunos aciertos de Scott en solitario. Atentos y atentas a la portada, una llamada a las portadas clásicas de la banda de sus tres primeros discos.

«The Whole of the Moon» es el comienzo, clásico y hit de los ochenta, una canción épica y maravillosa que nunca te puedes cansar de escuchar. A continuación, una canción muy buena como es «Glastonbury Song» que es de 1993 pero que tiene toda la fuerza de la banda aunque, como hemos señalado, ya es grabada por Scott y músicos de sesión. «Medicine Bow» es un Rock urgente y poderoso de 1985 con unas guitarras muy conseguidas. Y llega el otro gran clásico, «Fisherman’s Blues», sonido Folk que transmite nostalgia y melancolía, ideal para escuchar en mañanas de niebla y en la que brilla el violín de Steve Wickham, coautor del tema, así como una mandolina a cargo de otro mítico integrante de la banda, Anthony Thistlethwaite. «A Girl Called Johnny» aparece en un directo potente en la que el saxofón y el piano están impactantes. Y «The Pan Within» es una de las grandes canciones de la banda, un sonido muy épico con el violín de Wickham de nuevo marcando, otro clásico.

«She Is So Beautiful» ya pertenece a la carrera en solitario de Scott, año 1995 concretamente, una canción que comienza de forma intimista y va creciendo, una canción muy buena también. También de Scott en solitario es la más rockera «Rare, Precious and Gone», en directo en una sesión de radio y que es otra maravilla. El Folk más sentimental y emocional regresa con el «Strange Boat» del Fisherman’s Blues, la cual da paso una épica «Red Army Blues», otra de las grandes canciones de The Waterboys. Más de ocho minutos para un tema de su segundo disco que vuelve a contar con el saxofón de Thistlethwaite como una de sus señas de identidad. «This Is the Sea» mantiene el elevado nivel de la selección, gran canción en la que la épica vuelve a ser predominante y otra de las clásicas de la banda.

El último tercio de la recopilación se abre con «Higher In The Time», novedad en el disco y que Scott compuso con Thistlethwaite, de nuevo un tono épico que se va hacia el Pop. A mí me gusta mucho, desde 1993 que es el año en que salió, «The Return of Pan», creo que es una canción que tiene algo en la que Scott mezcla Folk, Rock y épica. «What Do You Want Me To Do?» es otra muestra de la carrera de Scott en solitario aunque aquí está menos conseguida, es un ejercicio de Rock épico acústico. Por su parte, «When Ye Go Away» es una canción intimista de sus trabajos más Folk y el cierre es para una emocionante «Love Anyway», Scott incorporando unas cuerdas que quedan de maravilla.

Como hemos señalado, Scott regresó con a The Waterboys en 2000 y, desde entonces, no han parado. En 2008, tuvimos la oportunidad de verlos en Actual, en una noche de domingo de enero en el Palacio de los Deportes de La Rioja, no estaríamos ni mil personas. Pero recuerdo la fuerza de la banda, el carisma de Scott y el sonido de «The Whole of the Moon» y de «Fisherman’s Blues». Una banda imprescindible.

 

El intenso debut de Garbage

Estas semanas se está hablando del veinticinco aniversario, madre mía, del disco debut de Garbage, que contó con un título homónimo. Aquí ya hablamos hace un tiempo de Garbage, una banda que siempre nos ha gustado mucho, así como de su segundo disco, el Version 2.0 de 1998. En algunos de los artículos y comentarios que hemos leído estos días por Internet, todos ellos poniendo en valor a esta banda, se hacía referencia a que se les criticaba en su momento, se les señalaba como grupo «prefabricado», etc. La verdad es que no lo recordaba, pero sí que creemos, como mantuvimos en el artículo de hace unos años, que Garbage se adelantaron un poco a su tiempo o que pusieron algunas bases de ese sonido que mezclaba guitarras y sonidos electrónicos. Lo que sí que recuerdo es que Garbage no comenzaron a despuntar hasta 1996 y que se les señalaba como el grupo del productor de Nirvana, Butch Vig. Sorprendía, por tanto, un sonido más electrónico de la mano de una banda en la que estaba Vig, que contaba con una cantante escocesa de gran carisma y presencia como Shirley Manson, con Duke Erikson a las guitarras y al bajo y Steve Marker a las guitarras. Los tres integrantes masculinos habían coincidido en proyectos como Fire Town y Spooner, y ya veteranos, mientras que Manson venía de un efímero grupo llamado Angelfish, que publicó un disco en 1994. De la unión de los cuatro nació Garbage, en un momento en el que el Grunge iba dejando paso al BritPop y al Neo Punk, por lo que las guitarras eran la nota predominante, pronto llegarían Prodigy y The Chemical Brothers. Pero Garbage tenían grandes canciones y un sonido propio, una cantante de primer nivel, y unos estribillos que se colaban. Recordamos el debut de Garbage, un disco que no ha envejecido para nada y que sigue sonando estimulante. Rock, sonidos electrónicos e industriales, Grunge, todo junto en una coctelera para uno de los grandes discos de debut de la década.

Ya el inicio es una declaración de intenciones, «Supervixen» comienza con un riff de guitarra poderoso, con Manson demostrando su poderío y con un tono oscuro casi industrial y Post Punk. Para continuar, «Queer», meten un poco el freno, más pausado pero igual de efectivo, un sonido más electrónico y con Manson destacando. Y llega un hit como es «Only Happy When It Rain», más melódica y rockera, con un punto más Pop, que te conquista. «As Heaven Is Wide» es una clara apuesta por la electrónica más endurecida, adelantándose al Rock electrónico.

Manson se pone provocadora en la poderosa «Not My Idea», una canción de guitarras contundentes y muy pegadiza. En «A Stroke of Vow» paran el tempo, van hacia un sonido más experimental y pausado que luego crece en intensidad, una canción más Pop que da paso a otro de los hits, «Vow». Aquí aceleran de nuevo, Manson frasea en algún momento puntual y las guitarras rasgan. Y qué podemos decir de «Stupid Girl», un sonido sincopado con las guitarras de nuevo al servicio de la voz de Manson y un ascenso imparable.

El tercio final del disco desciende un poco el nivel del disco con respecto a las dos partes anteriores, aunque raya a gran altura. Primero con «Dog New Tricks», más guitarrera y contundente si cabe. Luego el Pop electrónico de «My Lover’s Box», una canción que tiene un punto más angustioso y que deriva en la épica guitarrera de la época. «Fix Me Now» es rockera con la base electrónica aunque al final deriva hacia un tono más Pop que queda menos logrado. Aunque se dejan para el final una canción diferente, la melancólica y melódica «Milk», un medio tiempo que convence.

Garbage debutaron vendiendo millones de discos y se convirtieron en una banda referente de la segunda mitad de los noventa y del cambio de siglo. El ya mencionado Version 2.0 fue más exitoso y en Beautiful Garbage (2001), en la lista del año que viene, incidieron en la electrónica. Su disco de 2005, Bleed Like Me, mostraba el desgaste de una banda que se separó y que no volvió a publicar discos hasta 2012, aunque giraron. Para 2021 han anunciado nuevo trabajo, tras otro en 2016. Estaremos atentos. De momento, nos quedamos con su incontestable debut.